Los rusos también se cansan de la guerra y quieren ver el final
Aunque el gobierno prometa una victoria, una mayoría de la población cree que hay que parar el conflicto e iniciar negociaciones de paz, según sondeos.
Independientemente de lo que proclama el Kremlin, el hartazgo entre los rusos con la guerra en Ucrania va en aumento en el segundo aniversario de la invasión de ese país, según las encuestas y la oposición. Esto se debe tanto a las numerosas bajas en el frente como al aumento del costo de la vida. “Entre un 52% y un 57% de los rusos cree que hay que parar la guerra e iniciar negociaciones de paz”, comentó a EFE Lev Gudkov, veterano sociólogo del Centro Levada.
Sea como sea, la máquina de propaganda sigue bombardeando a sus ciudadanos con el relato de que el ejército ruso no combate solo contra Ucrania, sino contra la amenaza occidental, lo que permite al jefe del Kremlin, Vladimir Putin, mantener al país en pie de guerra dos años después.
“Es un hecho que hay un hartazgo acumulado. La gente ya no quiere guerra, pero no sabe cómo frenarla ni influir en la política del Kremlin. Los rusos no ven la luz al final del túnel”, señaló Gudkov.
Según Levada, “un 30-35% está dispuesto a llegar hasta el final, mientras muchos otros no quieren combatir y su apoyo es pasivo, pero tampoco están dispuestos a protestar contra el autoritarismo”.
“La gente comprende perfectamente que en Ucrania hay grandes destrucciones, pero la propaganda oficial explica que el enemigo es el Occidente colectivo”, apuntó.
De hecho, “un 60% culpa a Estados Unidos y a la OTAN” del estallido del conflicto y “sólo un 10 por ciento siente culpa y vergüenza” por lo que está pasando con el país vecino.
“Puede ser que sólo un 20% esté categóricamente en contra de la guerra, pero también son pocos los que conscientemente la apoyan”, comentó a EFE Yan Rachinski, director de la organización Memorial, premio Nobel de la Paz en 2022.
En su opinión, el resto apuesta por el “conformismo”, una postura muy comprensible teniendo en cuenta que cualquier muestra pública de repulsa puede ser castigada con la cárcel. “En ningún lugar del mundo hay tantos uniformados por cada mil personas como en Rusia”, explica el activista, quien recuerda que Moscú sigue sin llamar a la guerra por su nombre.
Rachinski considera que el partido de la paz carece de capacidad de organización, aunque las colas que se formaron en enero en apoyo del único candidato presidencial que se oponía a la guerra, Boris Nadezhdin, demuestran que existe un fuerte potencial de descontento con la campaña militar.
Comparte su postura la opositora Yekaterina Duntsova, quien subraya que “sólo un 20% mantiene una postura radical”, lo que incluye a los funcionarios, a la gente que hace todo lo que dice el partido del Kremlin y a aquellas personas “imbuidas por la propaganda”.
“Y en el medio estamos aquellos que queremos vivir en paz, que somos la mayoría”, asegura la política que intentó inscribir su candidatura a la Presidencia rusa con la paz como principal punto de su programa.
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