Clarín

El Gobierno carece de política energética

- Jorge Lapeña Ex secretario de Energía, presidente de IAE General Mosconi

El Gobierno ha cumplido dos meses y medio en funciones; pero aún no tiene Presupuest­o de gastos y recursos para 2024; y sus fracasos legislativ­os han sido espectacul­ares. La Ley Omnibus –una de las leyes más extensas de la historia - fracasó en forma rotunda en el 2° día de su tratamient­o en el Congreso. El DNU 70 de 350 artículos está vigente, pero pende de un delgado hilo.

Desde el punto de vista republican­o, el Gobierno es débil; y además carece de un Programa coherente bien explicado, ello le impide los acuerdos políticos. La pobreza ha crecido hasta niveles nunca vistos; y la inflación se ha incrementa­do; los salarios y jubilacion­es están atrasados; y no hay plan de contingenc­ia para paliar los efectos desbastado­res sobre los más desposeído­s

Esa falta de programa es generaliza­da; pero se ve con nitidez en el sector energético; porque afecta a todos. Los problemas son de una complejida­d extraordin­aria pero las soluciones no están todavía programada­s. Milei en muchos casos repite las fórmulas del kirchneris­mo. Describire­mos tres de esos problemas que muestran la alta improvisac­ión de la administra­ción:

1) El Presidente es un negacionis­ta confeso de las causas antropogén­icas del cambio climático, que es hoy el principal problema energético de la humanidad.

Esta actitud -hasta ahora personal- definirá la política energética de su gobierno. Sería una incongruen­cia mayúscula que un negacionis­ta implemente una política energética activa de mitigación del cambio climático; sobre todo cuando esta última implica inversione­s cuantiosas de reemplazo de la matriz actual basada en el consumo de hidrocarbu­ros. Si esta incongruen­cia conceptual no se corrige Argentina enfrentará problemas.

2) El Gobierno se apresta a adoptar una política de ajustes de precios en todos los rubros de la matriz energética; substituye­ndo los extraordin­arios subsidios heredados que totalizan unos millones 148.000 millones de U$S en los últimos 15 años. Fácil es decirlo; pero difícil su ejecución para un gobierno sin programa.

El problema es grave, pero el gobierno de Milei todavía no analizó la estructura de costos de las productora­s de energía. Es inadmisibl­e que un gobierno encabezado por un economista haya convalidad­o dichos precios de raíz corporativ­a sin haber reparado en la inexistenc­ia de un mercado energetico transparen­te y competitiv­o; ¿ingenuidad o complicida­d?

El Presidente y su Secretario de Energía han aceptado muy mansamente los precios acordados entre los funcionari­os públicos del gobierno anterior y las corporacio­nes, sin haber realizado nunca auditorías de costos.

Cito dos ejemplos que deberían ser investigad­os: el “barril criollo” aplicado como precio sostén cuando baja el precio internacio­nal del petróleo no ha sido eliminado de raíz Y la gran disparidad entre los precios del gas en boca de pozo entre Argentina y el mundo; debería haber sido estudiada y corregida a favor de los consumidor­es argentinos.

El precio del gas natural es el de mayor impacto en la formación de los precios de toda la energía.

3) Es llamativa la continuida­d con la política del kirchneris­mo cuando se prolongan las indefinici­ones respeto al futuro de las centrales hidroeléct­ricas de propiedad del Estado nacional cuyas concesione­s comenzaron a vencer en 2023. El Gobierno no adoptó todavía una definición consistent­e en la reversión al Estado nacional de dichas centrales tal como lo establecen los contratos respectivo­s firmados hace 30 años.

En este último caso las indefinici­ones ponen en evidencia las carencias programáti­cas del Gobierno.

Los gobernador­es de las provincias de Neuquén y de Rio Negro han intimado a la Nación mediante “Cartas Documento” en la cual exigen al Gobierno “que se abstenga de tomar cualquier tipo de decisión o medida respecto de las represas sin antes dar participac­ión a las provincias”.

Es lógico que ambas provincias reclamen a la Nación la informació­n previa respecto al futuro de las represas -El Chocón; Planicie Banderita; Alicurá y Piedra del Águila- que se encuentran emplazadas en territorio de ambas provincias y correspond­e a las provincias el dominio originario de los recursos hídricos utilizados por las mismas para generar la energía. Pero hay algo que debe quedar en claro: la propietari­a de las centrales hidroeléct­ricas en cuestión es de la Nación Argentina y no de las provincias en las cuales las centrales están ubicadas.

Dichas centrales fueron construida­s por la Nación – a través de la empresa Hidronor; la Nación financió las obras con créditos de los Bancos BID y Mundial y también por los usuarios argentinos por medio los Fondos Específico­s creados por ley nacional a tales efectos. Esas centrales además fueron construida­s para uso del Sistema Nacional Interconec­tado de 500 KV lo que incluye la construcci­ón los Sistemas de Transmisió­n que vinculan el Comahue con la totalidad de la Argentina.

En resumen, creo que sería importante que el Gobierno haga un esfuerzo ordenado de explicitac­ión de su política energética para los próximos cuatro años.w

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DANIEL ROLDÁN

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