Cuba demora un duro ajuste y echa a su ministro de Economía
Alejandro Gil deja el puesto tras cinco años. Estaba a cargo de un plan para subir el precio de la nafta, la luz y el agua. La Habana suspendió los recortes.
En una decisión repentina, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel destituyó a su ministro de Economía, Alejandro Gil, en medio de una fuerte discusión interna en el gobernante Partido Comunista tras el anuncio de un brutal ajuste a fines del año pasado que el gobierno se vio obligado a demorar.
Según medios estatales, la reestructuración involucra a tres ministerios y a la cúpula del Banco Central. Gil, otrora poderoso ministro de Economía con rango de viceprimer ministro, será reemplazado por Joaquín Alonso Vázquez, quien estuvo al frente del Banco Central de Cuba. Tambien se fueron los ministros de Ciencia, Elba Perez Montoya, y de Industria Alimentaria, Manuel Sobrino Martínez, reemplazados respectivamente por Eduardo Martínez Díaz y Alberto López Díaz.
Gil era el alto funcionario que pilotaba la economía de Cuba desde 2018 y su gestión estuvo marcada por el fracaso. Todos los planes de recuperación que anunció se estrellaron, entre ellos la llamada “Tarea ordenamiento” de 2021, que prometió una mejora a través del fin del doble sistema monetario (pesos cubanos/dólares) y una revisión de los precios. El resultado fue el aumento de la inflación y la profundización de una crisis que dio pie al mayor éxodo migratorio en la historia de la isla.
Aunque la prensa estatal no dio detalles de los motivos de la destitución de Gil, los analistas coinciden en que el ex ministro fue considerado el principal responsable de que no se implementara a tiempo un paquete de medidas de austeridad, incluido un aumento significativo y brusco de los precios del combustible, necesario según el gobierno para abordar la grave crisis económica cubana que en 2023 generó una recesión del 2%.
Los recortes debían empezar con el alza de los precios de la gasolina el 1° de febrero, pero fueron suspendidos con el argumento de que un ciberataque proveniente del extranjero había impedido su implementación.
El brutal ajuste propuesto el gobierno de Díaz-Canel significaba un golpe directo al bolsillo de la población, con el aumento de más del 500% del precio de la gasolina, el incremento de la tarifa de electricidad, del cilindro de gas licuado y el agua, medidas que La Habana debió retrasar. Pero aunque el echado es el ministro, todos coinciden en que el gran problema en Cuba no radica ni está en las manos de una sola persona. En un país con una alta centralización de los poderes, resulta imposible identificar un culpable de la situación económica sin reparar en que las principales decisiones las aprueban los niveles superiores, empezando por el presidente Díaz-Canel.
El gobierno cubano dijo a fines de 2023 que el alza del combustible y de la electricidad era forzoso pues, de lo contrario, se vería obligado a reducir la cantidad de alimentos y otros productos básicos incluidos en las llamadas “libretas de abastecimiento”. En ese momento, Díaz-Canel indicó que era necesario aplicar medidas difíciles debido a que el país atravesaba tiempos difíciles. Gil dijo entonces que la economía se había contraído entre 1% y 2% en 2023, mientras que la inflación se ubicaba en 30%.
Del 2018 a la fecha, Cuba ha visto el efecto de la política de mano dura del gobierno de Donald Trump, los rezagos de la pandemia de coronavirus y la consiguiente caída del turismo, un sector fundamental en la economía y del cual no ha vuelto a recuperarse, además de una disminución de la ayuda de petróleo proveniente de Venezuela y México, y una situación internacional adversa marcada por guerras que ha afectado las economías globales ■