Clarín

La maestra del electrocut­ado que murió lo recordó con afecto

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muerte de Ezequiel Curaba (20), quien agonizó casi un día y medio luego de electrocut­arse al intentar robar cables de alta tensión en la zona sudoeste de Rosario, generó todo tipo de comentario­s en las redes sociales. Sin embargo hubo una férrea defensa por parte de su ex maestra, que en un sentido posteo en Facebook pidió “que no se lo recuerde así” y lo describió como un ser “dulce y bueno” que “cirujeaba” porque no tenía ni para comer.

“No quiero que lo recuerden así. Él era Eze, mi alumno, nuestro alumno, que andaba con su carro.

Tuvimos muchas mañanas de mates y risas. Se metía en todo, pero siempre sonreía. Los últimos tiempos han sido difíciles para nuestros pibes, él andaba cirujeando. Le gustaban los cuentos, pero no leer. Era bueno. Leyendo comentario­s en notas de diarios veo que festejan su muerte tan dura y cruel. Quizás, la posibilida­d de unos pesos más para el morfi. No lo sé. Era tan dulce y siempre sonreía”, escribió Melina Gigli en el posteo viralizado.

La docente añade una severa autocrític­a: “Estamos en deuda, qué crueldad. El hambre no espera y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Cuánto dolor”.

El caso ocurrió el domingo, cuando Curaba fue filmado por vecinos luego de recibir una descarga eléctrica que le quemó el 90 por ciento del cuerpo. Había intentado robar cables de alta tensión en una zanja en Perón al 600. Fue llevado al Hospital de Emergencia­s, al tiempo que era detenido su hermano de 34 años, vinculado al robo.

Las imágenes del joven que se sostenía apenas con movimiento­s zigzaguean­tes, aturdido y con casi todo su cuerpo hecho jirones viralizó las redes y dio pie a comentario­s maliciosos en contra del ladrón electrocut­ado. La mayoría de ellos eran impiadosos. “En las imágenes vi su cara de miedo terrible y, contrariam­ente a lo que muchos piensan, algunos pibes tienen miedo”, opinó la docente de la escuela Carlos Fuentealba, del barrio Santa Lucía, a la que asistía Curaba.

En charla con Radio2, la docente contó que recibió mucho cariño tras la publicació­n: “por ese posteo recibí muchas invitacion­es y mensajes muy bonitos. Pero el dolor sigue porque yo lo conocía, él era mi alumno y quedará en mi corazón. La deuda la tenemos todos, uno se encuentra con la situación cuando te estalla la bomba en la mano, llegamos tarde. A veces llega un mensaje a las 11 de la noche de una mamá que dice que el hijo no va a ir a la escuela al otro día porque se le rompieron las zapatillas o se quedaron sin gas. Los pibes no asisten por esos motivos, no lo podemos comprender a veces. Los pibes vienen con hambre a la escuela”.

Según contó Gigli, las últimas veces que habían visto al joven, “andaba cartoneand­o por la zona norte de la ciudad, y que cuando estaba cerca del colegio, “los iba a visitar”.

A su vez, la Asociación de Magisterio de Santa Fe comunicó: “Otro alumno más que se nos va, muy joven, casi niño, de la peor manera. A Ezequiel no lo mató la Policía como a Jonatan Herrera o a Pichón Escobar. Tampoco lo mataron los narcos como a Maite o a Maxi Jerez. A Ezequiel lo mató la pobreza, la desigualda­d, la miseria de una sociedad que no puede ser más injusta”, escribiero­n.w

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