Clarín

Con reparos en la gestión, al PRO lo seduce un frente electoral con Milei

Avanzan las gestiones para un acuerdo entre Macri, Bullrich y el Gobierno. Preocupan la situación social y la falta de contención a los gobernador­es.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

Mientras Javier Milei festeja el primer superávit financiero y primario de enero en una década, en algunos despachos oficiales crece la preocupaci­ón por la lentitud de la gestión y por un escenario social cada vez más delicado. “Lo único que no se puede hacer es matar a la gente de hambre”, se lamenta un alto funcionari­o del Gobierno con origen en el PRO, atento a la asistencia creciente en los comedores populares de argentinos de clase media que nunca habían pisado uno.

En el Gobierno lamentan que el Presidente haya desoído uno de los dos pedidos de Mauricio Macri en diciembre: que incorporar­a segundas y terceras líneas con experienci­a en el gobierno de Cambiemos. Las quejas por funcionari­os que no conocen la botonera del Estado se multiplica­n.

El ajuste de Luis Caputo entorpece áreas sensibles de lugares específico­s como Seguridad y provocó que Gendarmerí­a no pudiera usar parte de su flota destinada a custodiar las fronteras, un problema que el ministro de Economía prometió resolver a la brevedad.

Cerca de Macri apuntan contra el jefe de Gabinete Nicolás Posse por las fallas en la gestión y por haber tabicado el desembarco de ex funcionari­os en el Gobierno. También cuestionan la falta de reflejos del ministerio de Capital Humano y piden dejar para más adelante cuando baje la inflación- la batalla para eliminar la intermedia­ción de la asistencia social.

La segunda sugerencia de Macri que Milei desoyó fue la unción de Cristian Ritondo como presidente de Diputados. La chance de que esa opción se materialic­e en el corto plazo se desvanece por el respaldo del jefe de Estado a Martín Menem y porque significar­ía abrir un frente de batalla en un Congreso hostil. El jefe de la bancada del PRO tampoco cree convenient­e liderar un interbloqu­e integrado con LLA, cuyos miembros le facturan la picardía de haber sido quien sugirió el envío de la ley ómnibus a comisión.

Los pasos hacia la formalizac­ión de una alianza entre el partido libertario y el amarillo, sin embargo, avanza de cara a 2025, cuando ambas fuerzas se integren en un frente electoral para las legislativ­as.

En el PRO, antes, priorizan una tregua entre Macri y Patricia Bullrich para normalizar el partido y para que el primero vuelva a presidirlo. Los dirigentes que hablan con el ex mandatario y la última candidata presidenci­al de JxC trabajan para terminar de concretar una reunión entre ambos. A la ministra de Seguridad le prometen espacios y una virtual sociedad con Macri en la conducción del partido. Casi nadie duda cuál de las partes será quien ejerza la jefatura del partido.

Algunos de los dirigentes que escucharon las cavilacion­es del ex mandatario en Cumelén sostienen que el vínculo entre Macri y Bullrich se quebró después de las PASO, cuando la candidata quiso esconder a su socio. La ministra sigue cuestionan­do los guiños permanente­s de Macri a Milei en la campaña. El ex presidente cree que ni siquiera los principale­s referentes de su espacio lo defendiero­n tanto públicamen­te como el líder libertario.

Así y todo y a pesar de la desconfian­za, en el PRO se asienta la certeza de que Bullrich se convenció de que es mejor para su influencia en el Gabinete tener el apoyo de un partido detrás. Altos funcionari­os sostienen que Posse -en acuerdo con Aníbal Fernández- colocó a dos de los cuatro jefes de las fuerzas federales. El jefe de Gabinete también tuvo injerencia en los nombramien­tos en Defensa, la Cartera de Luis Petri.

La conformaci­ón de un frente electoral de derecha, que entusiasma a Macri, no disipa las dudas de los alfiles políticos del PRO independie­ntemente del vínculo estrecho de su jefe con el Presidente. Señalan la paradoja de que están atados de manera inexorable a la suerte de la gestión. “Si la cosa sale bien lo capitaliza­rá Milei, si sale mal, lo pagaremos también nosotros”, sostienen.

Con esa perspectiv­a, ex ministros cercanos a Macri le desaconsej­an al ex mandatario la idea de un take-over que incluya el desembarco masivo de dirigentes del PRO en el Gabinete. “Se haría daño a él y al Gobierno. Y puede tener más influencia desde afuera”, explican.

Los armadores del PRO analizan con preocupaci­ón que -a pesar de que Milei ya habla de 2025 y retuitea mensajes para "echar el año que viene a la casta del Congreso"- no piensa en las elecciones intermedia­s a la hora de tomar decisiones. Un mal resultado electoral también podría afectar las primeras señales de reactivaci­ón con las que se ilusionan en el Ejecutivo después de un año tormentoso de recesión. Por eso piden contención a los gobernador­es propios y para los aliados de San Juan y San Luis.

En el macrismo ya hay adeptos que motorizan el desembarco de Victoria Villarruel en la provincia de Buenos Aires, como primera candidata en 2025 y de cara a la gobernació­n en 2027; otra forma de resolver los ruidos en la fórmula

Antes de la alianza, en el PRO piensan en el vínculo Macri-Bullrich

presidenci­al de LLA. La idea genera recelos entre los referentes bonaerense­s del PRO.

Los dirigentes macristas que no tienen pretension­es de ocupar cargos -pero sí gente de su confianza en puestos clave de la administra­ciónse permiten ser más optimistas. Se sorprenden por el estoicismo con el que la clase media soporta un ajuste sin precedente­s y se ilusionan con una inflación a la baja y sin interrupci­ones y mercado de cambio unificado que el Gobierno pueda mostrar el año que viene.

Para lo que ocupan cargos en el Gobierno el camino luce más tortuoso e incierto, incluso con la dolarizaci­ón "a un paso", de la que habla el Presidente. "Es como encerrar a un adicto a la heroína en el baño de por vida", reflexiona un funcionari­o que visita seguido la Rosada y valora la "convicción casi mística" del Presidente. ■

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