Ramírez, la fiscal “enemiga” de Riquelme, se alejó de la pelota
El último Superclásico fue la “guardia alta” postrera para Celsa Ramírez, la fiscal que desde 2020 se encargó de la Fiscalía especializada en Eventos Masivos de la Ciudad que desde ayer tiene al frente a Maximiliano Vence, quien al ser el titular de primera instancia -llegó del Penal Contravencional y de Faltas N° 8- se le asignó la competencia para ese rubro.
En cuatro años el principal campo laboral de Ramírez fue el fútbol y fue la responsable de diversas investigaciones en causas con barras bravas o clausuras de estadios o tribunas con –para algunos- ciertas indulgencias como la sospecha del presidente de Boca, Juan Román Riquelme, quien nunca la llamó por su nombre y apellido y elevó sus sospechas de que “esa señora tiene algo contra los bosteros”.
Su radio de acción ahora se cengrimida trará en “Delitos Complejos”, una fiscalía que excluirá todo lo relacionado con el fútbol. Ese espectro será ahora exclusivo de Vence. El cambio de rubro de Ramírez tiene diversas explicaciones. Consultada por Clarín, Ramírez indicó los motivos del cambio.
“Creo que el fútbol cumplió un ciclo. Fueron cuatro años muy intensos, de no parar ni los fines de semana”, fue el foco que eligió en su respuesta para explicar el movimiento. Y en esa “intensidad” esse encierran dos factores.
El primero, el que está a la vista: las clausuras de la cancha de Nueva Chicago y el microestadio de Ferro tras actos políticos o tribunas de la Bombonera y el Monumental por superar el aforo, la detención de 250 barras de River y la investigación por entradas truchas tanto para la Selección o en la reventa en Boca.
El segundo de los factores asociados a la “intensidad” forma parte del trasfondo de las barras bravas: estructuras que no tienen autonomía sino que -como cualquier crimen organizado- cuentan con amparo en actores de esferas que, paradójicamente, las combaten.
Según una publicación del sitio Infobae, su pedido infructuoso parias ra evitar el ascenso en la estructura de la fuerza policial de la Ciudad de un oficial que Ramírez investigaba por sus presuntos lazos con las barras de Boca y River fue determinante para su salida.
En otra línea y aunque los poderes Ejecutivo y Judicial deben ser autónomos en la teoría, un cimbronazo de tinte político también explica el movimiento ya no como una decisión de ella sino como un reordenamiento. Ramírez juró como fiscal en 2014 durante el segundo período de Mauricio Macri como jefe de Gobierno porteño y siempre fue señalada por un supuesto alineamiento a Daniel Angelici, ex presidente de Boca, armador del radicalismo y “operador” judicial.w