El Papa acudió a un hospital para chequeos por una gripe
El papa Francisco celebró ayer miércoles la audiencia general, en la cual leyó los llamamientos pero no así las catequesis, que las cedió a un colaborador. "Sigo un poco resfriado", comentó antes de acudir a un hospital de Roma para realizarse chequeos médicos por la gripe que lo afecta desde hace unos días.
"Tras la audiencia general, el papa Francisco acudió al hospital Gemelli Isola Tiberina para someterse a algunas pruebas diagnósticas. Después regresó al Vaticano", confirmó la Santa Sede. Francisco llegó al centro en el vehículo en el que normalmente viaja y regresó al Vaticano menos de una hora después.
El pontífice ya había acudido en otra ocasión al hospital de la isla Tiberina, una sede del Policlínico Gemelli en el que se ingresa a los Papas, para someterse a una tomografía computarizada (TAC) cuando sufrió una bronquitis.
Previamente, había celebrado la audiencia general en la gran sala Pablo VI -no en la plaza de San Pedroy había adelantado que seguía con la gripe sin fiebre. Si bien no leyó las catequesis, sí quiso leer personalmente los llamamientos finales de la audiencia.
Tampoco leyó su discurso en la audiencia previa a los obispos de la iglesia patriarcal de Cilicia de los Armenios, tras disculparse también por su persistente gripe. El texto fue consignado a los presentes.
En los llamamientos finales, Francisco leyó en voz alta su discurso. Pidió rezar "por las víctimas de los recientes atentados contra lugares de culto en Burkina Faso". También explicó que rezaba por el pueblo de Haití donde "continúan los crímenes y los secuestros por parte de bandas armadas".
En el comienzo de la audiencia general, dijo: "Sigo un poco resfriado y por eso he pedido a monseñor Ciampanelli que lea las cataquesis". Las catequesis de la audiencia de ayer la dedicó Francisco a la envidia y la vanagloria.
En el Vaticano hay una moderada inquietud por la prolongación de los problemas respiratorios del Papa. El viernes, al regreso de los ejercicios espirituales de la Cuaresma, el pontífice argentino debió cancelar sus audiencias por “una ligera gripe”. El sábado tampoco celebró las audiencias previstas, pero el domingo salió a la ventana de su estudio en el tercer piso del Palacio Apostólico, celebró el Angelus y trasmitió sus mensajes a la multitud reunida en la plaza de San Pedro. El lunes se anunció que se prolongaban los problemas de salud, por lo que se cancelaron todas las audiencias de ese día. El martes no hubo audiencias ni información oficial.