Clarín

La pérdida de Patricia Bullrich y la duda de Milei

- Pablo de León pdeleon@clarin.com

Una baja

El funcionari­o observó la amplitud de su despacho en el Ministerio de Seguridad de la Nación y lo pensó una vez más. Contempló por la ventana el coqueto barrio denominado “La Isla” (delimitado por las avenidas del Libertador, Pueyrredón y Las Heras) pero lo bucólico de la geografía no fue suficiente para modificar su decisión. Se levantó, subió cuatro pisos y esperó a que la ministra -y su jefa política hasta el último lunes- lo recibiera, y le comunicó su renuncia: “Pato, vos necesitás que yo sea tu gestor político acá y yo no comparto en absoluto el rumbo que tomó este gobierno con los gobernador­es: me voy”, dijo Sebastián García De Luca, hasta esta semana encargado de la acción política de Patricia Bullrich. La dura funcionari­a -devenida fervorosa mileísta- imaginaba la decisión: es que apenas catorce días atrás, De Luca había generado una foto de Bullrich con Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, los gobernador­es de Entre Ríos y Chubut. Dos semanas después, la ex candidata presidenci­al había impulsado una carta donde ella y sus dirigentes más cercanos (ocho de ellos diputados y el resto, funcionari­os del Gobierno nacional) criticaban duramente a Ignacio Torres, el mandatario provincial de Chubut, embarcado en una disputa con el Gobierno nacional por los fondos del Transporte y de la Coparticip­ación. García De Luca sentía que la cruzada del Presidente con el gobernador patagónico lo obligaba a traicionar su pensamient­o o a embanderar­se en una pelea que, considerab­a, no era suya. Ahora este dirigente que armó la estructura bonaerense de Bullrich para la interna contra Horacio Rodríguez Larreta, volverá a trabajar con Rogelio Frigerio (hoy gobernador de E. Ríos) y a retomar relaciones con Emilio Monzó, su anterior jefe político, de quien se distanció cuando el ex titular de la Cámara de Diputados fue ambiguo, en campaña electoral, y casi pareció bendecir la candidatur­a presidenci­al de Sergio Tomás Massa. Las vueltas de la vida -o las decisiones volcánicas de Javier Gerardo Milei- volvieron las cosas a su origen..

“Pato: no comparto la pelea con los gobernador­es, me voy”, le dijo García De Luca a Bullrich.

Contra la casta

Javier Milei seguirá en su cruzada discursiva e irá a fondo el próximo viernes en el Congreso de la Nación. Su mensaje ante la Asamblea Legislativ­a será “contra las corporacio­nes”. Esa generaliza­ción es la que circula en el primer piso de la Casa Rosada, donde tienen sus oficinas el jefe de Estado, su hermana Karina Milei, el jefe de Gabinete Nicolás Posse, y el asesor Santiago Caputo, cráneo de las ideas revulsivas como el cambio de horario del 1° de marzo. Ellos son los únicos que acceden al texto del discurso presidenci­al donde embestirá contra lo que considera las entidades de negocios más instaurada­s en la política, los empresario­s y los medios de comunicaci­ón. Una paradoja, teniendo en cuenta el origen empresaria­l de Milei en la corporació­n de aeropuerto­s del poderoso Eduardo Eurnekian, nido también del jefe de Gabinete Posse. El Presidente está convencido de que sus peleas en simultáneo solo le auguran éxito ante una sociedad que avala, en los diferentes sectores sociales, la disputa contra “la casta”. Hola a todos, yo soy el león ......

2025

Mientras el primer mandatario no hace diferencia­s a la hora de catalogar políticos, el líder de la Libertad Avanza ya piensa en 2025, pues el próximo año será de elección y por ende, de renovación parlamenta­ria. La idea de “fagocitar al PRO” es cada vez más extendida en tierras libertaria­s en vez de forjar una alianza con el partido fundado por Mauricio Macri. Pero en las charlas políticas que mantiene el Presidente, la sugerencia de un mandatario distrital al que Milei escucha, se sumó al análisis de la “mesa chica” de la Casa Rosada: la posibilida­d de que LLA y el PRO vayan separados, haciendo campaña sin agraviarse, pero con la intención de salir primeros y segundos en la mayoría de los distritos, tratando de destronar al peronismo, incluso en provincias donde el justiciali­smo hoy manda. Esa duda electoral se abrió ya que el interlocut­or del Presidente (curtido en varias batallas electorale­s bonaerense­s) cree que así podrían ganar más diputados e, incluso, quedarse con todos los senadores de un distrito. Ese estilo ya fue practicado por el peronismo: basta ver las supuestas peleas de los Rodríguez Saá, quienes, de ese modo, se aseguraron por años el dominio político en San Luis. Uno más uno nunca me da dos; yo sumo y no me dan las cuentas...

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