Clarín

Banfield hizo méritos para lograr el triunfo que necesitaba

El equipo del Sur al fin pudo sumar de a tres y consiguió mantener su valla invicta. Sepúlveda y Giménez fueron los autores del 2 a 0 ante Riestra.

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Y un día Banfield volvió a ganar.

Lo hizo en su cancha, acaso con el envión de un empate agónico en el último segundo del clásico ante Lanús, que le alcanzó para recobrar cierta identidad de los equipos de Julio César Falcioni: el orden en el fondo y un 4-4-2 menos flexible que reencontró a los dos delanteros con el gol.

La falta de triunfos obligó a Falcioni a continuar con las variantes hasta encontrar un equipo que consiga los tres puntos. Banfield ya no solo no ganaba sino que además no lograba mantener el arco en cero. Y ayer logró las dos cosas: ganó por primera vez en el año y además Barovero no tuvo que ir a buscar ninguna pelota al fondo de la red.

El equipo de Falcioni volvió a ser superior por un esquema y no por sus nombres. Porque en cuanto a los apellidos con los que cuenta y más allá de las cualidades de algunos, el entrenador no puede apelar al desequilib­rio individual sino a una cohesión grupal.

El funcionami­ento fue lo que le permitió a Banfield el triunfo, que comenzó a tallar con un gol a los 24 minutos del primer tiempo con la definición de un refuerzo, que recuperó la titularida­d ante Riestra. El oportunism­o -y la buena ubicaciónd­e Bruno Sepúlveda permitió el primer grito. El delantero que llegó de Barracas Central empujó el rebote que quedó de un cabezazo del uruguayo Calleros.

El equipo que comanda Cristian Fabbiani no tuvo respuesta, del mismo modo que no había mostrado la iniciativa. Sin lucimiento ni estridenci­as, Banfield era quien controlaba el partido.

En la segunda parte, Falcioni volvió a mostrar otra de sus caracterís­ticas: metió en la cancha a Gerónimo Rivera, que rinde más desde el banco que como carta inicial. Fue con una asistencia suya que Giménez pudo ampliar la ventaja.

El cambio de frente del chico Rivera en el tercer toque de un con

traataque fue tan bueno como el remate bajo y pegado a un palo.

El gol tranquiliz­ó a Banfield, que por primera vez en lo que va de la Copa de la Liga pareció jugar con calma. Sostuvo la ventaja y sumó

por primera vez de a tres. Riestra no logró demasiado, más allá de quedar con las manos vacías. No logró encontrar el espacio para llegar con claridad ante Barovero y tampoco lo consiguió con las variantes.

Falcioni, que sobrevivió siete fechas sin victorias porque su nombre en el Taladro es mucho decir, volvió a las fuentes y, por fin, un día volvió a festejar.

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FOTOBAIRES Venga ese abrazo. Los jugadores de Banfield celebran un triunfo que necesitaba­n como locales.

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