La argentina por adopción que es la dama fuerte del fútbol femenino: “Voy a ser presidenta de la FIFA”
Vicky Cogevina nació en Boston, pero se formó en Argentina y es de Racing. Representó a jugadores y quiere formar un imperio del fútbol femenino.
La selvática chacra La Castellana no parece estar a 20 minutos de Punta del Este: su geografía se asemeja más al Amazonas que a la zona más exclusiva del Río de la Plata. Abrimos la tranquera y allí está la protagonista de esta nota, de blanco impoluto, con su bebita de meses a tono. Invita a pasar a la casa, y nos conduce a una mesa con medialunas, quesos, jamón, scons, budines, café y jugo exprimido. Nada que envidiarle a un desayuno brasileño. "Ustedes coman tranquilos, que yo me voy a cambiar".
A los 15 minutos reaparece Victoire -así se escribe-, pero pide que la llamen Vicky. Nació en Boston, creció y se formó en Argentina entre sus 10 y 18 años (tiene 31), pero recaló en Atenas, París, Miami y San Francisco (Silicon Valley) y desde hace un año se encuentra residiendo en Londres, casada con Philippe, su marido top ten del póker mundial y con Charlotte, su bebita. "Soy re argentina y lo digo en cualquier parte del mundo donde esté", afirma esta mujer que cuenta que a la Castellana vino para descansar unas semanas antes de volver al frío londinense.
Hija de Alexis Cogevina, diplomático griego, y de Shalimar Reynal, pionera del género en la representación de futbolistas con SR All Stars, su empresa en Miami, Vicky Cogevina Reynal empezó allí, en 2013, la meteórica carrera. Hoy se la conoce como la dama fuerte del fútbol femenino. Sus conocimientos de la industria, de la tecnología y del mercado que rodean al fútbol, además de su amor por Racing, sorprenden a este cronista futbolero que queda en offside ante tamaño saber.
En SR All Stars, junto a su mamá Vicky demostró habilidad como agente y representante de futbolistas, hasta que en 2018 se independizó "un poco intoxicada con esa labor, la más oscura del fútbol". Venía elucubrando una idea que sorprendería a la comunidad tecnológica del fútbol: Gloria, la app "para democratizar el fútbol" que fue furor y que al poco tiempo vendió. "Me la compró OneFootball, la líder del mercado, para no opacarla".
Por momentos arrolladora en la charla con Clarín, Vicky pronostica que "en diez años el fútbol femenino no sólo se habrá consagrado como un negocio billonario, sino que habrá sido uno de los movimientos más grandes que lucharon por la igualdad de género, uno de mis caballitos de batalla. Estoy segura de que las mujeres del fútbol podrán participar de igual a igual con las grandes marcas del mundo".
¿De qué manera? "La ecuación es simple... Fijate que siempre se dijo que al fútbol lo ve la mitad del mundo, la mitad masculina. Según estadísticas, unas 3.500 millones de personas (de las 8.000 millones que hay en el planeta) miran y consumen fútbol. ¡Qué coincidencia que sea casi la mitad! ¿Qué sucedería si, de golpe, la otra mitad del mundo, la femenina, empezara a consumir fútbol? Ahí está la gran visión y misión de mi nuevo emprendimiento, Mercury 13".
¿De qué se trata? "Mercury 13 es un holding que invertirá 100 millones de dólares en la compra de trece equipos de fútbol femenino con el fin de llevar a esos clubes y a sus jugadoras adonde se merecen. Tenemos pensado un modelo de negocio sustentable más beneficioso que los equipos de hombres que, por sus salarios astronómicos y transferencias millonarias, terminan a pérdida", le cuenta a Clarín.
Pendiente de si su beba está comiendo, Vicky intenta no desviarse del foco. "A través de inversores que pude conseguir con Mercury 13 estamos por comprar nuestros primeros tres equipos femeninos que pertenecen a España, Italia e Inglaterra, y juegan en primera”.
Se le consulta sobre cuál es el objetivo con esos clubes que serán adquiridos por Mecury 13. "Brindarles autonomía, imprimirles financiación para desarrollar marcas y experiencias que le hablen a la mujer consumidora del fútbol. Esas marcas empezarán a dirigirse a la mujer con naturalidad, no sólo desde el fútbol, sino desde otras identificaciones como los valores del club, sus actividades y hasta sobre las ciudades a las que pertenecen".
¿Las mujeres consumen fútbol de la misma manera que los hombres? "No, en absoluto. A las mujeres no les importa conocer el nombre de las jugadoras, ni tampoco les interesa ver el resumen de todos los goles de los distintos partidos, que marca el comportamiento masculino. En la actualidad, la mujer apuesta al movimiento de igualdad de género y apoya y se identifica con las jugadoras que hacen lo que los hombres practican desde hace un siglo".
Sin que se le mueva un gesto de su rostro, desliza casi con naturalidad que "tarde o temprano voy a ser la presidenta de la FIFA. Todavía soy joven, pero lo veo y me veo en ese rol para el cual me estoy preparando. Lo que advierto es que ni la FIFA ni su presidente Gianni Infantino ven el negocio del fútbol femenino que se viene, porque hace cien años que están enfrascados en el billonario negocio del masculino. ¿Sabés cuánta gente vio el Mundial jugado en Australia y Nueva Zelanda? Dos billones (con doce ceros). Pero la FIFA no ve el elefante que tiene frente a sus ojos".
Le traen a Charlie (Charlotte), la llena de besos y parece una mamá hogareña, no este tanque que por personalidad y capacidad parece inalcanzable. Ella dice ser "una piba normal que sabe lo que quiere", pero para lograr esta infraestructura asegura que tuvo que sudar la gota gorda. "Yo estudié diseño, estaba inmersa en el mundo de la moda y viviendo en Nueva York, nada que ver con todo esto, pero acepté la propuesta de mamá y me fui a Miami en 2013".
Empezó a trabajar y a demostrar sus virtudes. "Ser agente me despertó pasión por el fútbol pero debo reconocer que no fue nada fácil. Yo lo hice cinco años y terminé odiando esa función, porque es lado más oscuro del fútbol, siempre está la sospecha de que te quedás con un retorno".
Queda una duda: ¿de dónde surge el nombre Mercury 13? "Se lo puse en homenaje a un grupo de trece astronautas que en los años '60 fueron financiadas para que se convirtiesen en las primeras mujeres en llegar a la Luna. Durante diez años se entrenaron de la misma manera que los hombres, pero la NASA inmediatamente las rechazó por su género. Me pregunto qué habría pasado si en 1969 hubieran llegado esas mujeres y no Armstrong, Collins y Aldrin".w
“En diez años, el fútbol femenino será un negocio billonario”.