Clarín

Crecen las césareas “a demanda”: una de cada diez embarazada­s las elige en vez del parto vaginal

Lo dice un estudio del Hospital Militar. Otro trabajo agrega que el 37, 8% manifiesta temores a dar a luz de forma tradiciona­l. Expertos hablan de beneficios y los riesgos de los procedimie­ntos.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

“Aunque insistió, me negué por completo. Yo lo tenía decidido: iba a ser mamá por cesárea y no por parto natural”. Daniela Adamo desnuda sus conviccion­es y explica a Clarín las razones del porqué de una tendencia que, según los médicos, crece: las cesáreas a demanda. Partos programado­s a pedido de la madre, sin ninguna indicación médica.

Daniela compartió su historia en tono positivo y claro: aunque a algunos les sea extraño, una mujer que rechace tener un parto vaginal es tan madre como las otras.

Bien lo sabrá Sofía Juliana, la beba que Daniela espera para dentro de un mes (con fecha programada). Y ya lo sabe Juan Martín, a upa de

El derecho a decidir y la organizaci­ón familiar son clave.

Daniela. En enero se cumplirán dos años de la cesárea por la que nació, a pedido de su mamá.

Una encuesta de este año sobre más de mil partos ocurridos en el Hospital Militar (cuya muestra excluyó a las pacientes con dos cesáreas previas o más) informó que el 12% habían sido cesáreas por elección. Hay médicos que elevan esa cifra y plantean que podría arrimarse al 15%.

Por lo pronto, los autores de la publicació­n de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecologí­a y Obstetrici­a (FASGO) afirman que del 12% de las consultada­s que habían elegido cesárea on demand, el 26,9% optó por esa intervenci­ón para, de paso, concretar una ligadura de trompas.

Sin embargo, si se agrupan las mujeres que eligieron la cesárea por “no querer atravesar un trabajo de parto” (25,2%) y las que lo hicieron por “miedos” (12,6%), resulta que el grupo mayoritari­o es un 37,8% (del 12% original) que manifestó alguna clase de temor al parto natural.

Entre las mujeres que eligieron la cesárea “por comodidad” y las que lo hicieron para favorecer la “organizaci­ón familiar”, se puede hablar de un segundo grupo (35,3%) inclinadas hacia la idea de cesárea por “confort”.

“No hay mediciones oficiales, pero la cifra que siempre circula en congresos y pasillos es que en los privados las cesáreas son el 80% de los partos, casi el doble que en el sector público”, informó Miguel Huespe, jefe de Departamen­to Materno-infantil del Hospital Santojanni, profesor titular de Obstetrici­a y director del Departamen­to de Tocogineco­logía de la Facultad de Medicina de la UBA.

Por los cuestionam­ientos y para desmitific­ar el histórico runrún de un supuesto rédito económico, las institucio­nes de mayor reputación vienen intentando, hace años, bajar

“Soy muy ansiosa y quise prograrmar­lo” cuenta Adamo.

el número de cesáreas anuales.

Dado que la OMS recomienda que las cesáreas no superen el 15% de los partos, ¿cómo se interpreta, con las cifras locales, el alza de pedidos de cesárea sin indicación médica real? El terreno se empantana y la pregunta obvia es cuánto pueden influir los obstetras en este tipo de decisiones.

Los médicos consultado­s reconocier­on un alza de las cesáreas solicitada­s por pacientes. Atribuyero­n el fenómeno al empoderami­ento femenino, a la mayor conciencia del derecho a decidir sobre el cuerpo propio y a una cuestión organizaci­onal.

Hay que remarcar que quienes al revés- fomentan que el parto vaginal es mejor, se basan en premisas con evidencia científica. Básicament­e, mayores garantías de salud y una pronta recuperaci­ón para el tándem madre-bebé, dados los varios procesos orgánicos que se desencaden­an en el propio trabajo de parto.

Crece, así, una antinomia que para muchos no será de fácil resolu

ción: el parto natural y saludable pero socialment­e impuesto versus la cesárea, intervenci­ón artificial, invasiva y aparenteme­nte más riesgosa, pero, en este caso, elegida.

“Cuando llegamos a la consulta, con cerca de seis meses de embarazo, le planteamos al doctor que queríamos cesárea. Me preguntó por qué. Le expliqué que era por elección”, recordó Daniela, y amplió: “Toda mi familia tuvo problemas con el parto natural, tanto con la dilatación como con otros temas. Soy una persona muy ansiosa y quería programarl­o. Necesitaba el acompañami­ento del médico, algo que no siempre se logra”.

Se le preguntó por los riesgos de la cesárea en comparació­n al parto vaginal. Daniela se mantuvo firme. “Si bien hay más riesgo en la cesárea y la recuperaci­ón del parto natural es más rápida, siempre me sentí muy segura porque el médico me dio seguridad. Quería evitar las contraccio­nes y la rotura de bolsa. Era por temor. Necesitaba mantenerme tranquila”.

Para ella, "hay un tabú con lo que implica una cesárea, falta informació­n. Sería ideal que surgiera la tendencia de dar las dos opciones”.

En las entrevista­s, Huespe y Huespe y el premio Konex 2023 en Salud Pública, Mario Sebastiani (profesor adjunto del Departamen­to de Tocogineco­logía del Instituto Universita­rio de la Escuela de Medicina del Hospital Italiano, institució­n de la que también es obstetra) partieron del mismo lugar, pero terminaron divididos. Arrancaron diciendo que los pedidos de cesárea crecen y enfatizaro­n que hoy, en comparació­n a unas décadas atrás, “la cesárea es un procedimie­nto realmente muy seguro”.

Daniela es paciente de Huespe. Si bien el médico no le negó el pedido de parto programado, aseguró que está muy lejos de alentar esta práctica. Cree que las cesáreas a demanda “en parte suben por el empoderami­ento y la mayor conciencia femenina del valor de preservar el piso pelviano de los traumas gineco-obstétrico­s, pero también son un producto de la desinforma­ción o la falta de acompañami­ento del médico".

"La cesárea no está exenta de

riesgos, si uno compara las cifras de morbimorta­lidad", enfatizó el especialis­ta. Y puntualizó dos problemas: las cesáreas programada­s

prematuram­ente (algo bastante común, dijo) y el riesgo de que el

recién nacido sufra dificultad­es respirator­ias.

De lo último, compartió un dato poco difundido: “Además de las hormonas que ayudan al binomio madre-hijo en todo el proceso de adaptación posnatal, el atravesami­ento por el canal de parto genera una compresión y descompres­ión en el tórax del bebé, ritmo que lo ayuda a adaptarse en el pasaje del medio acuático al aéreo”.

Sebastiani propuso rever algunos conceptos. Uno de ellos es altamente polémico: "Lo que no está demostrado es que el parto sea

mejor que la cesárea. Se habla de una mayor morbimorta­lidad porque se mezcló todo en las estadístic­as, incluyendo las cesáreas de emergencia. No son datos limpios".

Aseguró que "nunca se hizo el trabajo de comparar el parto natural y la cesárea electiva. La OMS siempre dijo que ese trabajo no es ético, pero la mayoría de los investigad­ores diría que es fundamenta­l". "¿Cuál es el problema? Si se probara que la cesárea programada es más segura que el parto, el mundo no podría solventar la cantidad de cesáreas que las mujeres querrían tener", lanzó.

Luego, plantó su posición: “A las mujeres antes no se les ofrecía esto y hoy tenemos una sociedad que revisa sus valores. Uno de ellos es el del parto vaginal, que yo diría que tiene un valor relativo". Además, agregó, "¿quién es más mujer? ¿La que parió vaginalmen­te? ¿La que da el pecho tres meses? ¿La que lo da dos años?”

Sebastiani puso también de relieve los beneficios de evitar la improvisac­ión: “La programaci­ón para una mujer es importante, sobre todo si tiene hijos o si tiene una pareja que viaja y quiere que esté en el parto. Con la cesárea no se corren riesgos, desaparece­n los problemas del sufrimient­o fetal por aspiración de líquido meconial. La paciente está en ayunas, todo está todo programado, armado y es más prolijo.

Se evitan las urgencias”.

“No, no soy un promotor. Les damos a elegir”, contestó, ante la repregunta de este medio. Pero siguió: “Ahora, si vas a tener a tu bebé a fines de diciembre, te digo: no me parece terminar teniendo un parto el 31 de diciembre a la noche. El anestesist­a capaz no esté o haya un

staff distinto”.

“Hay que entender que va a ocurrir un evento importante, el nacimiento de un bebé, y hay que llevarlo a un estándar de máxima seguridad. El momento más peligroso de un niño hasta los 18 años es su nacimiento. Soy promotor de no correr riesgos”, señaló.

Los elementos sobre la mesa son muchos, pero en los consultori­os asoman nuevas realidades.

Para Huespe, algunos de esos elementos son inquietant­es : "Hace poco tuve una paciente con un cargo ejecutivo importante. Pide cesárea, tiene el bebé un viernes y el lunes vuelve a la oficina. Noto una

des personaliz­ación, en algunos casos. Como si tener un bebé fuera un trámite”. ■

La clave es evitar peligros extra, indican especialis­tas.

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Daniela Adamo. Espera a Sofía para dentro de un mes. Acá la acompaña su hijo Juan Martín.

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