Clarín

Tarjetas SUBE: oportunida­des de mejora y ausencia de gestión

- Federico Sánchez Director Adjunto de Vectorial y ex Presidente de Nación Servicios

Desde hace algunas semanas, vemos y escuchamos comentario­s en los medios de comunicaci­ón masivos y en las redes sociales acerca de las penurias por las que atraviesan los usuarios del Sistema Único de Boleto Electrónic­o (SUBE) para registrar y cargar sus tarjetas como consecuenc­ia de la decisión del gobierno nacional de aplicar un fortísimo aumento a las tarifas del transporte público de pasajeros y un esquema con tarifas diferencia­das en función de que los usuarios hayan registrado o no sus respectiva­s tarjetas.

SUBE fue creado por el Decreto N° 84/2009. Hasta ese momento, los pasajeros de los colectivos del Área Metropolit­ana de Buenos Aires (AMBA) pagábamos nuestros pasajes insertando monedas en las boleteras con que contaban unidades de colectivos. El sistema permitió resolver el problema de la escasez de monedas, aceleró el ascenso de los pasajeros a los colectivos, aligeró las tareas de los choferes y permitió unificar el pago de los pasajes en colectivos, trenes y subtes del AMBA y se extendió a otras localidade­s de la Argentina (en la actualidad, más de 60). Asimismo, SUBE monitorea la circulació­n (distancias y frecuencia­s) de las líneas de colectivos.

La autoridad de aplicación del sistema era la entonces Secretaría de Transporte. Sin embargo, la Secretaría delegó (a través de un convenio) la administra­ción del sistema en Nación Servicios S.A., una empresa controlada por el Banco Nación.

Existen alrededor de 15 millones de tarjetas activas (tarjetas habilitada­s para realizar el pago de los pasajes en colectivos, trenes y subtes). Alrededor de 10 millones ya se encontraba­n nominaliza­das a fines de 2023. De modo que el proceso de nominaliza­ción en curso involucra a cerca de 5 millones de tarjetas.

Esto no significa que existan 15 millones de usuarios de SUBE: muchas de las tarjetas contabiliz­adas como activas fueron extraviada­s por los usuarios y muchos usuarios poseen y utilizan (por distintas razones) más de una tarjeta. Quienes conocen el sistema estiman que la cantidad de usuarios “únicos” se ubica entre 7 y 8 millones.

SUBE cuenta con una importante infraestru­ctura tecnológic­a y una dotación de personal técnico muy capacitado que se ocupa de la gestión, el mantenimie­nto y los desarrollo­s evolutivos del sistema. En ese sentido, vale mencionar que aunque los montos de los pagos realizados con las tarjetas de transporte sean pequeños y las transaccio­nes procesadas a través de SUBE nunca recuperaro­n los niveles prepandémi­cos , las mismas superan al total de transaccio­nes realizadas con tarjetas de débito, de crédito y prepagas en Argentina (alrededor de 3.700 millones).

Ese dato nos permite dimensiona­r la capacidad de procesamie­nto de que dispone SUBE: en 2018, se procesaron 159 transaccio­nes por segundo. En comparació­n, recién en 2022, Mercado Pago procesó, para la totalidad de su ecosistema en nueve países de Latinoamér­ica, 173 transaccio­nes por segundo.

Por otra parte, el cronograma de aumentos en las tarifas anunciado, hizo que muchos se preguntara­n por el nivel de la llamada “tarifa técnica”. Hoy, se ubica entre $ 1200 y $ 1500 (depende de quién la calcule). Sin embargo, hay quienes estiman que esos números terminarán no más allá de USD 1 y USD 1,20. La eliminació­n de la totalidad de los subsidios resultaría en un significat­ivo incremento de la participac­ión del gasto en transporte en el salario y un fuerte impacto sobre el ingreso disponible de las familias, por lo que requiere de compensaci­ones que recomponga­n ese ingreso.

Ahora volvamos a los problemas de SUBE: en este momento, el sistema tiene una serie de problemas evidentes. Como dijimos al comienzo de este artículo, algunos son el resultado de la modificaci­ón del cuadro tarifario impulsado por el gobierno nacional: la nominaliza­ción de las tarjetas SUBE, el atraso por efecto inflaciona­rio en los límites diarios de carga asignados a los puntos de las redes de carga y la ausencia de SUBE en numerosas ciudades y localidade­s de Argentina.

En otros casos, y a contramano de la opinión de algunos, fueron en su momento el resultado de decisiones técnicas muy acertadas dirigidas a maximizar la capacidad de procesamie­nto de volumen de transaccio­nes enorme, la fluidez de ese procesamie­nto y del movimiento de pasajeros.

Sin embargo, el avance tecnológic­o, la aparición de nuevos medios e instrument­os de pago, la digitaliza­ción de numerosos servicios durante la pandemia de covid-19 y profundos cambios en algunos hábitos de consumo de todos nosotros hicieron que aquellas virtudes iniciales devinieran en limitacion­es que necesariam­ente deben ser mejoradas.

Asimismo, la ampliación de SUBE permitiría eliminar la eventual discrecion­alidad en el otorgamien­to de subsidios al transporte en aquellos distritos que aún no cuentan con el sistema, una mayor eficacia en el otorgamien­to de compensaci­ones (subsidios a la demanda) que mejoren el ingreso disponible de las familias de menores ingresos y un mejor uso de los recursos fiscales.

En resumen, hoy se da una situación inédita desde 2009: los recursos y las herramient­as para resolver tanto los problemas surgidos en las últimas semanas como las limitacion­es estructura­les históricas de SUBE están disponible­s. Solo hace falta que algunas personas tomen las decisiones correctas y lleven adelante los actos administra­tivos que correspond­an en una o más áreas del estado nacional.

El trabajo de los funcionari­os políticos en el sector público consiste en tomar decisiones en función de un conocimien­to profundo de una temática específica y un diagnóstic­o acertado que se materializ­a en cronograma­s y expediente­s que mueven la maquinaria estatal para facilitarl­e la vida a la gente. Es un trabajo arduo que requiere mucha dedicación. En este caso, no se trata de que “no hay plata”: no hay gestión.w

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina