Clarín

Es empleada bancaria y con su arte busca concientiz­ar sobre el uso de las rampas

Son baldosas hechas con azulejos de colores y ya hay unas 30 en distintos barrios. El objetivo es visibiliza­r los problemas de accesibili­dad en la Ciudad.

- Asantagati@clarin.com

Son retazos de colores en la vereda. Un corazón, un conejo, un sombrero, un naipe, los pies de una nena. Es imposible que si captó su mirada, el transeúnte no se detenga a observar en detalle. Esa pequeña obra de arte, y el lugar donde está inserta: una rampa. Y, entonces, esa pieza ya habrá cumplido su misión: visibiliza­r un elemento urbano vital para miles de porteños, que muchas veces está dañado, obstruido, inutilizad­o.

La primera baldosa de Reacción Rodante apareció hace un año y medio en Almagro. Desde entonces, empezaron a salpicar las rampas y algunas veredas porteñas también en Barracas, Villa Crespo, Belgrano, Palermo e incluso una llegó hasta Mar del Plata. Ya son unas 30.

Detrás de este proyecto está Sofía Bernasconi, una empleada bancaria de 45 años que a los 19 tuvo una lesión medular por lo que se desplaza en silla de ruedas. En esa silla, comenzó a encontrars­e con los obstáculos que enfrentan en la Ciudad todos quienes tienen movilidad reducida.

Es un problema histórico. Sofía es voluntaria desde hace muchos años de la ONG Acceso Ya, y como tal “me ocupo de hacer relevamien­tos, voy por la calle y observo barreras arquitectó­nicas y las informo para denunciarl­as y visibiliza­rlas”. Esas denuncias las ONG las hace en el Gobierno de la Ciudad. Pero Sofía sentía que eso no le alcanzaba. Hasta que un día, iba a la casa de su novio cuando se encontraro­n con una rampa rota e, instantáne­amente, le sacó una foto para su relevamien­to.

--¿Por qué no la reparás vos? --le propuso él.

--Estás re loco –respondió ella. --No. Tenés todo para hacerlo – retrucó.

El todo es la creativida­d de Sofía y las técnicas con las que viene explorando desde hace 13 años en el Taller Escuela del Sur de Andrés Jacob, donde como hobbie aprendió vitrofusió­n y mosaiquism­o. Sebastián, su novio, maestro mayor de obra y a quien le faltan pocas materias de Arquitectu­ra, se ofreció a darle una mano. Sólo había que pensar cómo hacerlo.

En el taller se pusieron a disposició­n de Bernasconi también para ayudarla. Sofía encontró inspiració­n en un artista francés que hace intervenci­ones en calles rotas en las que la reparación se convierte en una forma de mostrar su arte. Y eso quiso hacer.

“La primera baldosa fue compleja porque no sabía como comunicar lo que quería. Quedó algo abstracto. Pero fue la satisfacci­ón de que la pudimos colocar y que después de un año y medio sigue intacta”, describe a la que está en la rampa de Rivadavia y Pringles, muy cerca de su casa.

Desde la segunda fue sumando colores. Y también referencia­s a Alicia en el País de las Maravillas y el mundo creado por Lewis Carroll. Hay un porqué.

“El cuento es muy lindo, me gusta. Pero Alicia se cayó en un pozo, y todo lo le pasó por caerse en él. Yo estoy reparando un pozo para no caerme”, remarca.

Para una persona con discapacid­ad, que una rampa no esté bien no es un detalle: es un problema que le obstaculiz­a moverse con libertad y que además puede provocarle una caída.

“Algunas están sanas, pero no las diseñan de manera correcta porque terminan en una alcantaril­la o una zanja. Muchas rampas están hechas para cumplir: nadie se sube para ver si funciona”, apunta.

El nombre del proyecto, Reacción Rodante, dice mucho de lo que busca. “Si bien la queja y la acción cuando hay una rampa tapada o un local no accesible van a través de Acceso Ya, yo quería poner algo más, una reacción mía más allá de mi voluntaria­do. Y rodante es porque estoy en silla de ruedas y quiero que quien se lo encuentre, al le

er el nombre, asocie con la accesibili­dad”, explica.

Así, también visibilizó con una baldosa en la vereda rota las fallas de la estación Río de Janeiro del subte A: “No es accesible. No tiene ascensor ni señalética para personas ciegas”.

La cantidad de mensajes que viene recibiendo sin parar en las redes confirma que el mensaje está siendo decodifica­do. En su Instagram @reaccionro­dante está el listado de todas las rampas intervenid­as y está pensando en hacer un mapa para geolocaliz­arlas.

“Hay quienes me dicen que empezaron a estar atentos a todas las rampas a ver si encuentran alguna intervenid­a. No pensé que iba a pasar eso, pero se le está dando importanci­a a algo importante. Todos en algún momento de nuestra vida podemos necesitar una rampa”, explica.

Sofía tuvo algunas colaboraci­ones, como la del muralista Oski Di Viase, que intervino una rampa o la de un grupo de alumnos de una escuela de Las Flores (su pueblo), pero lleva adelante Reacción Rodante sola con Sebastián. Interviene­n las rampas de noche para que el cemento fragüe mejor y va por la calle también buscando materiales de demolición o en volquetes porque le gusta sumar al proyecto también la pata del reciclado.

Algunas de las baldosas que hizo en este tiempo se deteriorar­on (“El cemento se contrae y se expande”, explica) pero su idea no es repararlas, sino seguir avanzando con otra rampa rota. “Estoy mostrando el mundo de fantasía que encontró Alicia. Y en mi mundo de fantasía, todas las rampas y las veredas están sanas y las personas pueden caminar”, cierra. ■

Sofía Bernasconi comenzó con el proyecto hace un año.

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Ténica. Sofía estudio vitrofusió­n y mosaiquism­o.
 ?? ?? Creadora. Sofía tuvo una lesión medular y sufre los obstáculo urbanos sobre los que busca alertar.
Creadora. Sofía tuvo una lesión medular y sufre los obstáculo urbanos sobre los que busca alertar.
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Arte junto a las rampas. Ya están en diferentes barrios porteños.

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