Clarín

Crece la venta de verduras y frutas en la calle y hay denuncias de comerciant­es

Señalan que hay vehículos que bajan la mercadería a los manteros y les cobran. El riesgo para la salud.

- Marcelo Blanco

Los verduleros están en pie de guerra contra una organizaci­ón que vende frutas en la calle a precios muy bajos. Denuncian que un camión reparte la mercadería por diferentes puntos y jóvenes contratado­s de manera informal luego la venden en la vereda, sobre todo en la zona del Congreso, en Balvanera. Por la tarde, el vehículo regresa para levantar la recaudació­n.

Aunque el mercado informal de fruta es algo que se ve usualmente en varias calles de la Ciudad de Buenos Aires, en su mayoría es gente que lo hace para salir adelante. Pero hay una organizaci­ón que comerciali­za estos productos de forma ilegal generando ganancias a costa de los fruteros.

La vendedora Casta Triveño contó a Clarín que todas las mañanas ve un camión que deja grandes cantidades de fruta para que otras personas lo vendan a cambio de una remuneraci­ón económica. “Hay un camión grande que reparte. Lo hace por Lavalle, por aquí también. A los chicos por moneditas les hacen vender”, comenta la comerciant­e, que tiene su negocio en Rivadavia y Junín desde hace 30 años.

Denuncia que esta competenci­a causa que la afluencia de clientes

Los organizado­res pasan a la tarde a buscar la recaudació­n.

baje y les dificulte vender sus productos. “Ahí delante se ponen y están vendiendo por ejemplo peras a mil pesos y ahí compran. La gente dice ‘allá es más barato' y se van”, destaca la mujer. Remarca que como comerciant­es piensan organizars­e para tratar de frenar a este camión.

Otro frutero, Jaime Chiwantito, resalta que también suele ver a este camión que reparte la fruta. “A las 10.30 comienza por Rivadavia”. La comparació­n del producto es significat­iva, ya que mientras en la frutería se vende el kilo de banana de 2.000 a 2.300 pesos, ellos lo dan entre $ 1.500 el kilo y $ 2.000 los dos kilos.

Chiwantito destaca que se debe tener cuidado de comprar de ellos, ya que puede ser fruta de baja calidad y manejada con poca higiene porque usualmente sus puestos están cerca de basureros.

Clarín recorrió la avenida Rivadavia y varias calles colindante­s e identificó varios puestos de venta de fruta en la calle. En tres que tenían grandes cantidades de banana y frutilla, se trató de conversar con los vendedores pero se negaron a hablar. Dos argumentar­on que tenían un jefe y no podían comentar sobre su trabajo.

Darío Gardino, vendedor de ajo y algunas verduras, señala que él sabe que no es correcto vender en la calle, pero lo hace por necesidad. “Sí, yo escuché y vi que arregla (ese camión), tiene sus lugares para vender, pero no se conforma con vender porque yo puedo venir a trabajar pero no usar gente que venda para mí”, declaró.

El vendedor ambulante menciona que uno que vende en la calle sufre mucho porque además de esta competenci­a y los problemas de la calle como la insegurida­d y el clima, viven casos de discrimina­ción porque la gente no aprueba que hayan personas en la calle vendiendo de manera informal. Muchas veces lo miran despectiva­mente, afirma.

Según explicaron, los puesteros tradiciona­les compran su mercadería en el Mercado Central. Algunos cuentan con un lugar para guardar lo que no pueden vender en el día. Y dijeron que los controles policiales por venta informal son escasos en la zona.

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L. THIEBERGER Vereda ocupada. Un vendedor callejero de frutas y verdura, sobre la avenida Pueyrredón.

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