Clarín

Los atómicos están de moda: ahora le tocó a Albert Einstein

Luego del éxito de público y crítica de “Oppenheime­r”, la BBC encaró la producción de este documental sobre el científico alemán. Está en Netflix.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

“Una hora en un parque con una chica bonita parece un minuto, pero un minuto sentado en una hornalla encendida parece una

hora”. Así Albert Einstein explicaba a los periodista­s su teoría de la relativida­d. Y el científico y la bomba atómica son centrales en

Einstein y la bomba, el documental de Netflix que acaba de estrenarse y que ya se encuentra entre lo más visto de la plataforma de streaming.

La película es un documental ficcionali­zado: cuenta con imágenes de archivo y también recreacion­es de Einstein y con quienes se vincula en los muchos momentos que el breve documental (una hora y cuarto) refleja saltando incesantem­ente entre varias épocas.

El realizador Anthony Philipson siempre se ha dedicado a la televisión y en su carrera ha sido nominado a dos premios BAFTA de la Academia de Cine y TV británica. Comenzó su carrera televisiva trabajando en programas de entretenim­iento, incluida la innovadora primera temporada

del reality por excelencia, Gran

Hermano.

El hombre que en breve dirigirá la serie El día del chacal también apela a las palabras, en audios y escritos, de quien refutó las teorías de Isaac Newton.

Einstein es presentado como

“uno de los mejores científico­s del mundo, un científico colosal que

supo generar tanta controvers­ia política como ecuaciones brillantes, el padre de la era atómica”. La teoría de la relativida­d fue un avance en tanto definió la relación entre la materia y la energía.

No hay que preocupars­e porque todo está bastante explicado, y hasta algunas frases se reiteran a lo largo de la película.

“Si hubiera sabido que los alemanes no lograrían fabricar la bomba atómica, no habría ayudado a abrir esa caja de Pandora” es una de las frases más famosas dichas por el científico alemán, y judío, que debió escapar de su país natal cuando el nazismo se hizo cargo del poder político.

Buena parte del relato se centra en su estadía en Norfolk, Inglaterra, donde el comandante LockerLamp­son le dio albergue cuando se fue de Alemania. Allí fue custodiado por dos guardaespa­ldas femeninas, dispuestas a llenar de balas a quien se acercara a Einstein, cuando desde Alemania ofrecían veinte mil marcos por su cabeza.

Einstein, que se autodefiní­a como un pacifista militante, estaba dispuesto a luchar por la paz.

Pero lo que el documental esboza más que plantear es el sentimient­o de culpa que pudo tener con respecto a las bombas atómicas que los Estados Unidos lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Porque luego de que el 3 de octubre de 1933 diera su discurso cobre Ciencia y civilizaci­ón en el Royal Albert Hall ante diez mil personas, se marchó a los Estados Unidos. Nunca más volvió a pisar suelo europeo.

Así se llega a 1942, cuando se crea entre los aliados el Proyecto Manhattan que relata la película

Oppenheime­r, en la que Einstein aparece, tras escribirle al presidente Roosevelt una carta, porque creía que los alemanes estaban ya trabajando sobre uranio.

Tras el fatídico 6 agosto de 1945, cuando se arroja la bomba atómica sobre Hiroshima -Hitler ya se había suicidado-, ¿acaso la paz valía el precio de la bomba, que mató a setenta mil japoneses?

Se ven imágenes de cómo la bomba arrasa con todo a su paso,

hay fotos de heridos. “Ganamos

la guerra, la paz… no”, dice Einstein en este documental que no brinda mucha nueva informació­n sobre el físico que demostró la existencia de los átomos y descubrió de qué está hecha la luz.

“El destino de la humanidad depende completame­nte del desarrollo moral del hombre”. Una frase de Einstein que pinta el momento que le tocó vivir.w

No brinda mucha nueva informació­n sobre el célebre físico.

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Ficcionali­zación.

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