Denuncian que no entregan el cuerpo “para borrar huellas”
Los colaboradores de Navalny aseguran que las autoridades retienen sus restos para eliminar evidencias. El Kremlin rechaza las acusaciones.
Rusia seguía guardando silencio ayer sobre la repentina muerte en prisión del opositor del Kremlin Alexei Navalny, mientras se multiplicaban las voces que acusan directamente al gobierno de Moscú por este fallecimiento enigmático. El entorno del mayor adversario de Vladimir Putin no sólo acusó al presidente por el “asesinato”, sino que a la vez acusó a las autoridades de retener sus restos para “cubrir sus huellas”.
El equipo de Navalny afirmó que las autoridades se niegan a entregar sus restos a su madre, argumentando que todavía no se determinó la causa de la muerte.
“Es evidente que los asesinos quieren cubrir sus huellas y por eso no entregan el cuerpo de Alexéi, ocultándoselo incluso a su madre”, afirmó en Telegram.
Kira Yarmish, portavoz del político que aún desde la cárcel era una de las pocas figuras que podían hacerle sombra a Putin y que se había convertido en su más acérrimo enemigo, afirmó que los investigadores le comunicaron al abogado que los resultados de un nuevo examen al que se someterá el cadáver no estarán disponibles hasta la próxima semana.
“Alexéi Navalny fue asesinado”, añadió la vocera, exiliada como muchos disidentes para evitar la cárcel. Su muerte a los 47 años y tras pasar tres en prisión, priva de su principal figura a una oposición rusa diezmada, mientras Putin trata de quitar del camino a todos los opositores que se han presentado como candidatos para las elecciones de marzo, en las que el actual mandatario ve segura una nueva reelección por otros seis años, luego de 24 al frente del timón en Rusia.
Navalny, condenado por “extremismo”, purgaba una pena de 19 años en una remota colonia penitenciaria del Ártico tras unos juicios que, según múltiples voces, obedecían a motivos políticos.
Las autoridades rusas brindaron pocos detalles de las circunstancias del deceso y se limitaron a asegurar que se hicieron todos los esfuerzos para reanimar al opositor, cuya salud se debilitó por el encarcelamiento, un envenenamiento en 2020 -del que se recuperó luego de varios meses de internación en Alemania- y una huelga de hambre en 2021.
“El prisionero Navalni A.A. se sintió mal después de un paseo y casi inmediatamente perdió el conocimiento”, indicó el servicio penitenciario de la región ártica de Yamal en un comunicado.
El presidente Putin guardó silencio tras conocerse la muerte de su principal opositor, cuando falta un mes para las elecciones presidenciales que, previsiblemente, consolidarán el poder del mandatario tras años de represión.
Tras conocerse el deceso de Navalny, el presidente estadounidense, Joe Biden, se dijo “escandalizado” y afirmó que su homólogo ruso “y sus matones” son “responsables” de su muerte, un mensaje compartido por otros dirigentes occidentales.
Los ministros de Relaciones Exteriores del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), reunidos en Múnich en una conferencia sobre Seguridad, guardaron un minuto de silencio por Navalny, informó la oficina del canciller italiano, Antonio Tajani. El Kremlin consideró el viernes “totalmente inaceptables” las acusaciones de las potencias occidentales.
Por su parte, China, aliado cada vez más importante del Kremlin, se negó a comentar la muerte de Navalny, alegando que se trata de un “asunto interno de Rusia”. ■