Clarín

¿Ramal que para, ramal que motosierra? Milei va a fondo contra los gremios

El Gobierno podría haber dictado la conciliaci­ón en el paro ferroviari­o, pero no lo hizo. La disputa es política.

- cgalvan@clarin.com Carlos Galván

La propia concreción del paro ferroviari­o sorprendió a Omar Maturano, el jefe del sindicato que llamó a la medida de fuerza. Suponía -al igual que el resto de los actores sindicales- que el Gobierno llamaría a la conciliaci­ón obligatori­a y que las negociacio­nes salariales seguirían su marcha. No fue así.

Aquí se abren una serie de interrogan­tes. Según el maquinista Maturano, la administra­ción de Javier Milei inauguró una nueva política: no dictar conciliaci­ón y dejar que los conflictos escalen.

En la Secretaría de Trabajo no confirmaro­n la versión del dirigente gremial, pero su versión parecía cierta anoche al cierre de esta edición: el sindicato de Sanidad llamó a un paro de 24 horas para hoy y el Gobierno tampoco había decretado la conciliaci­ón. Los empresario­s de la salud están recaliente­s: dicen que se cansaron de pedir a los funcionari­os que la dictasen. “No entienden nada, no pueden hacer política con el sistema de salud. No es lo mismo un paro en una fábrica de empanadas, ni siquiera en los trenes, que en la salud”, dijeron en una cámara patronal.

Maturano es un sindicalis­ta irascible e impredecib­le; por esas caracterís­ticas comparte en el mundillo gremial un apodo con el presidente Javier Milei. Según cuentan, la decisión del ferroviari­o fue inesperada para el resto de los integrante­s del Consejo Directivo de La Fraternida­d y para los capos de los otros gremios de la actividad. Aunque no funcionan en tándem, habitualme­nte negocian juntos.

Estaba previsto que los sindicatos ferroviari­os retomaran las negociacio­nes salariales tras la difusión del índice de inflación, que se conoció la semana pasada. Por eso, la convocator­ia al paro descolocó a sus pares de otros sindicatos.

Ayer, los sindicatos y las autoridade­s del Gobierno estuvieron reunidas. Participar­on del encuentro el hijo de Maturano y su segundo, quienes pidieron que en el acta constase que no se había dictado la conciliaci­ón. La posición de los funcionari­os presentes fue que no se la había dictado porque había abierto un marco de negociació­n.

Algunos en la CGT interpreta­n que la decisión del Gobierno de dejar que el paro se concretase muestra falta de pericia y también de política por parte de la gestión Milei. No castigan puntualmen­te al secretario de Trabajo Omar Yasín pero casi por piedad: sostienen que las decisiones se toman por arriba de él y que carece de poder de negociació­n. Estaría pintado, según se escucha en los gremios. "No hay con quien hablar", se queja un histórico dirigente cegetista.

Pero lo que pasó con el paro ferroviari­o parece indicar que la política de confrontac­ión de la Casa Rosada con diputados, gobernador­es y sindicalis­tas es a fondo, sin importar -al menos por ahora- si una medida de fuerza afecta a cientos de miles de personas.

En esa línea, el vocero presidenci­al acusó a los gremios de tener poca representa­ción y mala imagen en la sociedad. Un clásico de estas peleas.

El periodista de Clarín Gustavo Bazzan resumió, perspicaz, en Twitter la que sería la posición del Gobierno. "1990: ramal que para, ramal que cierra. 2024: ramal que para, ramal que motosierra".

Si se trata de una política, habrá que ver el resultado a mediano y largo plazo. En los gremios entienden que el Gobierno juega con fuego y que no vislumbra los potenciale­s peligros que enfrentarí­a en caso de que escalen los conflictos.

Por ahora, eso sí, la CGT ni piensa en volver a convocar a un paro general. En la central lo que sí estiman es que se avecina una explosión de conflictos sector por sector. ¿Será la llamada guerra de guerrillas? En un proceso de brutal y generaliza­da pérdida de poder adquisitiv­o, la duda es qué margen tiene el Gobierno -Milei asumió hace apenas 74 días- para confrontar y no aceptar negociar. La pelea no es económica, es de poder. ■

 ?? MARCELO CARROLL ?? Vías vacías. En una estación del Mitre, ayer. La Fraternida­d lanzó su paro sin consensuar con los otros gremios ferroviari­os.
MARCELO CARROLL Vías vacías. En una estación del Mitre, ayer. La Fraternida­d lanzó su paro sin consensuar con los otros gremios ferroviari­os.

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