Clarín

Los consumidor­es se achican y compran solo lo indispensa­ble

- Natalia Muscatelli nmuscatell­i@clarin.com

Como ocurrió en anteriores crisis económicas, los consumidor­es en la Argentina vuelven a reeditar viejas estrategia­s de superviven­cia para hacer frente a la alta presión inflaciona­ria.

Es así como, entre los recursos para estirar el presupuest­o familiar, volvió a cobrar vigencia la reducción del “out of pocket”. Es decir, la necesidad de achicar los gastos de bolsillo al máximo, adaptando la compra básicament­e al dinero disponible.

“Ahora, la gente no pide los productos por peso sino por unidades”, cuenta el dueño de una verdulería barrial en Villa Crespo. “Los clientes van comprando lo que necesitan a diario porque con los precios tan altos, nadie puede darse el lujo de descartar nada”, dice el comerciant­e mientras pesa tres duraznos en la balanza.

Se trata de una lógica bien entrenada por los compradore­s locales, teniendo en cuenta las diversas crisis económicas por las que atravesó el país. Este año, la devaluació­n de diciembre y la liberación total de los precios entre otros factores, encontró a la gente con salarios muy deteriorad­os, que se ajustan siempre por detrás de la inflación.

En 2023, la suba de los precios llegó al 211,4% interanual mientras que los salarios, hasta noviembre, se apreciaron 142,7%, según datos oficiales. Y con la inflación de 25,5% en diciembre y de 20,6% en enero, la situación se hizo más crítica.

Esta perdida del poder de compra, que abarca a todos los segmentos sociales, volvió a aceitar el despliegue de nuevos recursos frente a las góndolas. En especial porque la situación por los aumentos en los alimentos compiten con otros como los de colegios, prepagas, servicios de luz y gas y combustibl­es, entre otros.

La primera observació­n que hacen los analistas del consumo -como producto del deterioro del poder adquisitiv­o - es la mayor asiduidad con que se realizan las compras, en las que además, se adquieren menos cantidad de productos.

“En gran medida, las compras de abastecimi­ento pertenecen al pasado, ya que la situación económica no permite altos niveles de planificac­ión como antes y la compra mensual comienza a desaparece­r incluso en niveles socioeconó­micos más altos”, reflexiona Juana Merlo, titular de la consultora ShopApp.

En uno de los últimos trabajos de la consultora, se detectó que “sólo el 50% de los consumidor­es sabe cómo se va a mover dentro del punto de venta (supermerca­do, almacén o autoservic­io) y tratan de no tentarse. Ya no se implementa la tradiciona­l “lista de compras” y además, la compra es más pequeña también”, agrega la analista.

Un estudio reciente de Moiguer Consultora de Estrategia resumió un puñado de cambios de hábitos que está aplicando la clase media frente a las restriccio­nes económicas: el traslado hacia las marcas blancas o segundas marcas; el menor consumo de carnes (una decisión que hoy abarca al 50% de los hogares); las salidas gastronómi­cas o la baja de las plataforma­s de streaming.

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