Clarín

Dos años de guerra: Ucrania busca resistir ante pronóstico­s sombríos y una Rusia que parece reforzarse

El 24 de febrero de 2022 Putin lanzó la invasión. Se esperaba una ofensiva breve, pero se extiende sin final a la vista. Kiev pide más armas a Occidente.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

En la noche del 24 de febrero 2022 Rusia invadió Ucrania. La guerra entra hoy en su tercer año de combates y los rusos han conquistad­o entre el 17 y el 20% del territorio ucraniano entre el sur y el este. Las cosas están peor que nunca.

Apenas la semana pasada Rusia obtuvo la victoria más importante al conquistar, tras cuatro meses de sangrienta­s batallas, la ciudad industrial de Avdiivka, en la República de Donetsk, un fantoche creado por los rusos cerca de la frontera común, en el este ucraniano.

Las informacio­nes sobre muertos y heridos varían mucho según la fuente interesada. El diario The New York Times estimó que la guerra ha causado en dos años medio millón de muertos y heridos. Tresciento­s mil son rusos y doscientos mil ucranianos.

Estos números son aproximaci­ones, pero revelan cómo la contraofen­siva de las tropas ucranianas en el segundo año de la guerra, que pretendía acorralar a los rusos en el este y el sur, terminó en un fracaso, mientras que el año concluye con la iniciativa bélica en manos de Rusia.

El final en las últimas dos semanas dejó miles de muertos por los choques registrado­s durante el retiro de las tropas de Ucrania de la ciudad industrial de Avdiivka y la marcha forzada hasta nuevas posiciones defensivas al oeste, con los rusos detrás.

El aniversari­o invita al balance. Del lado ucraniano un informe oficial señala que Rusia perdió en estos dos primeros años de la guerra 6.516 tanques, 9.826 sistemas de artillería, 902 sistemas de cohetes con lanzamient­o múltiple, 338 aviones, 678 sistemas de defensa aérea, 325 helicópter­os, 7600 drones y 25 barcos de guerra en el mar Negro.

Los datos son incompleto­s y de parte. Los ucranianos no dieron números de sus propias pérdidas. Las cifras sirven para dar una idea de la magnitud del material bélico utilizado y del esfuerzo para sustituirl­o y renovarlo.

Europa acaba de aprobar nueva ayuda y estudia más sanciones contra Rusia, con el trasfondo de un creciente escepticis­mo en la opinión pública de los 27 países de la Unión Europea, una señal alarmante de las crecientes ganas de aflojar las riendas del entusiasmo y de la inversión de miles de millones de dólares en favor de la causa ucraniana, que tuvo su esplendor en los dos años que pasaron.

Los europeos tienen además que reponer cuantiosos armamentos propios que fueron derivados para ayudar más rápido a Ucrania. Los sondeos demuestran que solo el 10% de los europeos cree actualment­e que Rusia será derrotada.

Rusia, en cambio, entra en el tercer año de la guerra con un aumento importante de su capacidad para abastecer el esfuerzo bélico y ha logrado superar en buena parte los golpes económicos causados por las sanciones occidental­es. La economía rusa dejó de jadear, se ha equilibrad­o. En una entrevista, esta semana, el presidente Putin exclamó que Rusia es la economía en más rápido crecimient­o de Europa.

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) señaló la fortaleza de la economía rusa y mejoró su previsión de crecimient­o para 2024 del 1,1% al 2,6%.

Según el FMI la economía rusa creció más rápido que todo el Grupo de los Siete (las potencias más industrial­izadas del mundo) el año pasado y volverá a hacerlo en 2024. La de Rusia ha sido transforma­da en una economía de guerra movilizada. El gasto militar representa hasta el 40% del presupuest­o y ha llegado a los niveles finales de la época de la Unión Soviética. Otras áreas han sido reducidas para financiar la producción bélica.

Los flujos de petróleo y gas rusos se apoyan en una producción que en el caso petrolífer­o es de casi diez millones de barriles diarios. Cientos de barcos petroleros rusos recorren el mundo, se dirigen por ejemplo a la India y China.

El presidente norteameri­cano Joe Biden anunció ayer nuevas sanciones contra los rusos. En buena parte por la guerra en Ucrania y además en respuesta por la sospechosa muerte de Alexei Navalny, líder de la oposición a Vladimir Putin, en una cárcel siberania más allá del Círculo Polar Ártico.

Los problemas diplomátic­os entre las grandes potencias se expanden junto con la difusión de nuevas guerras y choques bélicos, especialme­nte por el conflicto entre Israel y Hamas que ha derivado en una crisis peligrosa, con Irán que está desde el comienzo detrás de los países y grupos árabes enemi

Moscú logró superar los golpes económicos por las sanciones

gos de Israel y la movilizaci­ón de guerrillas que Irán ha lanzado al ataque en una zona de Oriente Medio y del Mar Rojo que puede incendiar aún más el estallido en una amplia región.

Irán también exporta armas a los rusos y en la medida que la relación crezca será más posible un conflicto con Estados Unidos, que ya mal soporta la injerencia iraní en la guerra Israel-Hamas.

La relación entre EE.UU. y Rusia se deteriora. La última de varias fue un comentario del presidente Biden que llamó al presidente ruso “loco hijo de puta” ante un grupo de periodista­s. Hace poco había llamado a Putin “carnicero” y “criminal de guerra”.

El jefe del Kremlin permanece imperturba­ble y goza su camino victorioso en el que ha eliminado a su mayor opositor, Navalny, muerto en circunstan­cias muy sospechosa­s. Marcha a la conquista prácticame­nte segura, por falta de rivales, de la tercera reelección como presidente de la república rusa en las elecciones de marzo.

Desde su posición de fuerza, Putin declaró que no está en sus planes invadir ningún otro país. Pero Lituania, Estonia y Letonia, las tres pequeñas repúblicas del Báltico que estuvieron bajo el yugo soviético dicen no tener dudas de que si Rusia se devora el plato ucraniano ellos serán “los próximos”.

La realidad es que el mundo ha entrado en una fase de creciente inestabili­dad. Estados Unidos es el caso que más preocupa. Dos viejos rivales, el presidente Biden y el ex presidente Donald Trump, se enfrentará­n en las elecciones de noviembre y ambos ofrecen posiciones frágiles sobre su liderazgo.

Los europeos que están en la OTAN, la alianza de defensa militar occidental, y en la Unión Europea, sufren a fondo la amenaza concreta que significa la invasión rusa de Ucrania.

En Ucrania “la situación es extremadam­ente compleja”. Lo afirma el general Oleksandr Syrsky, nombrado hace poco como nuevo comandante en jefe del ejército por el presidente Volodimir Zelenski.

En el frente de 1500 kilómetros de este a sur, los ataques rusos muestran un creciente uso de misiles balísticos Islander, y misiles crucero. Los bombardeos en la batalla de Avdiivka han lanzado bombas de 250 y 500 kilos que han causado estragos en las filas ucranianas. Esta semana los rusos aumentaron la presión con un raid sobre Járkov, en el Este, además de ataques a Jerson, en el sur, que fue bombardead­a. ■

Irán exporta armas a Rusia y enciende las alarmas de EE.UU.

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AP Fuego. Un soldado ucraniano busca protegerse durante un ataque ruso a la ciudad de Adviidka, tomada días atrás por las tropas del Kremlin. La guerra se prolonga en Ucrania.

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