La Torre Eiffel está cerrada por una huelga de su personal
La Torre Eiffel está cerrada desde ayer lunes, en una huelga “reconducida” por sus propios trabajadores. Los turistas desconsolados frente a los ascensores, que llevan a recorrer el tercer monumento más visitado de Francia, creían que estaban perdiendo la posibilidad de conocerla en su primer viaje a París.
La decisión fue adoptada por sus trabajadores y sindicatos. Los sindicatos parisinos de monumentos están preocupados por “la mala gestión presupuestaria del Ayuntamiento de París”. La última huelga de empleados se remonta al 27 de diciembre.
Con magníficas vistas, ascensores y restaurantes, la torre es un lugar emblemático para los que llegan por primera vez a París. “Hoy es mi cumpleaños y tenía muchas ganas de ver la Torre Eiffel”, explicó a la AFP una pequeña londinense, de origen ruso y ucraniano, que este lunes celebra su décimo cumpleaños.
En plenas vacaciones escolares, muchas familias llegaron desde Niza, La Rochelle o Bordeaux con sus hijos a visitarla. No había ni un papel que anunciara su cierre ni cuando abriría. La misma decepción en los turistas que llegaban de Japón, China o América del Sur.
La Dama de Hierro amenaza con correr el telón. El lunes 12 de febrero, los sindicatos de la empresa operadora de la Torre Eiffel (SETE) votaron por unanimidad a favor de una huelga renovable, a partir del 19 de febrero, en plenas vacaciones escolares, según información de Challenge, confirmada por la Agencia Radio Francia.
Esta huelga es una reacción a la mala gestión financiera de la Torre Eiffel por parte del municipio. Los sindicatos creen que “se subestiman los costos y se sobreestiman los ingresos”. A pesar de recibir 6,3 millones de visitantes en 2023, o 17.000 visitantes por día, el monumento más emblemático se enfrenta a un déficit de liquidez "de varios millones de euros", indica la revista Challenge. Desde 2017, los costos de las obras inicialmente previstas se han superado en 128 millones de euros.
La ciudad de París posee el 99% del capital de la SETE, que gestiona el monumento en el marco de una delegación de servicio público. Es decir, el ayuntamiento confía la gestión de un servicio público, en este caso la gestión de los servicios ofrecidos por la Torre Eiffel, "a un delegado público o privado", cuya remuneración está sustancialmente ligada a el resultado de la explotación del servicio. El contrato, firmado en 2017, se extiende hasta 2030.
Dos sindicatos de personal están preocupados por el “preocupante deterioro del monumento”. La CGT y la FO denunciaron a “la actual dirección, que está llevando a la Sociedad Operadora de la Torre Eiffel a las peores dificultades”. Los dos sindicatos se dirigen principalmente al Ayuntamiento de París, accionista ultramayoritario, que, según ellos, impone a la sociedad un modelo "insostenible". Se trata de un equilibrio entre ingresos y gastos seriamente perjudicado por la crisis del Covid-19, que generó un déficit de alrededor de 120 millones de euros entre 2020 y 2021.w