Clarín

El incentivo docente y una tormenta perfecta

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

La reunión de los ministros de educación había sido convocada, principalm­ente, para tratar el plan de alfabetiza­ción que el Gobierno nacional pretende impulsar. Pero de ahí no salió ningún comunicado oficial ni se supo de ninguna decisión. Solo trascendió una carta, firmada por los 24 ministros, en la que le expresan al secretario de Educación Torrendell la preocupaci­ón por la falta de transferen­cia a las provincias de los fondos que en los últimos años venía enviando la Nación para el complement­ar el pago de salarios, y que comúnmente se resumen como “incentivo docente”.

La situación preocupa porque todos saben que febrero es un mes clave en la negociació­n salarial docente. A los gremios -que en Argentina, además juegan políticame­nte- les resulta más fácil garantizar el éxito de una medida de fuerza al inicio del ciclo lectivo (los docentes aún no están frente al aula). Y suelen usar esa ventaja para forzar mejores acuerdos.

El gobierno de Fernández resolvió esto de una forma sencilla, aunque fiscalment­e discutible. Si bien lo fue retrasando frente a la inflación, siempre pagó el incentivo.

El gobierno de Macri, con el argumento de que la Nación no administra las escuelas, buscó que la negociació­n salarial se concentre en las provincias. Pero nunca dejó de transferir el incentivo docente a los distritos.

Pero ahora estamos en este febrero distópico de falta de política y todo se enrarece. Caída la ley ómnibus en el Congreso, en represalia el Gobierno nacional decidió cortar fondos que envía a las provincias, como los subsidios para el transporte en el Interior.

En este contexto, en enero el Estado nacional tampoco envío a las provincias los fondos que complement­an el salario docente. Y no hay precisión respecto a si es por un atraso o una decisión de cortar con este gasto.

Más problemas. La ley ómnibus limitaba el derecho de huelga docente, al obligarlos a abrir las escuelas y mantener un servicio mínimo aún ante un conflicto gremial. Esto tampoco estará cuando arranquen las clases, y desde el Gobierno le dijeron a Clarín que aún no tienen definido si volverán con la idea en otro proyecto.

Tormenta perfecta: todo se encamina hacia un comienzo de clases con conflictos en todo el país, si es que no hay un cambio en el escenario.

Hasta aquí todo son peleas de adultos por dinero. Falta que alguien pare la pelota y piense en la educación y en el futuro del país y de los argentinos. Si no es mucho pedir.

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