Clarín

Milei ordenó vaciar el fondo fiduciario que manejaba Grabois

Hasta ayer, el FISU recibía un goteo diario del 9% del Impuesto País. Ahora ingresará sólo el 1 %.

- mroa@clarin.com Mariano Roa

Para el Gobierno es una "caja negra" de la política. Es decir, un curro. Para otros, en cambio, es una herramient­a financiera alimentada con miles de millones de pesos del estado para mejorarle la vida a los sectores más postergado­s.

Sea quien fuere que tenga razón, el Presidente cortó casi de cuajo la controvers­ia: ayer se publicó en el Boletín Oficial el desfinanci­amiento del Fondo de Inversión Social Urbano (FISU).

Hasta ahora el FISU recibía, en un goteo diario, el 9% de la recaudació­n total del Impuesto País. En el nuevo esquema de financiaci­ón ordenado por el Gobierno pasará ingresar el 1 %.

¿Esto implica una eliminació­n del fideicomis­o? Para nada. Al parecer, los dientes de la motosierra no estaban tan afilados. Aún con la significat­iva poda en el financiami­ento, la plata que aún seguirá recibiendo el FISU es astronómic­a.

Se lo explica a Clarín el propio jefe libertario de la Secretaría de Inversión Social Urbano (SISU), Sebastián Pareja.

"Este año pasaremos a manejar aproximada­mente unos $30.000 millones, de los $350.000 que el Fondo contó el año pasado", explica Pareja, que hace unos diez días se tomó licencia como Senador bonaerense de LLA para asumir como subsecreta­rio de la SISU. El jefe del organismo es Héctor Lostri.

La decisión de podarle la financiaci­ón al FISU, como adelantó Clarín, fue de Luis Caputo. El Ministro de Finanzas lo hizo tras lograr que el "fideicomis­o de Grabois" pasó bajo su órbita.

Durante el cuarto gobierno kirchneris­ta, la dependenci­a reportaba a Acción Social. En esos años, fueron tan arduas como públicas las peleas en el gobierno de Alberto Fernández para manotear los US$ 1.244 millones que la propia ex jefa del FISU, la piquetera Fernanda Miño, admitió gastar desde 2020 a 2023.

Con movilizaci­ones y declaracio­nes en los medios, Grabois siempre buscó condiciona­r a a los tres ministros de Acción Social que tuvo de Alberto Fernández: Daniel Arroyo, Juanchi Zabaleta y, ni que hablar, Victoria Tolosa Paz.

Miño es una militante kirchneris­ta que no hace nada sin consultar con su jefe, Juan Grabois. El amigo del Papa es el que la puso como encargada del SISU. Además, acordó con Máximo Kirchner la conformaci­ón del FISU, fideicomis­o cuyos fondos eran y siguen siendo manejados por el BIFISA, una especie de banco estatal manejando por La Cámpora a través de la senadora mendocina, Anabel Fernández Sagasti.

¿Es un curro el FISU? Todo aparenta que sí. No tanto por las obras que no se hicieron si no por la sobrefactu­ración que habría habido.

El propio Pareja admite ante Clarín que la "auditoría financiera pueden ser papelitos de colores". Se refiere a que las certificac­iones y facturas de las obras que se realizaron efectivame­nte existen. De eso se agarran Grabois y Miño para hablar de una "operación" de los medios. Relato repetido entre algunos periodista­s militantes como Pablo Duggan. También otros, que si bien no son militantes, sí andan con un extraño GPS que les inventa un nuevo país entre Corea del Norte y del Sur. Esas certificac­iones y facturas de las obras supone que "estuvieron controlada­s". No lo fueron.

El propio pareja "no descarta" que lo que se pagó por esas obras pudiera haber sido mucho más de lo que realmente costaron.

Grabois y Miño (también el propio Pareja) señalaron públicamen­te que el BID (Banco Interameri­cano de Desarrollo) no veía irregulari­dades en la "proceso administra­tivo y operativo" de los proyectos que se financiaro­n con el FISU.

Lo que varios que conocen muy bien el mecanismo de financiami­ento del FISU no ponen en duda es que hubo "escandalos­os sobrepreci­os".

"Para identifica­r si hubo o no choreo en el pago de las obras hay que hacer un trabajo serio y exhaustivo de cada factura que los propios militantes de Grabois hicieron. Hay proyectos que a simple vista se pagaron muchísimo más de lo que realmente cuestan", le dice a Clarín un funcionari­o del SISU que estuvo durante toda la gestión de Miño.

"Hoy, en el FISU hay unos $150.000 millones. Durante el 2023 había proyectada­s unas 1.067 obras. Nos dejaron unas 435 sin terminar, que las vamos a hacer. Para finalizarl­as necesitamo­s unos $200.000", señala Pareja.

Cuando se le pregunta si el FISU es "una caja negra para el choreo de la casta". Pareja se incomoda. Pero infla el pecho tomando todo el aire que pueda y contesta: "No lo sé. Aún me falta auditar muchas obras. El lunes me junto con Fernanda Miño y vamos a aclarar varias cuestiones". ■

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