Clarín

La coreógrafa argentina que tuvo un rol clave en “Pobres criaturas”

Constanza Macras tiene 53 años y lleva tres décadas radicada en Berlín. Creó la mejor escena de la película: el baile desenfrena­do de Emma Stone y Mark Ruffalo.

- A. J. Goldmann

“Me he convertido en aquello que odiaba: el súcubo deseoso de una

amante”, se enoja Duncan Wedderburn, el simpático galán interpreta­do por Mark Ruffalo en una escena ambientada en un restaurant­e de la Lisboa de la belle époque a mitad de la película Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos.

Bella Baxter, la heroína interpreta­da por Emma Stone, no parece oírlo. Está cautivada por el rítmico sonido de la orquesta que brinda un concierto a los invitados a la cena. Como poseída, sigue el ritmo hasta la pista de baile, donde se suelta con una danza alegre, primitiva y sublimemen­te loca que se convirtió en uno de los momentos cinematogr­áficos del año.

Para Constanza Macras, coreógrafa de la película, esa escena era algo más que divertirse. “Es un momento que define la relación”, explica Macras, una argentina de 53 años radicada en Berlín. “Es el momento en que ella empieza a liberarse de Duncan”, agrega refiriéndo­se al personaje de Stone, una mujer vuelta a la vida con el cerebro implantado de su hija nonata. Duncan la embarcó en un viaje alrededor del mundo con la esperanza de corromperl­a.

Sin embargo, él se da cuenta de que no puede seguirle el ritmo ni en el dormitorio ni, como revela la escena que nos ocupa, en la pista de baile. Cuando Duncan se pone también de pie, intenta salvar la situación y afirmar su control. “Intenta contenerla, intenta enseñarle a bailar con normalidad”, explica Macras. “Toda su relación está cifrada en ese baile, y es increíblem­ente divertido y gracioso”, opina Ruffalo, que recibió una nominación a mejor actor de reparto en los Oscar por el papel (uno de los once a los que aspira Pobres criaturas, entre ellos mejor película, dirección y actriz protagónic­a).

Aunque meticulosa­mente ensayada, la escena del baile en Pobres

criaturas desprende una energía anticuada y anárquica que hace que el momento parezca espontáneo. Lanthimos no eligió por casualidad a Macras: ya había trabajado con ella en La favorita (2018), en la que también actuó Stone, junto a Olivia Colman y Rachel Weisz.

Las contribuci­ones de Macras a esa película incluyeron una danza cortesana para Weisz y Joe Alwyn y un forcejeo juguetón en el bosque para Stone y Alwyn. “Lo bueno de Yorgos es que el baile es un momento clave en sus películas. Tiene un impacto dramático muy fuerte”, explica Macras.

“Para mí, utiliza la danza de una de las maneras más significat­ivas e inteligent­es que vi en el cine”, continúa, señalando otros momentos de las películas de Lanthimos en los que la danza desempeña un papel crucial y memorable, como la discoteca silenciosa en el bosque de La langosta (2015) y la escena culminante del baile en el salón de

Canino (2009), el primer gran éxito internacio­nal del director.

Macras habla tras el estreno de su producción de Carmen en el Teatro de Basilea (Suiza). Como Bella, la heroína de la ópera de Bizet se niega a ser controlada por los hombres. En el montaje de Macras

de la obra clásica, Carmen no es una seductora vampiresa devoradora de hombres, sino una activista que defiende la causa de la emancipaci­ón de la mujer.

La producción incluye alusiones a Metrópolis, el clásico expresioni­sta alemán de Fritz Lang; películas del oeste americano; elementos circenses y mucho baile, tanto de los cantantes como de los miembros de su compañía berlinesa, DorkyPark. Lleva la inconfundi­ble firma artística de Macras, a quien le encanta combinar referencia­s cultas y populares.

“Trabajo mucho con citas. Utilizo la danza como una función, como un lenguaje. Utilizo la música y el texto”, explica sobre su enfoque integral de la danza y el teatro.

Lanthimos, que sigue de cerca a artistas contemporá­neos de muchas disciplina­s, es un admirador de su trabajo. El director dijo en una entrevista de 2018 con IndieWire que suele inspirarse en “la danza y el teatro”.

Y, sobre la selección de Macras para trabajar con él en La favorita, explicó: “Sabía que la fisicalida­d sería muy importante para crear la película de una manera que se sintiera como su propio mundo”.

Benedikt von Peter, director artístico del Theater Basel, propuso a Macras hacer Carmen tras reflexiona­r que la opéra-comique, el género en el que trabajaba Bizet, era un entretenim­iento basado en el teatro de variedades. “Pensé: ‘¡Es ella!’”, recuerda von Peter. “Mezcla discursos políticos con maneras divertidas y baile”, continúa.

En todos sus trabajos, ya fueran para el escenario o la pantalla, Macras dice que su objetivo es crear un “espacio para que el intérprete haga algo que sienta que ese material es suyo, porque de lo contrario se siente mecánico y extraño”.

Antes del rodaje, la coreógrafa y dos de sus bailarines ensayaron intensamen­te con Stone y Ruffalo. Ruffalo dice que Macras se presentó con una versión sólidament­e trabajada de la danza, que luego evolucionó durante el proceso de ensayo. “A partir de ahí, empezamos a jugar con ella y a colaborar”, explica. “Yorgos señalaba que una parte no le parecía bien y entonces todos empezábamo­s a probar otras cosas para llevarlas a un lugar de su agrado”, continúa.

“Al final, lo que Yorgos buscaba

La danza suele desempeñar un papel crucial en las películas de Lanthimos.

era una estructura en la que pudiéramos ser libres. Quería que la relación fuera física. Fue realmente una colaboraci­ón fantástica con Constanza y sus colegas”, afirmó.

Macras también trabajó con Stone y Ruffalo en la alocada pelea que estalla poco después del baile, cuando Duncan se enfrenta a un apuesto caballero mayor que le hace ojitos (guiños, para ser exactos) a Bella. La pelea parece impulsada por la energía maníaca desatada por el baile desenfrena­do de Bella.

“Le gusta el baile. También le gustan las cachetadas”, comenta entre risas Robbie Ryan, director de fotografía de la película, nominado al BAFTA y al Oscar, sobre Lanthimos. Y describe a Macras como una persona abierta y creativa, y afirma que su sensibilid­ad se traduce bien en el enfoque de Lanthimos, que es artísticam­ente serio y al mismo tiempo acepta el absurdo e incluso la tontería. “Obviamente, su estilo está en el nombre de DorkyPark”, dice Ryan, que también trabajó en La favorita.

“Es, sin duda, una visión interesant­e de la danza contemporá­nea normal ,y ella empuja los límites en gran medida de una manera divertida”, agrega. “Eso encaja con la sensibilid­ad de Yorgos”.

Macras siente que coreografi­ar para la pantalla te da algo “que nunca se consigue en el teatro”. Naturalmen­te, la fotografía desempeña un papel fundamenta­l. “La cámara es realmente un trabajo coreográfi­co también”, explica.

Ryan contó que cuando llegó el momento de rodar la escena del baile, la preparació­n de los actores hizo que su trabajo fuera razonablem­ente fácil. “Encontramo­s la manera de poder bailar a su alrededor”, dice. Y añade: “Me preocupaba golpearlos todo el tiempo con la plataforma rodante de la cámara, pero lo negociamos”.

Sin embargo, las cosas se pusieron más difíciles en la pelea. Ryan rodó la escena cámara en mano y, en un momento dado, Stone golpeó el objetivo de la cámara con su bota. Por suerte, nadie resultó herido. Para Ruffalo, trabajar con Macras le permitió descubrir una faceta diferente de sí mismo como intérprete: “Me di cuenta -dice- de que sé bailar y de que puedo hacer comedia física de una forma divertida, pero también honesta”.w

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Socia creativa. Macras ya había trabajado con Lanthimos en “La favorita”.
 ?? ?? Desatada. Stone baila en la secuencia inolvidabl­e de “Pobres criaturas”.
Desatada. Stone baila en la secuencia inolvidabl­e de “Pobres criaturas”.

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