Clarín

¿Cómo te diste cuenta de que te querías separar?

- Dalia Gutmann Comediante Dalia Gutmann es autora y se dedica a la comedia. Sus shows en teatro son un shock de alegría. En las redes la encontrás como @daliagutma­nn

Una vez una amiga me dijo que estar en pareja hoy en día está “out”, y que nosotras estábamos “out”, y creo que está “out” usar la palabra “out” para decir que algo está “out”. A lo que voy, es que llevo 22 años en pareja y es cierto que hoy en día, es una rareza. “Cómo hacen?” te pregunta la gente. Porque en una época donde el “hay que aguantar” es una antigüedad, y en la que fracasar no es separarse, sino seguir con alguien con quien no tenés ganas; seguir juntos a través de los años es todo un misterio…

La verdad no tengo idea cómo hacemos. Tampoco tengo claro qué es lo que se siente cuando te cae la ficha de que te querés separar. Calculo que no sé, porque no me pasó. O al menos hasta ahora no me pasó.

Sí sé que hay momentos de crisis. Momentos mmmmm…

Alguna vez escuché, que cuando una pareja tiene un hijo, ese primer año es uno de los momento mas “mmmmm…” de una pareja.

Calculo debe que ser entre otras cosas,

por la falta de intimidad en la pareja, o la falta de sueño, o de sexo. Que en un punto es un poco lo que define a una pareja y la diferencia de tener un amigo.

Igual la falta de sexo en las parejas es un tema mucho mas común de lo que se habla. Y con hijos, hay excusas por todos lados. Es que desde que los miembros de una pareja se convierten en padres, conviven con una personita a la que hay que hacerle creer que “No… yo con papá nunca nada…”.

Todo tiene que ser disimulado, silencioso, sin sospecha. Y a veces te metés tanto en el personaje que puede terminar siendo verdad.

También ocurre que hay parejas que con el paso del tiempo se empiezan a sentir “hermanitos”, porque esto de tener un hijo con otra persona, te une (o ata?) para siempre como con un familiar. Y nada menos erótico que ver al otro como un familiar.

Aunque también es imposible no verlo como un familiar porque es un familiar y comparten la loca aventura de criar a un ser humano.

Y aquí otro de los más típicos motivos por los que “mmmm, me parece que me quiero separar”. Y es cuando alguno de los “adultos responsabl­es”, que teóricamen­te debería ponerse en el rol de adulto responsabl­e, se comporta como una criaturita más. Entonces el otro adulto responsabl­e se siente solito, y piensa que quiere cuidar a un niño y no a dos. Entonces prefiere separarse. Igual a veces las emociones no son tan claras cuando tenés hijos chiquitos, porque no vivís los días con normalidad. Son años en los que no tenés cabeza para razonar demasiado nada porque tu energía está dirigida básicament­e a apagar incendios. De hecho muchas parejas no se separan en esa época porque tampoco encuentran el momento para hablar de que se quieren separar.

O incluso entre tanto quilombo, puede que ni siquiera se dan cuenta.

También puede ocurrir que uno como adulto quiso ser padre, y recontra ama ser padre, pero se siente ahogado. Y en eso, seamos honestos, contar con uno o dos o tres días libres teniendo hijos chiquitos, debe ser bastante alivianado­r.

También es termómetro pasar por una terapia de pareja y decirle al otro en la cara, lo que no te gusta. Puede ser desde que quisieras que te abrace más, o que no sea tan pesado con el sexo, o algún detalle doméstico como que

nunca cambia el rollo de papel higiénico cuando se termina, e ir al baño y encontrar el cartoncito vacío, es deprimente. Si el otro no hace nada por cambiar, mmmm….

Otra prueba de fuego para las parejas, fue la cuarentena. Vivir 24/7 con un ser al que no había chances de extrañar porque lo tenías todo el día ahí metido.

Y he aquí un gran punto: Yo (o él) cada tanto deslizábam­os así como quien no quiere la cosa, un “vos te podés ir y llevarte a los pibes que quiero estar un poco sola?”. Esta pregunta es

termómetro del nivel de salubridad de la pareja: cómo se lo toma el otro.

Si se ofende, se lo toma personal, mmm…

Si el otro se va y vuelve un par de horas después con naturalida­d y apostando a la mejora del humor en el hogar, ahí hay buen material para seguir.

Porque cada integrante de la pareja, como la botánica, necesita cosas distintas: ella

La falta de sexo en las parejas es un tema mucho más común de lo que se habla. Y con hijos, hay excusas para todos lados”

Si el otro nunca cambia el rollo de papel higiénico cuando se termina y encontrás el cartoncito vacío en el baño, mmmm...”

necesita más luz, a ella le gusta la sombra, a él no tanta agua, y así.

Y si no podemos respetar lo que necesita el otro para estar bien, mmmmm…

Porque como dicen los terapeutas, y aunque suene aburridísi­mo, la pareja es un laburo. ¿Otro más? ¡Ya laburo un montón! Bueno sí. Acá también hay que laburar, poner pautas, organizars­e.

Ojo que tal vez no tengas ganas de agarrar este laburo, y quieras estar desocupado de pareja. Y está perfecto.

Naciste en la época indicada donde no hay una manera correcta de vivir la vida adulta. ¿Querés estar en pareja ? ¡genial! ¿Te gusta estar solo? ¡perfecto! ¿Sos picaflor o picaflora? (solo te pedimos responsabi­lidad afectiva y blanquearl­o de entrada).

Particular­mente creo que podría vivir sin estar en pareja. Pero también siento que así estoy bien, que me gusta, y creo que no hay mucho más que analizar: sentir que al menos hasta ahora ahí donde estás, es donde te querés quedar. Porque querés al otro. Y querés que sea feliz.

Y si no hay eso, mmmn…

Y les pregunto, queridos lectores, ¿cuáles son esos “momentos mmmm” en los que decís “me quiero separar”? ■

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MARIANO VIOR
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