BUENAS NOTICIAS Ocho argentinos en el top 100: el dato que ilusiona y los motivos que obligan a mantener la cautela
Hace dos años que el tenis nacional no tenía tantos jugadores en la elite. Pero se viene la gira sobre cemento, el deporte no da descanso y deben ser regulares.
Llegar al top 100 del ranking mundial es uno de los primeros objetivos que persigue todo tenista cuando salta al profesionalismo. Colarse en ese grupo puede darle un impulso enorme a su carrera, porque le abre las puertas a torneos que de otra manera resultan inalcanzables. Pero romper esa barrera no es tarea sencilla, en especial para los argentinos. Por eso que esta semana haya ocho argentinos en esa elite fue motivo de celebración. Y con razón, porque refleja el buen momento que vive el tenis albiceleste e ilusiona a futuro.
Desde que se publicó por primera vez la clasificación ATP, en agosto de 1973, 68 argentinos consiguieron ubicarse en algún momento de sus carreras entre los cien mejores. Once lo lograron por primera vez en los últimos cinco años. Y este lunes se sumaron los últimos dos nombres a esa lista: Mariano Navone, que tras ser finalista en el ATP 500 de Río de Janeiro saltó del 113° al 60° escalón, y Thiago Tirante, quien subió del 105° al 100°.
Los otros seis ubicados esta semana en ese grupo son Francisco Cerúndolo (20°), Sebastián Báez (21°, campeón el domingo del torneo carioca), Tomás Etcheverry (27°), Facundo Díaz Acosta (52°, quien irrumpió en esa elite luego de ganar el Argentina Open), Pedro Cachin (78°) y Federico Coria (88°).
Es la primera vez que el tenis argentino tiene tantos jugadores juntos en el top 100 desde febrero de 2022, cuando allí estuvieron Diego Schwartzman, Federico Delbonis, Coria, Facundo Bagnis, Báez, Guido Pella y los hermanos Juan Manuel y Francisco Cerúndolo. El récord se dio en junio de 2007, cuando hubo 14 raquetas albicelestes en esa lista: Guillermo Cañas, Juan Ignacio Chela, David Nalbandian, Agustín Calleri, Juan Mónaco, José Acasuso, Juan Martín Del Potro, Diego Roitman, Mariano Zabaleta, Diego Hartfield, Martín Vassallo Argüello, Carlos Berlocq, Gastón Gaudio y Juan Pablo Guzmán.
Argentina es hoy el tercer país con más jugadores en la primera centena de la clasificación, empatado con Australia. Estados Unidos, con 12, y Francia, con 10, lideran esa estadística esta semana. España, un titán histórico, tiene apenas cinco (Carlos Alcaraz, Alejandro Davidovich, Roberto Carballes Baena, Jaume Munar y Roberto Bautista Agut), su número más bajo desde agosto de 1989.
Que el tenis nacional se codee con esas potencias dimensiona aún más lo valioso de esos ocho nombres en el top 100, porque los tres países con los que comparte el podio viven una realidad diferente.
Los tres son sede de un Grand Slam: el US Open, Roland Garros y el Australian Open. Estados Unidos organiza cada año, además, tres Masters 1000 (Indian Wells, Miami y Cincinnati), un ATP 500 y seis 250. Francia, dos Masters 1000 (Montecarlo y París) más cuatro 250. Y Australia, dos torneos de la
Río de Janeiro. Báez logró su primer ATP 500.
categoría más baja. Argentina solo tiene dos 250, Buenos Aires y Córdoba, que aún no tiene confirmada su continuidad para 2025.
¿Por qué importa la cantidad de torneos “propios” al hablar del ranking? Porque los certámenes que se disputan en cada país representan chances únicas para los jugadores locales, que aprovechan las clasificaciones y las invitaciones para ganar puntos y escalar en el ranking. Díaz Acosta entró al cuadro del ATP porteño gracias a una wild card, conquistó su primer título y dio el salto al top 100.
“Sin la infraestructura de las potencias, sin los recursos económicos, sin Grand Slams, sin Masters 1000 y sin ATP 500, pero con mucho corazón y huevos. Vamos por más”, escribió Federico Coria.
La Asociación Argentina de Tenis trabaja hace años para “compensar” esa poca presencia en el calendario ATP con citas de niveles más bajos. En 2023 se disputaron en el país seis Challengers -Juan Manuel Cerúndolo ganó dos y Navone, tres- y diez certámenes del ITF World Tour (ex Futures), que le dieron a los argentinos la chance de competir sin tener que viajar a Europa o a Norteamérica.
“El gran presente del tenis argentino no es una casualidad. Detrás de cada tenista que llega hay un enorme trabajo de clubes, profesores y entrenadores. Y un esfuerzo familiar. Desde la Asociación nos propusimos organizar más competencias para impulsar el desarrollo. Todos pasaron en los últimos años por nuestros torneos. Estamos muy orgullosos”, analizó Calleri, presidente de la AAT.
Ese aumento en el número de torneos en los últimos años, sumado al espíritu luchador de los tenistas argentinos, que siguen peleándola pese a las adversidades, hace que la distancia del tenis nacional con esas naciones de mucho peso en este deporte no sea tan grande en algunos aspectos.
Si de títulos ATP se habla, los ocho argentinos en el top 100 acumulan nueve trofeos, repartidos entre cuatro jugadores. Uno de categoría 500, el que ganó Báez en Río el domingo, y ocho de 250: dos de Cerúndolo, cuatro de Sebas, uno de Díaz Acosta y otro de Cachín. Salvo el cordobés, quien tiene 28 años y es uno de los dos de ese grupo por arriba de los 25 (el otro es Coria), los otros tres son integrantes de la nueva generación.
Los australianos tienen solo dos coronas más que los argentinos. Suman un 500 y diez 250, con la salvedad de que la mayoría (el de mayor jerarquía y seis de los menores) son de Alex De Miñaur, de 25 años y número nueve del mundo. Mientras que Francia tiene a Gael Monfils (54° a los 37) como máximo ganador, con tres ATP 500 y nueve de los 22 categoría 250 que suma el país entre sus diez top 100.
Estados Unidos es el único del podio con un título de Masters 1000, el que ganó Taylor Fritz en Indian Wells, décimo del ranking y de 26 años. Y tiene además dos ATP 500 y trece 250.
La “invasión” de argentinos en el top 100 es un síntoma del buen momento. Aunque pensando a largo plazo, conviene celebrar con cautela. El tenis es un deporte que no da descanso, el ranking puede ser efímero y en semanas puede cambiar el panorama. La clasificación en vivo de la ATP ya muestra a Tirante en el 101° lugar.
Por ahora, igual, vale el festejo. Porque con pocos recursos económicos, escasa presencia en el calendario y la desventaja geográfica de estar lejos de los focos más importantes de la competencia, los jugadores albicelestes siguen encontrando la manera de colarse en la elite y de seguir escribiendo la rica historia argentina en el circuito ATP.w