Missak y Melinée, en el Panteón
En el Panteón Nacional de Francia, un imponente monumento del siglo XVIII, de estilo neoclásico situado en el V distrito de París, en el corazón del Barrio Latino, descansan los restos de los héroes de la Patria. Alberga los féretros de 75 hombres y 6 mujeres que se destacaron especialmente a lo largo de su historia. Entre otros Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Émile Zola, Jean Jaurès, Jean Moulin, Louis Braille, Jean Monnet, Sadi Carnot, Pierre y Marie Curie, André Malraux y Soufflot, su arquitecto. También están allí enterrados Germaine Tillion, Geneviève de Gaulle-Anthonioz, Jean Zay y Pierre Brossolette, miembros de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, Simone Veil, junto con su marido, y Joséphine Baker, la bailarina, cantante y actriz, cuarta personalidad de origen africano tras Félix Éboué, Aimé Césaire y Alexandre Dumas.
El 21 de febrero pasado entraron al Panteón Missak y Mélinée Manouchian, sobrevivientes del genocidio armenio, que fueron también miembros de la resistencia francesa frente a la ocupación alemana. Esto ocurre 80 años después de que Missak, obrero y poeta, integrante de una organización partisana, fuera ejecutado por los nazis. Melinée, su gran amor, sobrevivirá y dará testimonio de sus vidas. En este reconocimiento también estuvieron los otros 21 partisanos que fueron fusilados junto a él en el Monte Valerien. Missak y Melinée son los primeros extranjeros en ser enterrados en el Panteón junto a los otros héroes franceses. La propaganda nazi había empapelado las calles de París con afiches con fotografías de diez miembros del grupo Manouchian, sobre un fondo rojo, denunciando “al ejército del crimen contra Francia”. Todos ellos entrarán en la leyenda bajo el nombre de “L’Affiche rouge”, que inspiró en Aragón un poema, musicalizado por Léo Ferré, y varias películas.
Según los fundamentos de la decisión, Missak y Melinée encarnan los valores universales de libertad, igualdad y fraternidad, en nombre de los cuales defendió la República. “La sangre derramada por Francia es del mismo color para todos”, remarcó el presidente Emmanuel Macron. Un reconocimiento de que el patriotismo no es un atributo exclusivo de una bandera. Extranjeros e inmigrantes forzados al desarraigo por persecuciones, matanzas, guerras o crisis económicas y sociales fueron, son, pueden ser también ciudadanos del mundo y, a la vez, patriotas ejemplares en la defensa de la dignidad humana en el lugar que habitan. ■