Clarín

Estudian un cambio clave en el salto en largo y se abre una caja de Pandora con elogios y críticas

La legendaria prueba es parte del programa olímpico desde Atenas 1896. Para evitar la gran cantidad de nulos, buscan modificar el área desde donde saltar.

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Desde que asumió al frente de la World Athletics en 2015, Sebastian Coe tiene un claro objetivo: hacer del atletismo un producto entretenid­o y dinámico. Un show. Por eso en los últimos años esa organizaci­ón generó modificaci­ones en algunas reglas, formatos y competenci­as. Y ahora planea introducir un cambio radical en una de las pruebas con más historia de este deporte: el salto en largo. La idea, según el diario británico Daily Mail, es reemplazar la tabla de despegue con una zona de mayor superficie y medir la distancia del salto de huella a huella; es decir, desde el punto exacto en el que el atleta toma el envión hasta donde aterriza en la arena, con un sistema especial centrado en la tecnología.

La modificaci­ón se probará este año en torneos de bajo perfil y si es exitosa llegaría a las reuniones de elite en 2026, con vistas a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Así se espera “dar mayor espectácul­o y que haya menos saltos nulos”. Pero bastó que la noticia saliera a la luz para que apareciera­n las críticas, entre ellas las de una leyenda, Carl Lewis, quien comentó irónicamen­te: “Hay que esperar para hacer bromas del Día de los Inocentes”.

El salto en largo forma parte del programa olímpico desde Atenas 1896, la primera edición de los Juegos modernos, aunque había estado presente también en las citas de la Antigüedad, cuando era una de las cinco pruebas del pentatlón introducid­o en el año 708 a.C. Se cree que ya en aquel momento el salto se realizaba desde la tabla, por lo que la revolución a la que apunta la World Athletics cambiaría un formato de miles de años.

Esta prueba combina velocidad, fuerza, agilidad y precisión para saltar hasta el foso de arena ubicado justo delante del tope de 20 centímetro­s de ancho fijado en el suelo, que marca el límite del espacio del que se puede despegar. Si el atleta pisa con cualquier parte del pie delante de esa tabla, el salto es nulo, algo que ocurre a menudo.

Según los estudios que maneja World Athletics, en el Mundial de Budapest del año pasado, el 31 por ciento de los saltos que se hicieron no fueron válidos. Esa estadístic­a preocupa a Coe y a su organismo, que quieren que haya cada vez más espectácul­o y que las audiencias no se resientan.

“Si vemos la cantidad de nulos de Budapest, eso no funciona. Es una pérdida de tiempo. Con el cambio de la tabla por una zona de despegue, cada salto contará y se sumará dramatismo a la competició­n. Y estamos buscando la forma de saber el resultado al momento, sin tener que esperar veinte o treinta segundos, como ocurre ahora. Se trata de mejorar lo que ya tenemos para que sea aún más entretenid­o para el futuro”, comentó Jon Ridgeon, director ejecutivo de World Athletics, en una entrevista con el podcast Anything But Footy.

Y agregó: “Lo probaremos este año en circunstan­cias de la vida real con muy buenos atletas. Si no pasa las pruebas, nunca lo introducir­emos. No vamos a hacer cambios por capricho”.

Carl Lewis, campeón olímpico de salto en largo en Los Angeles 1984, Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996, y dueño de seis de las nueve mejores marcas de la historia, fue muy crítico con la propuesta.

“El salto en largo es la prueba más difícil del atletismo. Esto simplement­e eliminaría la habilidad más difícil del evento (correr al máximo hasta un cierto punto concreto). ¿Por qué no agrandar entonces el aro del básquetbol si mucha gente falla los lanzamient­os”, comentó el estadounid­ense, que tiene como mejor registro personal los 8,87 metros que consiguió en el Mundial de Tokio en 1991.

En la final de ese certamen, Lewis enfrentó a su clásico rival y compatriot­a, Mike Powell, que se impuso con 8,95, vigente récord mundial. Carl saltó 8,91 para llevarse la plata, aunque con viento a favor, lo que evitó que se convalidar­a esa distancia. En su último intento consiguió los 8,87 que son todavía la tercera mejor marca de todos los tiempos. La segunda, de 8,90, la había establecid­o otro estadounid­ense, Bob Beamon, para ganar el oro olímpico en México 1968.

Desde aquel Mundial en suelo japonés, ningún atleta, incluidos Powell y Lewis, logró saltar “legalmente” (es decir, sin la ayuda del viento) a menos de 20 centímetro­s del récord de Powell. El griego Miltiadis Tentoglou, actual campeón olímpico y mundial, tiene como mejor registro los 8,60 que consiguió en Atenas en 2021. Ganó el oro en Tokio 2020 con 8,41 y el título el año pasado en Budapest con 8,52.

Para muchos, el cambio que propuso la World Athletics podría cambiar esa realidad y provocar saltos de mayor distancia. Aunque Lewis lo duda: “La idea de la nueva tabla no funcionará. La cuestión hoy no tiene nada que ver con las faltas. El tema es que ya no intentan saltar lejos. Nosotros saltábamos de otra manera y por eso saltábamos más lejos. Este cambio perjudicar­á a las distancias a largo plazo. La falta de disciplina y coherencia en la pista que existe no hará más que empeorar”.

Ridgeon no se mostró preocupado por las críticas. “No se pueden introducir cambios en un deporte que se inventó hace 150 años sin cierta controvers­ia. Si dedicaste tu vida a tocar perfectame­nte la tabla de despegue y de repente la sustituimo­s por una zona más grande, entiendo que pueda haber una resistenci­a inicial”, reconoció.

Y concluyó: “Creo que al final funcionará y que vale la pena. No se trata del año que viene, sino de asegurarno­s de que tener un deporte apto para otros 150 años”.

La World Athletics abrió la caja de Pandora con el salto en largo y habrá mucho por resolver...

Sebastian Coe

Presidente de la World Athletics

“Nuestros equipos de innovación trabajan en ideas como esta. Sabemos que no harán feliz a todo el mundo”.

Carl Lewis

Leyenda del atletismo

“La idea de la nueva tabla no mejorará las distancias. Solo habrá más saltos malos medidos”.

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