Clarín

De Zapatos Rotos al himno de las hinchadas

- Luis Vinker lvinker@clarin.com

No hay demasiadas explicacio­nes para el suceso de aquellas canciones que pasan de su ámbito específico al ámbito masivo. Coreadas como un himno por las hinchadas de fútbol o tomadas para su propio rito ideológico por los movimiento­s políticos, aquella música deriva en otros contenidos. Podría ser el “Bad Moon Rising” de Creedence Clearwater Revival transforma­do en himno de las hinchadas argentinas durante el Mundial 2014, o temas de Víctor Heredia, Sergio Denis y tantos creadores que derivaron en hits en las canchas hasta nuestros días. La música de Los Auténticos Decadentes, La Mosca o Calamaro (“Para los demás”) se convirtió en canto de hinchada, lo mismo que un tema romántico de medio siglo atrás -”El amor como el viento”, del neerlandés Tony Roland- fue coreado por décadas en distintas canchas argentinos y en distintos sentidos (“Me parece que ... no sale campeón...”) . Un imbatible en ese particular género es “Zapatos rotos”, que Los Náufragos convirtier­on en un boom a fines de los 60. “Volveremos, volveremos…” se cantó desde entonces en las movilizaci­ones peronistas, pero también comenzaban así las canciones de los radicales a fines de los 90. Y “Volveremos, volveremos…” se cantó con nuestras seleccione­s nacionales de fútbol hasta la inolvidabl­e coronación en Qatar 2022 o insiste, con el mismo ritmo, la Doce en cada edición de la Copa Libertador­es.

Pero a Francis Smith, el productor de Los Náufragos y compositor de “Zapatos rotos” nadie podía le indicaría como construir un hit. Los lanzó uno detrás de otro por esa época (“Otra vez en la vía”, “Quedate piola, Vicente”, “Yo en mi casa y ella en el bar”, “Estoy hecho un demonio” que popularizó Safari y muchas más). Fueron un suceso comercial, en una época en la que la dimensión del éxito la daban las ventas de disco, las repeticion­es por radio y tv, las fiestas de los carnavalse en los clubes y en los barrios y las interminab­les noches en los boliches, cuando el mundo de la música nada tenía que ver con las redes ni con la parafernal­ia digital de nuestra época. Aunque quedaron en aquel registro de la música “bolichera”, lo cierto se que por Los Náufragos también pasaron en algún momento nombres que hicieron historia en otros registros como Fats Fernández, Rubén Barbieri (el hermano de Gato) y Pajarito Zaguri. Smith contó alguna vez que lo de “Zapatos rotos” le surgió por un extraño visitante, que recibió en sus oficinas de CBS, pero la historia podía ser común a la de tantos soñadores de su tiempo y de todos los tiempos

“Me decían mis amigos

Que nací para triunfar

Llevo mi guitarra al hombro

Voy camino a la ciudad”

Francis Bryon Smith murió por un cáncer a los 70 años, en 2009. Había dejado más de 300 canciones. Algunas, las del principio, vinculadas a la génesis del rock nacional. Pero enseguida, llevado por otra ola, en letras y melodías más simples, más “gancheras” que, igualmente, quedaron en la memoria popular.

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