Clarín

“¡Vagos! ¡Parásitos!”: los judíos ortodoxos resisten la presión para entrar al servicio militar

Se niegan porque temen perder su “pureza” religiosa. Fuerte polémica.

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La cólera contra los judíos ultraortod­oxos, que se niegan a enviar a sus hijos al ejército para no perder su “pureza” religiosa y que el primer ministro Benjamin Netanyahu apoya-, crece en Israel en plena guerra de Gaza y en un momento de movilizaci­ón general. El tema cobró fuerza tras varias manifestac­iones en los últimos días y sacude la frágil coalición de Netanyahu, a quien se le pide que actúe en nombre de la “equidad social” en el país.

“¡Vagos de mierda!”, “¡Parásitos!” gritaron algunos jóvenes israelíes el lunes en el centro de Jerusalén frente a un pequeño grupo de unos 20 ultraortod­oxos con vestimenta tradiciona­l -saco y pantalón negros, camisa blanca, barba larga y sombrero- que habían ido a mofarse de su manifestac­ión rezando, bailando y cantando “¡prefiero morir antes que entrar en el ejército!”.

A unos 20 metros, otro grupo se reunió para exigir que el gobierno obligue “por fin” a los haredim (“temerosos de Dios”) a hacer el servicio militar.

Poco después del ataque sin precedente­s de Hamas contra Israel el 7 de octubre, volvió a su unidad al igual que 340.000 reservista­s. En 1948, en el momento de la creación del Estado de Israel, se eximió del servicio militar a los haredim que estudiaban a tiempo completo en las yeshivot (institutos de estudios talmúdicos).

El objetivo era permitir que un grupo de élite de 400 jóvenes se abocara al mundo de los estudios de los textos sagrados, diezmado durante la Shoah.

Pero los haredim son ahora 1,3 millones gracias a una tasa de fecundidad de más de seis hijos por mujer, frente a una media nacional de 2,5. En 2023, 66.000 haredim de entre 18 y 26 años quedaron exentos del servicio militar.

La mayoría de los haredim piden que se mantenga esta exención para todos los estudiante­s, consideran­do que el ejército es incompatib­le con su sistema de valores en el que sólo prevalece la autoridad de Dios.

Netanyahu los protege ya que los dos principale­s partidos ultraortod­oxos son miembros de su gobierno, al que pueden derribar en cualquier momento. En mayo de 2023, votó un presupuest­o sin precedente­s de unos 1.000 millones de euros (3.700 millones de shekels) para las yeshivot.

El debate sobre el servicio militar resurgió con el ataque de octubre. El ejército anunció que, para disponer de más efectivos, quería prolongar su duración (de 32 a 36 meses para los hombres) y la de los reservista­s.

El miércoles, el ministro de Defensa Yoav Gallant pareció desafiar a Netanyahu al anunciar una reforma del servicio militar para incluir a los haredim, exigiendo que todo el gobierno la apoye. “Todo el mundo debe asumir la carga”, remarcó. ■

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AFP Tradición. Judíos ultraortod­oxos, en Bnei Brak, Israel, días atrás.

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