Clarín

River ganaba y quedaba primero, pero se cayó en el segundo tiempo y casi se queda con las manos vacías

Pablo Solari y Miguel Borja habían adelantado al equipo de Demichelis. Sin embargo, Talleres reaccionó en la segunda parte y alcanzó el empate con los gritos de Ramón Sosa y Juan Portilla.

- Ramón Gómez ramongomez@clarin.com

River se fue de Córdoba con una sensación de retroceso y dejó pasar la oportunida­d de volver a lo más alto de la zona A de la Copa de la Liga. Hizo todo bien en el primer tiempo para lograrlo, pero lo malogró en el complement­o. Es que el equipo de Martín Demichelis se desdibujó y el de Walter Ribonetto se agigantó hasta igualar el marcador y dejar una mejor imagen en el Kempes.

De arranque, River no dejó respirar a Talleres. Sacó del medio y antes de que se cumplieran los dos minutos, Sebastián Boselli y Pablo Solari se complement­aron desde la derecha del mediocampo y entre toque y toque -y algún rebote que quedó para seguir-, el defensor se la dejó al ex hombre de la T, que la dejó correr hasta tener el mejor perfil y sacar un zurdazo que fue demasiado para Guido Herrera.

El arquero intentó contener el tiro, pero puso mal los guantes y se le metió por encima. Por su pasado como juvenil, Solari no lo festejó y hasta ensayó un ofrecimien­to de disculpas en un Kempes repleto -que también tuvo hinchas de Rivery que tuvo silbidos para Rodrigo Villagra, otro ex Tallarín que se fue a Núñez envuelto en una polémica porque pidió no jugar mas en Córdoba. Cada vez que tocó una pelota se desató una silbatina.

Talleres tuvo una pesadilla recurrente: el de Solari fue el tercer tanto consecutiv­o que el equipo de Ribonetto antes de los dos minutos y medio. Además, recibió al menos un gol en cada una de las ocho fechas que lleva la Copa de la Liga Profesiona­l.

El local hizo lo que pudo. Trató de que el gol precoz no lo condiciona­ra y buscó el arco de River. Franco Armani se lució en un tiro de Rubén Botta -que además metió tres caños-. El enganche, por momentos, fue quien facilitó los ataques, aunque infructuos­os, de la T.

Pero River no le facilitó las cosas. Jugó como si no ganara y buscaba el arco como el agua. Borja estuvo cerca de ampliar la ventaja, quedó mano a mano frente a Herrera y definió cruzado al segundo palo, pero el poste le devolvió la pelota. Más tarde, Esequiel Barco estrelló otro remate en el mismo poste.

Antes de que se terminara la primera parte, Talleres pecó de inocente y recibió otro gol. Barco sacó corto un tiro de esquina para Nacho Fernández y fue a buscar la devolución. Su marcador siguió la pelota en lugar de quedarse con el ex Gimnasia, que volvió a recibir y no tuvo dramas para encontrar, también en soledad, a Borja que cabeceó fácil y amplió ventajas.

Talleres se despertó en el segundo. Le dio más trabajo a Armani y comenzó a tallar su recuperaci­ón. Logró el descuento en el momento justo, a los 15, cuando Ramón Sosa conectó de cabeza un envío de Rubén Botta. El paraguayo desvió un centro perfecto y acomodó la pelota para hacerla inatajable.

Fue una inyección de ánimo para la T, que tomó las riendas del partido. Logró empatarlo con un golazo de Juan Portilla, quien le pegó desde fuera del área y la puso junto al palo. River no tuvo respuestas y se llevó a Buenos Aires apenas un punto que tomó valor cuando Talleres tuvo sobrados motivos que podrían haber justificad­o algo más que el empate: a 30 segundos del final, Alejandro Martínez dejó que el triunfo se esfumara con un tiro que se fue apenas desviado.

 ?? FOTOS: J. J. GARCÍA ?? Pelota dividida. Leandro Gonzalez Pirez pelea por una pelota con Matías Catalán, que le gana en las alturas a Paulo Díaz. El chileno salió en la segunda parte.
FOTOS: J. J. GARCÍA Pelota dividida. Leandro Gonzalez Pirez pelea por una pelota con Matías Catalán, que le gana en las alturas a Paulo Díaz. El chileno salió en la segunda parte.

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