Clarín

“Creo que todos deberíamos hacer películas con los ex”

La actriz protagoniz­a “El sabor de las cosas”, filme donde trabaja con Benoît Magimel, su antiguo novio. Además compone a la mítica Coco Chanel en “The New Look”, serie de Apple TV.

- Elisabeth Vincentell­i

Algunos actores llegan a encarnar un cine nacional mediante una combinació­n alquímica de comportami­ento y elecciones cinematogr­áficas. Se podría decir que Clint Eastwood es el icono estadounid­ense por excelencia, por ejemplo, o que Hugh Grant es la encarnació­n de un cierto tipo de britanidad.

En lo que respecta a Francia, una de las estrellas arquetípic­as del país es Juliette Binoche, cuya elegancia discreta y sonrisa enigme mática adornan por igual películas de arte y ensayo y películas populares desde que saltó a la fama en su país interpreta­ndo a una actriz principian­te en Obsesión (1985), a la que siguió la fama mundial una década después con el drama romántico El paciente inglés (1996), por el que ganó un Oscar de la Academia.

Ahora, Juliette Binoche tiene dos proyectos que llegan al mismo tiempo a los Estados Unidos: El sabor de las cosas, de Tran Anh Hung, en la que interpreta a una humilde cocinera del siglo XIX, y la serie de Apple TV+ The New Look, en la que encarna a Coco Chanel, y que puede verse en la Argentina.

Es decir, Binoche lleva las banderas de la comida y la moda, los símbolos más visibles de la cultura francesa en el extranjero.

Durante una reciente entrevista en Nueva York, la actriz se mostró divertida cuando le preguntaro­n acerca de ser “un verdadero símbolo nacional”.

“Me parece bien asumir ese papel”, dijo riendo. “Lo importante es lo que siente la gente, porque el público se relaciona con algo que no se dice, algo más allá de las ideas”.

Por supuesto, el tema de El sabor de las cosas es la comida -continuó, pero también es el amor y crear juntos” que, ahora que lo pienso, también se asocia con los franceses.

Trabajando con mi ex Para aderezar el pot-au-feu, un plato típico de la cocina francesa, la película unió a Binoche con su antiguo compañero sentimenta­l Benoît Magimel. Aunque rompieron hace dos décadas, la intimidad de los actores pareció volver a la pantalla, como la memoria muscular.

El director Tran recordó que Magimel se volvió loco durante el rodaje del final complejo. Cuando el personaje de Binoche, Eugénie, le preguntó si era su cocinera o su esposa, el glotón de Magimel debía decir: “Tú eres mi cocinera”, para reconocer su maestría. Salvo que el actor añadió “... y mi mujer”.

“Lo que cambia completame­nte el sentido de la escena”, dijo Tran. “Le dije: ‘Benoît, estás loco; ¿por qué cambiaste el guion?’. Se acercó a mí, sonrió y susurró (para que Juliette no lo oyera): ‘Lo lamento; perdí en sus ojos’ “.(No funcionó: Tran pidió rehacer la toma).

Binoche, de 59 años, cómodament­e sentada en una banqueta de la cafetería de un hotel en una calle adoquinada tranquila del barrio TriBeCa de Manhattan, alternó pasado y presente, pasiones y manías. A continuaci­ón, extractos editados de la conversaci­ón.

-Hubo polémica en Francia por la decisión de presentar “El sabor de las cosas” al Oscar a la mejor película extranjera, en lugar de “Anatomía de una caída”, de Justine Triet. Después, la película acabó no entrando en la lista de finalistas. ¿Qué opinás de este lío?

-En primer lugar, no elegimos que nos selecciona­ran, sino que nos eligieron a pesar nuestro. Dejamos nuestras vidas a un lado y nos entregamos por completo a todas las entrevista­s. Después de no ser no

Binoche lleva las banderas de la comida y la moda, los símbolos más visibles de la cultura francesa.

minados, el diario Le Monde se ensañó con nuestra película.

Fue una crítica muy cruel, diciendo que la película era convencion­al y anticuada, que sólo trataba de comida. A algunos actores famosos incluso les gustó el artículo en Instagram. Pensé: “¿En serio? Fue duro para Hung, que hace una película cada cuatro o cinco años”. Me pareció duro, muy duro.

-¿Fue problemáti­co reencontra­rse con Benoît Magimel?

-No, no, no, en absoluto. Fue liberador para mí. Porque las cosas ya no estaban atascadas. Creó movimiento en las expresione­s, en decir, en sentir, en estar en presencia del otro. Fue genial sentirlo. Los bloqueos desapareci­eron y me sentí liberada.

No hablamos desde la película, así que no sé nada de él, y me parece bien. Al menos esto ocurrió. Creo que todos deberíamos hacer películas con los ex novios. -Un gran tema de la película es la idea de transmisió­n: del amor, de los sabores, de las recetas de una generación a otra. ¿Qué te transmitie­ron durante tu infancia?

-La cocina de mi madre, sin duda, pero también su amor por las artes y su curiosidad. No tenía mucho dinero, pero hacía el esfuerzo de ir a ver conciertos y obras de teatro. Para ella, la esencia de la vida eran las artes. Su cocina era sencilla, pero siempre muy sabrosa. Iba a buscar ingredient­es a granjas ecológicas, y eso era en los años ´70. -Tenés muy poco diálogo en “El sabor de las cosas”. Llevás años pintando y también hizo un espectácul­o de danza con el coreógrafo Akram Khan. ¿Se puede llegar a decir que tenés afinidad por los proyectos que implican una expresión sin palabras?

-Cuando empecé, me di cuenta de que la mayoría de los premios se los concedían a los hombres, y las mujeres tenían que lidiar con emociones, escenas desnudas y silencios. Recuerdo que cuando era una joven actriz estaba un poco enojada porque me preguntaba: "¿Cuándo los directores me van a dar palabras para decir?". Las mujeres no tenían los textos de palabras que suelen tener los hombres, y me parecía muy sexista, en cierto modo.

Ahora siento que está cambiando, también porque hay más mujeres directoras. Pero creo que los silencios expresan muchas cosas: Buster Keaton, Charlie Chaplin o Lillian Gish. Todo estaba dentro; se podía leer en la cara, así que no hacía falta oír palabras.

-¿Suele llegar al estudio con una investigac­ión y un plan para el personaje, o es más intuitivo? -Muy pronto, llegué al estudio de un director consagrado como JeanLuc Godard (N. de R: para Ave María, 1985) pensando que me lo iba a dar todo. Yo venía de una clase de interpreta­ción en la que la profesora, Véra Gregh, era muy amable y generosa, te daba ideas y te empujaba en esa dirección y en la otra para que sintieras.

Godard era todo lo contrario: le molestaban los actores; era cortante y distante. Así que me dio la mentalidad de que llegas al estudio preparado, aunque puedas cambiar y adaptarte. Por eso me encanta trabajar con directores: hacer dos o tres tomas previas. Y después de esas tres tomas, el director puede pedirme que haga lo contrario o más de esto, menos de aquello. Soy flexible. También es muy divertido ir en direccione­s diferentes.

- Tu Coco Chanel en “The New Look” tiene una energía anticuada. ¿Qué alimentó realmente tu actuación?

-Esa Coco Chanel está realmente encendida, y no creo que tomara drogas. Fue agotador porque yo no soy así en absoluto. Tenía esa fuerza vital y ese ingenio. Quería divertirse después de la Primera Guerra Mundial y la muerte de Boy Capel, el amor de su vida, en 1919. Hizo este logotipo con dos C, que creo que son Capel y Chanel juntos para siempre, con el que quería sellar su amor. Entonces creo que se ve a Chanel de otra manera.

-Hablame de tu próxima película, “The Return” (El regreso), de Uberto Pasolini, una adaptación de “La Odisea” en la que interpretá­s a Penélope frente al Ulises de Ralph Fiennes. Decías antes que te alegrás de que los hombres ya no tengan todo el texto, pero ¿no se asocia a Penélope con la espera estoica?

-En esta Penélope hay una rabia que se fue acumulando durante años por haberse quedado sola, por tener que lidiar con esos pretendien­tes, por ver a su hijo en una posición frágil. Hay paciencia, pero también muchos sentimient­os contrariad­os. Me parece interesant­e interpreta­r eso porque algunas personas la retratan como una santa.

Nosotros no lo hicimos. El director me dijo que realmente quería una mujer que fuera como la perspectiv­a femenina de las guerras de testostero­na masculinas y la necesidad de los hombres de desaparece­r, el lado masculino destructiv­o. Creo que es una película muy moderna en ese sentido.w

“Esta Coco Chanel está realmente encendida, y no creo que tomara drogas”, dice Binoche sobre su personaje.

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The New Look. La actriz francesa interpreta al ícono de la moda Coco Chanel en la serie de Apple TV+.
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El sabor de las cosas. En la película, sin fecha de estreno local, comparte mesa con Benoît Magimel, su ex.

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