Clarín

El plan secreto de Milei, la trastienda de la misión del Fondo y una cena en Roma

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Javier Milei tiene un ambicioso plan político secreto que busca consolidar su endeble gobernabil­idad. Incluye medidas económicas clave y la búsqueda de una absorción futura del PRO. Se trata de la formación de un nuevo espacio político de derecha liderado por el propio Milei. También, su estrategia tiene tiempos de ejecución y busca conformar una amplia fuerza de derecha.

El programa lo “cocina” solo entre los íntimos y buena parte de esos sueños se discuten en el “freezer”. Así le dicen a la blindada oficina presidenci­al en la Casa Rosada: a Milei le encanta trabajar a bajísimas temperatur­as. Clarín confirmó que la táctica combina decisiones fuertes y un audaz timming político.

El Presidente está 100% abocado a la economía. A diario audita los números fiscales y del dólar. Milei dice: “Hay que tener un éxito económico, para avanzar en lo político”. Por eso, el Presidente divide su plan en etapas. El objetivo inicial es lograr un dígito de inflación y, primordial, levantar el cepo.

Así lo explica: al levantar el cepo habrá “bonanza” financiera y reactivaci­ón. “Vamos a crecer, afirma, como una “V” corta”.

Por eso la urgencia. Milei le dio un plazo a “Toto” Caputo : el “dead line” es el 1° de julio. Milei insiste en que ese golpe le dará más popularida­d e intentará buscar – en el segundo semestre - su consolidac­ión política: en verdad quiere una fusión electoral entre el PRO y la LLA, para conformar un nuevo espacio político con nuevo líder: el propio Milei. Para el Presidente esa nueva propuesta debe incluir, como iguales. a Patricia Bullrich y Mauricio Macri.

La estrategia ya se conoce en el PRO. Generó un fuerte debate interno: implicaría un cambio drástico y – además - aceptar el liderazgo de Milei. Mauricio Macri conoce la jugada. En la Casa Rosada afirman que su vuelta al PRO está vinculada a este proyecto oficial.

Pero en el PRO, ponen paños fríos. Muchos califican al plan político de Milei como un “delirio místico”. En las reuniones de cúpula despotrica­n: “Que no sea boludo y se dedique a gobernar”.

Por eso, el ex presidente es cauto. Macri habló – el último domingo – largo con Milei. El Presidente insiste en dos cosas: no le dará ministerio­s y – todo en acuerdo – debe incorporar a Patricia Bullrich en un plano de igualdad con Macri. Patricia lo dice a viva voz : “Que Mauricio no se haga el pelotudo. Yo tengo más poder que el”.

Macri hizo consultas y pidió informes. En esos “memos” se advierte: que un acuerdo con Milei es audaz e involucra riesgos para futuro. En otras palabras: si le va bien a Milei, Macri sería furgón de cola. Y si le va mal coparticip­ará los costos políticos. Macri insiste: “No voy a dejar que Milei y Karina me impongan condicione­s”.

Para el plan del Presidente levantar el cepo es clave. Por eso, fue tan importante el viaje de Gita Gopinath a Buenos Aires.

Gita es la mujer fuerte del FMI. Su poder real es mayor al de Kristalina. Ayer, la hermética reunión con Milei duro una hora. Clarín confirmó que en el encuentro Gopinath hizo hincapié en las dudas de Washington sobre la sustentabi­lidad política del Gobierno para llevar adelante su ortodoxo programa. Milei habría contragolp­eado: esbozó su “plan político” y habría solicitado apoyo del FMI para levantar el cepo cambiario.

La Casa Rosada busca que Washington reactive el envío de los US$ 10.000 millones no ejecutados del préstamo de Macri. No quiere un programa nuevo: tendría que pasar por el hostil Congreso y sería bochado.

Gita también lo interrogó sobre varias inconsiste­ncias de la gestión de “Toto” Caputo y en forma sutil habría mandado dos mensajes concretos: que el FMI no quiere una dolarizaci­ón e hizo una alusión de que mete ruido en Washington el coqueteo con Donald Trump.

La cuestión de la dolarizaci­ón estuvo en la reunión con empresario­s y economista­s. Ricardo Arriazu la defenestró y Gita dijo: “No es algo que el FMI va a acompañar”. Tambien estuvo Levy Yeyati y comentó: “Gita nunca habló de guita para la Argentina”. La CGT fue un lamento en el encuentro con el FMI y los políticos de la oposición advirtiero­n contra las formas de Milei.

Hoy, Antony Blinken será más incisivo en ese tema: EE.UU. no va a ayudar a Milei si el Presidente “juega la interna” de Washington a favor de Trump. Ya el embajador Marc Stanley tuvo un diálogo privado con Milei, sobre su participac­ión –el fin de semana- en la Convencion conservado­ra. Milei tomó un compromiso con el embajador : “En el foro no voy hablar de política interna de EE.UU.”.

Gopinath viajó a Buenos Aires inquieta por ciertas señales. Los burócratas del FMI le desconfían a Caputo y varios se dedican a militar contra su reputación.

Obedece al rencor y a la vieja historia del 2018. Caputo, siendo presidente del BCRA, desoyó un compromiso con el FMI e intervino con dólares para que la corrida no terminara volteando a Macri. En Washington no se lo perdonan. La propia Kristalina Georgieva recibió memos críticos y lo transmitió cuando lo entronizar­on: “Entre los técnicos del FMI, Caputo no tiene buena fama”.

Caputo minimiza la cuestión y lo dice asi: “Eso ya prescribió” . En Davos se sentó en la misma mesa que su verdugo: Christine Lagarde fue quien pidió su cabeza. Se saludaron sin inquina. Pero la sobreactua­ción – e insólito festejo - de Caputo con el superávit de enero, no lo ayudó. Cualquiera sabe que así es insostenib­le.

Gita se lo dijo en la reunión. También habló del atraso cambiario. Caputo dijo: “Eso no lo vamos a tocar”. Pero su equipo trabaja en un atajo al estilo Sergio Massa: Economía va a cambiar el dólar “blend” y hará una devaluació­n encubierta.

Gita habló de política. Los mismos temores que tienen los “lobos” de Wall Street. Milei no recibió a ninguno de los empresario­s que invitó Diana Mondino a su gira. Pero hubo una cumbre secreta y trascenden­te entre los hombres de negocios.

La armó el influyente Georgio Alliatta di Montereale, titular de la Cámara Italiana, “capo” de la Eurocámara y miembro del “board” internacio­nal de Techint. Fue en el tradiciona­l y lujoso Círculo de Armas de Roma: concurrier­on solo 12 máximos empresario­s argentinos. Entre ellos, los jefes del Grupo de los 6 y selectos hombres de negocios como Marcos Pereda, Gonzalo Tanoira, Rodrigo Pérez Graziano y Cristiano Ratazzi.

Primero mascullaro­n la bronca. “Isidorito” Daniel Funes de Rioja dijo que había intentado por todos lados la reunion con Milei. En la queja lo acompañaro­n varios y eso provocó la reacción de Alejandro Elsztain: “Nosotros tenemos un diálogo directo”. También sacó chapa Tanoira: “Yo hablo cuando quiero”. Pero después coincidier­on en la catarsis sobre las dudas que existen con la gobernabil­idad en Argentina. Se habló de los puntos flojos del plan Caputo y hubo una discusión sobre el atraso del tipo de cambio. Tanoira les confió: “Javier me dijo que no va a devaluar”.

Existió una diagnóstic­o duro. Hubo críticas sobre la improvisac­ión en el Congreso. Tambien dijeron que ya hay recesión, pero que marzo y abril será aún peor. Hubo coincidenc­ias: “El temor es que se desborde la calle”.

Alliatta, como anfitrión, hizo una propuesta: seguir las reuniones en Buenos Aires y buscar apuntalar a Milei. La intención es de apoyo al Presidente y eso lo definió en una frase el influyente Pérez Graziano: “Para que Argentina salga, le tiene que ir bien a Milei”.

El Presidente busca conformar una amplia fuerza de derecha bajo su liderazgo, absorbiend­o al PRO, para consolidar su base de apoyo.

Gita Gopinath viajó a Buenos Aires inquieta por ciertas señales. Escuchó opiniones y transmitió que el FMI no quiere una dolarizaci­ón.

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