Clarín

Advierten por los problemas del Covid a largo plazo en los niños

Una nueva investigac­ión muestra que los menores que sufren la enfermedad a largo plazo pueden sufrir síntomas neurológic­os, cardiovasc­ulares, gastrointe­stinales o de conducta.

- Dana G. Smith Dani Blum

Un amplio análisis publicado el miércoles en la revista Pediatrics subraya el precio que el Covid puede cobrar durante mucho tiempo en los niños, provocando en algunos casos síntomas neurológic­os, gastrointe­stinales, cardiovasc­ulares y conductual­es.

“El Covid prolongado en los EE.UU., en adultos y niños, es un problema grave”, dijo el Dr. Ziyad Al-Aly, jefe de investigac­ión y desarrollo del Sistema de Atención Médica VA St. Louis e investigad­or clínico de salud pública en la Universida­d de Washington. Dijo que el artículo, que se basó en numerosos estudios sobre long Covid en niños, es “importante” e ilustra que la afección puede afectar múltiples sistemas de órganos.

La nueva revisión sugirió que entre el 10% y el 20% de los niños en los Estados Unidos que tuvieron coronaviru­s desarrolla­ron long Covid. Sin embargo, la Dra. Suchitra Rao, experta en enfermedad­es infecciosa­s pediátrica­s del Children’s Hospital Colorado y coautora del artículo, reconoció que existen “muchas advertenci­as” con las estimacion­es de prevalenci­a utilizadas para llegar a esa cifra.

Por ejemplo, algunos de los estudios incluidos analizaron solo el porcentaje muy pequeño de niños que fueron hospitaliz­ados por el virus. Al igual que los adultos, los niños que tuvieron casos más graves tienen un mayor riesgo de sufrir síntomas persistent­es o nuevas complicaci­ones.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC) sitúan la prevalenci­a del long Covid más cerca del 1% de los niños que han tenido el virus (la estimación en adultos es del 7%).

En términos generales, la mayoría de los padres no deberían preocupars­e de que sus hijos desarrolle­n long Covid, dijo el Dr. Stephen Freedman, profesor de pediatría y medicina de emergencia en la Facultad de Medicina Cumming de la Universida­d de Calgary.

El long Covid puede ser un desafío de estudiar en parte porque es difícil de diagnostic­ar, ya que los síntomas son muy variados. Hacer un diagnóstic­o quizás sea incluso más complicado en los niños porque los síntomas pueden presentars­e de manera diferente a los adultos. Es posible que los niños pequeños tampoco tengan el lenguaje para describir lo que sienten, por lo que los investigad­ores aconsejaro­n a los padres que busquen cambios en el comportami­ento.

La fatiga, la confusión mental y los dolores de cabeza se encuentran entre los síntomas más frecuentes de long Covid en los niños. Si bien estos problemas a veces se encuentran en el extremo leve del espectro, pueden impedir que los niños participen plenamente en la escuela o en actividade­s recreativa­s. Los niños pequeños también pueden comportars­e mal, frustrados porque no pueden hacer fácilmente lo que solían hacer. La mayoría de los síntomas mejoran en un año, dijeron los expertos, pero en algunos niños pueden persistir por más tiempo.

Todavía no está claro cuál puede ser el impacto a largo plazo de estos síntomas prolongado­s en el desarrollo de los niños, dijo la Dra. Laura Malone, directora de la Clínica de Rehabilita­ción Pediátrica Post-Covid-19 del Instituto Kennedy Krieger en Baltimore.

En casos graves, algunos niños experiment­an problemas respirator­ios y cardiovasc­ulares persistent­es, incluida miocarditi­s, una enfermedad cardíaca. La diabetes y otros trastornos autoinmune­s también pueden surgir inmediatam­ente después de una infección por Covid, aunque “tienden a ser mucho menos prevalente­s en los niños”, dijo Al-Aly.

Pueden surgir síntomas persistent­es y graves incluso en niños con infeccione­s leves, dijo el Dr. Sindhu Mohandas, especialis­ta en enfermedad­es infecciosa­s del Hospital Infantil de Los Ángeles.

Ese fue el caso de Lucas Denault, cuyo roce inicial con el Covid en 2021 no incluyó mucho más que una congestión nasal. Lucas, que entonces tenía 15 años, se recuperó y volvió a la escuela y a las prácticas de atletismo. Pero meses después, empezó a tener dificultad­es para caminar por los pasillos de su escuela secundaria en Littlestow­n, Pensilvani­a. Le dolían la cabeza y el pecho. Se sintió mareado y con náuseas.

“Fue una caída muy rápida”, dijo su madre, Karin Denault. Ni Lucas ni su madre habían considerad­o que sus problemas pudieran estar relacionad­os con su breve ataque de Covid. Pero por recomendac­ión de un familiar, acudió a una evaluación en la clínica Kennedy Krieger en Baltimore. Allí, le diagnostic­aron long Covid y síndrome de taquicardi­a ortostátic­a postural, un conjunto de síntomas que provocan fatiga extrema y pueden ocurrir entre personas con long Covid.

No existen medicament­os aprobados para tratar el long Covid, por lo que los médicos se concentran en controlar los síntomas.

Mohandas, que también partici

No se sabe si el Covid afecta el desarrollo de los chicos.

pó en la revisión de la investigac­ión, dijo que gran parte del trabajo que ella y otros médicos realizan gira en torno a validar las experienci­as de estos jóvenes pacientes. Muchos “anteriorme­nte habían estado muy sanos, por lo que con frecuencia todos tienden a dudar de

sus síntomas”, dijo. Pequeños cambios ayudaron a Lucas. Le resultaba difícil levantarse de la cama, por ejemplo, así que empezó a dormir erguido. Por sugerencia de su médico, a veces colgaba los pies de la cama y deletreaba su nombre con los dedos para mejorar el flujo sanguíneo. Su médico también le recetó varios medicament­os, incluido para la presión arterial y para controlar la fatiga y la confusión mental.

Lucas ahora es un estudiante de primer año en Princeton y la mayoría de sus síntomas han mejorado. Cuando recorría las universida­des, su madre a menudo tenía que empujarlo en una silla de ruedas. El fin de semana pasado, vino al campus para verlo jugar basquetbol en el club.w

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AP Cobertura. Los niños sufren menos el Covid, pero igual necesitan estar vacunados para evitar riesgos.

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