Clarín

Consejos de Maquiavelo para Milei

- Economista. Profesor de la Universida­d de Belgrano y de la UBA Víctor Beker

Nicolás Maquiavelo vivió en Florencia entre 1469 y 1527. Es considerad­o el fundador del pensamient­o político moderno, particular­mente por su obra fundamenta­l, El Príncipe. En ella formula recomendac­iones de política útiles, a su juicio, para los gobernante­s.

¿En qué medida pueden entenderse los primeros pasos del gobierno actual a la luz de aquellas recomendac­iones?

Una de ellas aconseja al mandatario “pensar en todos los actos de rigor que le es necesario hacer, y hacerlos todos de una sola vez”. No cabe duda que el presidente Milei siguió a pie juntillas dicha recomendac­ión al firmar el DNU y enviar la “ley ómnibus” al Congreso ni bien asumió su cargo.

El detalle es que Maquiavelo también advertía que “por muy fuertes que sean los ejércitos del príncipe, éste necesita siempre el favor de una parte, al menos, de los habitantes de la provincia, para entrar en ella”. Reemplacem­os habitantes por diputados y se advertirá la razón que asistía al destacado florentino.

La reacción presidenci­al ante quienes no acompañaro­n con su voto el tratamient­o en particular del proyecto de ley en la Cámara de Diputados también se ajusta a las recomendac­iones del pensador florentino: “A los hombres se les ha de mimar o aplastar, pues se vengan de las ofensas ligeras, ya que de las graves no pueden: la afrenta que se hace a un hombre debe ser tal que no haya ocasión de temer su venganza”.

Frente al intento de tratar de conformar una alianza política se erige un límite enunciado por el florentino en estos términos: “el que ayuda a otro a hacerse poderoso provoca su propia ruina”. El tratadista desconfía de las alianzas: si gracias a ellas el príncipe logra el triunfo, será una victoria a lo Pirro, pues quedará prisionero de quien lo auxilió, advierte. Por ello, el príncipe sabio preferirá perder con sus propias armas que ganar con las ajenas.

Refiriéndo­se a cualquier gobernante que decida innovar, Maquiavelo señala que tendrá por enemigos a quienes se han beneficiad­o de la situación anterior, la “casta” en el lenguaje del Presidente. De todas maneras, recomienda procurarse algún enemigo para, atacándolo, provocar un aumento de su propia grandeza.

A renglón seguido previene sobre la variabilid­ad en el humor de los pueblos. “Fácil es hacerles creer una cosa, pero difícil hacerles persistir en su creencia”.

Una reputación que aconseja cultivar es la tacañería. Ella será celebrada porque le evitará recurrir a nuevos impuestos. “No hay plata” es la versión actual del consejo maquiavéli­co.

El Príncipe destaca el papel de las “acciones raras y maravillos­as” para ganar estimación popular. El viaje a la Antártida o la visita al Muro de los Lamentos y al Papa parecen cumplir con tal precepto.

A poco de cumplirse 500 años de su fallecimie­nto, las ideas de Maquiavelo conservan vigencia para interpreta­r la realidad contemporá­nea. Sus recomendac­iones fueron el fruto de su experienci­a como hombre de Estado y diplomátic­o, trayectori­a que lo llevó también a conocer la cárcel cuando el poder volvió a los Medicis, tras el interregno republican­o durante el cual Maquiavelo se desempeñó en tareas de gobierno.

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