La novela de los penales de Barco desató una ola de rumores y le sumó un nuevo problema a Demichelis EN DUDA
El técnico dio una muestra de autoridad y retó al jugador que desobedeció su orden. Se habló de una agresión en el vestuario que no existió y que fue desmentida por la mujer del entrenador.
River volvió de Tucumán con un empate. Se llevó un punto pero la sensación es que el retorno a Núñez fue con las manos vacías. Es que hubo un retroceso en el juego que venía mostrando el equipo. Y, para completar el escenario negativo, se desató un incidente no deseado que puede marcar una bisagra en la relación de Martín Demichelis con el plantel que él mismo diseñó tras las salidas de Enzo Pérez, Nicolás De la Cruz, Bruno Zuculini y Salomón Rondón entre otros pesos pesado.
Es que el penal dos veces errado por Esequiel Barco en el primer tiempo del partido se robó todos los flashes y más aún después de que el entrenador decidiera sentarlo en el banco en el descanso. Esa situación despertó un sinfín de rumores y hasta una aclaración de
Evangelina Anderson, la pareja de un DT que sigue padeciendo la carga de ser el heredero de Marcelo Gallardo.
Mejor ir por partes. Primero hay que repasar lo que ocurrió en la pesada noche en el Monumental José Fierro de San Miguel de Tucumán. Néstor Breitenbruch, defensor del Decano, bajó a Ignacio Fernández dentro del área y el árbitro Nazareno Arasa marcó el penal cuando corrían 27 minutos del primer tiempo. Acto seguido, Barco se metió una pelota debajo del brazo y Borja otra. Los dos querían patearlo. Hubo una pulseada por ver quién ejecutaba la infracción. El mediocampista ganó y el colombiano, enojadísimo, revoleó el balón a la tribuna. El remate del ex Independiente fue al medio y José Devecchi la atajó con su pierna derecha. Pero el
VAR observó la invasión de zona de Alexis Flores y el penal se volvió a patear.
Ahí ocurrió el desafío a la autoridad porque Demichelis, enérgico, le ordenó a Barco que le cediera su lugar a Borja. Nacho Fernández fue a persuadirlo, pero no pudo hacerlo. El atacante colombiano, ya más tranquilo, le dio una palmada en la cara al volante creativo en señal de apoyo. Pero el destino le tenía preparada una mala jugada. El disparo -le pegó con una pierna y luego la tocó con otra- se fue varios metros arriba del travesaño y el DT salió eyectado del banco de suplentes masticando algo más que bronca. De hecho, Germán Lux, uno de los ayudantes de Micho, le ordenó al PF que intensificara los trabajos con Franco Mastantuono, quien entró en el segundo tiempo en lugar del rebelde mediocampista.
Fueron 45 minutos de pura tensión. En la conferencia de prensa, el entrenador trató de bajarle el volumen al affaire. “A cualquiera le puede pasar errar un penal o incluso dos, consideré que no estaba emocionalmente al cien por ciento en el entretiempo como para que siga jugando en el segundo. Es un gran chico, a veces son las emociones de los jugadores por las pulsaciones, venimos ganando, quería participar porque todavía no había convertido en esta temporada”, soltó el DT para apaciguar la polémica. Y siguió: “Me pidió disculpas porque no es egocéntrico y no es un chico que piense solo en él, en este caso no quería ceder la pelota pero de todo se aprende y hoy seguramente se lleve una gran experiencia”. El jugador, incluso, no se quedó