Clarín

El prodigio que iba por la gran hazaña

Kiptum ayudaba en la granja de su padre cuando detectaron su talento.

- lvinker@clarin.com Luis Vinker

Surgidos de la más extrema pobreza y en las más duras condicione­s, los talentos keniatas cubren y dominan desde hace décadas las grandes carreras internacio­nales. Kelvin Kiptum estaba dispuesto a consumar la mayor hazaña contemporá­nea del maratón (se había propuesto bajar las 2 horas dentro de dos meses en Rotterdam y luego buscar el oro olímpico en París), pero un accidente automovilí­stico terminó con su vida. Su muerte es una auténtica catástrofe.

Con 24 años, solamente había corrido tres maratones en su vida, una mejor que la otra. Y la última, en octubre, le permitió quitar de la tabla de récords nada menos que al más grande de la historia: su compatriot­a Eliud Kipchoge, con quien se iba a retar a duelo en París 2024. El récord establecid­o por Kiptum aprovechan­do el circuito, el clima y el calzado ultramoder­no lo convirtió en una celebridad en su país, con una multitud que lo recibió en Nairobi hasta trasladars­e a su casa en el sureste.

Kiptum era entrenado por Gervais Hakizimana, un ex corredor ruandés que recordaba: “Lo conocí cuando era chico y era un campesino que iba descalzo por el campo y ayudaba en la granja de su padre”. El joven disponía de medios siquiera para zapatillas de bajo costo ni tenía una pista cercana donde realizar sesiones de velocidad.

Hakizimana, quien también falleció, le pidió varias veces que “baje un cambio” y no acelere su progresión: “Entrena mucho y corre peligro de lesionarse. Le dije que fuera más pausado, pero no quiere. Si insiste en entrenar tanto, en cinco años estaría terminado para el atletismo. Y en este deporte, para durar hay que ser paciente y calmarse”. Mientras las sesiones semanales de un astro como Kipchoge oscilan entre los 180 y 220 kilómetros semanales, Kiptum llegó a tener sesiones de 250 antes de su récord en Chicago.

Como tantos keniatas, se prodigó en pruebas de cross y calle en su juventud. A los 20, Kiptum ya corría el medio maratón en menos de una hora: 59m53 en Belfort, Francia. Tras la pandemia, quedó sexto en el medio maratón de Valencia con 58m42. Tuvo un debut espectacul­ar como maratonist­a en diciembre de 2022 en Valencia, con 2h01m53. Por supuesto, el debut más rápido de cualquier corredor en la historia de esta prueba. En abril pasado ganó el maratón de Londres con 2h01m25. Y finalmente, Chicago. Tres de tres en su breve y fulminante recorrido maratonian­o.

En una entrevista con La Gazetta dello Sport había manifestad­o su ambición de bajar las 2 horas el 14 de abril, en Rotterdam. “Me encantaría ser parte de la rica historia de este maratón”, dijo Kiptum. Quedará como un luminoso, fugaz y por qué no penoso (por el final) pasaje de esa misma historia.

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