Una elección triunfal, pero que encendió alertas en los dos partidos
Análisis. La salida de Nikki Haley puede arrastrar con ella un fuerte caudal de votos anti-Trump. Del lado de Biden aparece el repudio por el manejo de la guerra en Gaza.
Donald Trump y Joe Biden fueron los ganadores indiscutidos de la gran cita electoral del Supermartes y no hay dudas de que pronto podrán sellar su candidatura presidencial por republicanos y demócratas. Pero un análisis más fino de los resultados muestra señales de alerta para ambos postulantes, que pueden poner en riesgo su ambición de llegar a la Casa Blanca.
Luego del Supermartes, Trump obtuvo ya unos 800 de los 1.250 delegados necesarios y Biden marcha libre, sin rivales de peso. Así, reeditarán el duelo de 2020 y por ahora las encuestas para las generales de 5 de noviembre dicen que el republicano lleva dos puntos de ventaja sobre el presidente. Cualquier detalle podría inclinar la balanza y en ese sentido la masiva elección del martes deja algunas pistas.
El ex presidente ganó por amplio margen en los estados en disputa, salvo en el progresista y pequeño Vermont. “Nunca ha habido nada tan concluyente. Esta fue una noche increíble, un día increíble. Ha sido un período increíble en la historia de nuestro país”, dijo Trump luego de conocerse los resultados.
Ignoró el triunfo de Nikki Haley, su ex embajadora ante la ONU, en Vermont, donde lo superó por 4 puntos. Haley finalmente se baja a y no dará su apoyo al ex presidente con lo que es posible que se lleve los votos de los moderados republicanos, cansados del caos y el estilo de Trump y que buscan volver a la “normalidad” con un país previsible, abierto al mundo y con liderazgo global. Si bien Trump ganó en el resto de los estados en disputa, la candidatura de protesta de Haley obtuvo al menos el 35% de los votos en Massachusetts y Virginia; el 34% en Colorado y al menos 23% en Maine, Minnesota y Carolina del Norte.
Otro dato: en Carolina del Norte 4 de cada 5 votantes de Haley dijeron en boca de urna a CNN que no se comprometían a respaldar al magnate si ganaba en noviembre. Además 3 de cada 10 votantes republicanos dijeron que Trump no sería apto para ser presidente si es condenado por un delito.
Haley, de 52 años, también jugó la carta de la edad. Atacó a Trump, de 77 años, y le exigió que se someta a una prueba de aptitud intelectual. Proclamó que los estadounidenses están cansados del duelo Biden-Trump y que es necesario un “cambio generacional” en la Casa Blanca. De hecho, ella le hubiese ganado a Biden por mayor margen que Trump, indican las encuestas.
El futuro de Haley era una incógnita hasta este miércoles, cuando decidió poner fin a su campaña. Con apenas 62 delegados, era sin embargo una enorme molestia para Trump, que no quería perder más tiempo y dinero en la interna y buscaba enfocarse en su pelea con Biden y sus problemas judiciales. Más allá de algunos resultados mejores de lo esperado, Haley no tenía chances de ganar la nominación.
No importa si sigue o no en carrera. Sus votos demostraron que hay un porcentaje anti-Trump entre los republicanos moderados que no están dispuestos a votar al magnate. También Haley fue fuerte entre los sectores más jóvenes y los de mayor educación.
Este electorado puede ser decisivo en una elección ajustada como la que se anuncia para noviembre. Trump es un dios para sus bases y, más allá de los esfuerzos de Haley, hoy es amo y señor del partido republicano. Pero en EE.UU. gana el candidato que logra conquistar esa franja moderada e independiente que suele inclinarse de un lado a otro en cada elección. El magnate debería dejar de llamar “cabeza hueca” a Haley y buscar convencer a esos votantes. Es su gran tarea ahora.
Sin rivales de peso, Biden, siguió su racha ganadora por márgenes aún más amplios que los de Trump, lejos de la complicada interna de 2020 que perdía al principio contra Bernie Sanders y logró remontar luego del Supermartes. Pero los resultados de este año revelaron una amenaza dentro de su partido y que debe atender de forma urgente: el voto “no comprometido” de protesta progresista por su gestión en la guerra en Gaza crece por todo el país.
La primera señal de alerta fue la semana pasada en Michigan, donde 13% de los votos eligieron la opción “no comprometida” que impulsaba un movimiento de árabes y musulmanes que vive en ese estado, y fue avalada también por jóvenes y estudiantes universitarios.
Pero no fue un fenómeno aislado porque la tendencia continuó este “Supermartes”. Esta opción obtuvo cerca de un 20% de los votos en Minnesota, luego de que activistas propalestinos impulsaran un voto de protesta. Biden ganó en ese estado por siete puntos en 2020 y no puede darse el lujo de perderlo. Michigan votó por Trump en 2016 y Biden lo recuperó por apenas unos votos cuatro años después, un vuelco que fue vital para llegar a la Casa Blanca.
Este movimiento de protesta no fue exclusivo en el norte del país. Una opción similar de “delegado no comprometido” obtuvo 7% de los votos en Colorado y otra denominada “sin preferencia” alcanzó un 12% en Carolina del Norte.
Una encuesta de Fox News señaló que 65% desaprobaba la gestión de Biden en el conflicto en Oriente Medio. Con un ojo en la interna, el presidente ha venido afilando su lenguaje para referirse a su aliado Israel y buscar una solución en Gaza. Este fin de semana la vice Kamala Harris llamó a un alto el fuego de seis semanas y dijo que la gente en Gaza “está hambrienta, en condiciones inhumanas y la humanidad está obligada a actuar”.
Biden, de 81 años, ya enfrenta el problema de su edad, que levanta desconfianza incluso entre sus propias filas. Una encuesta del New York Times/Siena reveló que el 61% de quienes lo votaron en 2020 hoy no cree que esté capacitado para ser presidente.
El dato de color fue la única derrota que sufrió Biden hasta ahora en las primarias. Sucedió en Samoa Americana, un remoto archipiélago en medio del Pacífico, donde triunfó un empresario prácticamente desconocido, Jason Palmer. ■
Los votos de Haley exhibieron un espacio clave de voto moderado republicano