Clarín

La derrota del PSOE en Galicia complica el gobierno de Sánchez

La amplia victoria de la derecha en ese distrito le resta aún más peso al partido. El PP gobierna en 11 de las 17 comunidade­s autónomas, además de Ceuta y Melilla.

- CORRESPONS­AL Marina Artusa

La victoria del Partido Popular (PP) en las elecciones regionales del último domingo en Galicia tensa aún más el tablero político en España.

Al desgaste que el gobierno de coalición PSOE-Sumar de Pedro Sánchez viene soportando desde que propuso una ley de amnistía para “borrar” los delitos cometidos por el independen­tismo catalán, se suma la peor derrota socialista en Galicia: de los 14 diputados con los que contaba en el Parlamento gallego, sólo pudieron retener 9.

A su socio de gobierno, Sumar, no le fue mejor. Los gallegos no valoraron siquiera que la líder de esa coalición de izquierdas a la izquierda del PSOE, la vicepresid­enta y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, fuera una de ellos. El partido de Díaz no alcanzó el 5% de los votos que el sistema electoral de Galicia requiere para sentar en su Parlamento a un diputado y no logró entrar.

“Quienes querían que las elecciones gallegas fuesen un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí tienen el resultado del plebiscito, ahí tienen el fracaso rotundo del modelo sanchista”, se ufanó el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, un día después de que su candidato y actual presidente gallego, Alfonso Rueda, obtuviera el 47% de los votos.

Es la quinta mayoría absoluta que consigue el PP en Galicia y la primera sin Núñez Feijóo como candidato. El caudillo gallego gobernó entre 2009 y 2022, cuando dejó la Xunta para presidir desde Madrid su partido, que estaba hundido en una crisis interna.

Las gallegas fueron las primeras elecciones, además, desde que Pedro Sánchez logró su reelección. Es el tercer mandato del secretario general del PSOE que, luego de complicada­s maniobras de contorsion­ismo político, consiguió formar gobierno en noviembre pasado, con el variado apoyo del independen­tismo catalán y vasco.

El “bloque de la investidur­a”, como se conoce al contingent­e de siete

En Galicia, el PSOE retuvo sólo 9 de sus 14 diputados

partidos que le dieron el sí a Sánchez para que permanezca en La Moncloa, no lo hicieron gratis. Los catalanes exigen una ley de amnistía para que ningún independen­tista sea procesado ni condenado por haber intentado declarar la república de Cataluña en 2017. La medida apunta a proteger al ex presidente catalán Carles Puigdemont, refugiado en Bélgica luego de la declaració­n unilateral de independen­cia y que España considera un prófugo de la Justicia.

Sánchez lleva meses defendiend­o esa amnistía que, según él, armonizará la convivenci­a entre los catalanes. Aún no se sabe cuál será el verdadero costo político para el jefe del gobierno de esta polémica iniciativa. Sin embargo, el partido de Puigdemont, Junts per Catalunya, frenó la propuesta de ley en el Congreso porque la consideran insuficien­te. El plazo para volver a presentarl­a vencía este miércoles pero el PSOE logró una prórroga de dos semanas mientras sigue intentando domar la voracidad de Junts.

Mientras tanto, Núñez Feijóo, que en las elecciones nacionales de julio fue el más votado pero no logró el apoyo de otros grupos políticos para formar gobierno, se convirtió en un rabioso opositor a la amnistía. Su partido organizó cuatro manifestac­iones multitudin­arias en Madrid en contra de esa futura ley pero, durante la campaña electoral en Galicia, se permitiero­n admitir que estudiaron si la amnistía era posible para la legislació­n española. Nuñez Feijóo habría podido ser nombrado presidente del gobierno con el apoyo o la abstención del partido de Puigdemont.

El mismo líder del PP filtró que había llegado a considerar un posible indulto al ex presidente catalán. Pero con condicione­s: que volviera a España de su auto-exilio belga, que fuera juzgado, que se arrepintie­ra y que prometiera que no volvería a intentar independiz­ar a Cataluña del resto de España.

La confesión amenazó con complicar el resultado electoral en Galicia, tierra de Núñez Feijóo. Pero los gallegos no le fallaron y volvieron a darle al PP la mayoría absoluta para los próximos cuatro años. Hoy, el Partido Popular gobierna en 11 de las comunidade­s autónomas, además de en Ceuta y Melilla, las dos ciudades españolas en territorio africano.

La última estocada para el PSOE de Sánchez había sido el 28 de mayo pasado, cuando en las municipale­s y regionales en algunas autonomías perdió poder territoria­l. De las nueve comunidade­s autónomas en las que gobernaban los socialista­s, sólo les quedaron tres: Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. A lo que añaden un co-gobierno con el Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV) en Euskadi.

Aquel resultado electoral le cayó como un balde de agua fría a Sánchez que, con reflejo entre audaz y kamikaze, anunció al día siguiente la disolución de las Cortes y la nueva convocator­ia, anticipada, a las urnas para el 23 de julio de 2023. El PSOE salió segundo, detrás del PP, pero Sánchez logró lo que Núñez Feijóo no pudo: formar gobierno. “El presidente del gobierno hoy es Pedro Sánchez. El líder de la oposición es Núñez Feijóo. Y esto no ha cambiado ni va a cambiar”, dijo la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, cuando le pidieron una opinión sobre la proyección de las elecciones gallegas a nivel nacional. Sánchez necesita recuperar presencia territoria­l. Las próximas elecciones regionales serán en abril en el País Vasco, una tierra en la que los nacionalis­mos locales le darán poco aire para marcar la cancha. La vista está puesta en junio, cuando habrá elecciones en Parlamento europeo.w

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C.DELUCA Enfrentado­s.El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y el jefe de gobierno, Pedro Sánchez.

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