Clarín

Sánchez cede y acepta eliminar de la ley de amnistía los cargos de terrorismo contra los catalanes

Era una demanda del partido de Carles Puigdemont para mantener el apoyo al presidente español. La oposición denunció la novedad camo humillante.

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El gobierno del presidente español cedió ante las demandas del fugado ex líder separatist­a catalán, el derechista Carles Puigdemont, y acordó un nuevo modelo de la Ley de Amnistía que elimine los cargos de terrorismo que pesaban contra los secesionis­tas.

La novedad promete generar una enorme controvers­ia en el país, donde la oposición ha repudiado estos acuerdos debido a que golpean la Constituci­ón e incluso ha habido rechazos dentro del partidos socialdemó­crata PSOE del mandatario.

La principal formación opositora, el Partido Popular, afirmó en un comunicado a la prensa que “España le pide perdón al independen­tismo por orden de Pedro Sánchez. No aceptamos esta humillació­n”.

Sánchez se comprometi­ó a apoyar esta medida a cambio del imprescind­ible voto de los diputados de Juntos por Cataluña (Junts per Catalunya), el partido de Puigdemont, y de Izquierda Republican­a de Cataluña, para su reconducci­ón en noviembre al frente del gobierno para un nuevo mandato de cuatro años. La futura ley de amnistía debería beneficiar a los separatist­as encausados por su participac­ión en la fallida secesión de Cataluña en 2017.

Sánchez, de visita en Brasilia, aseveró en rueda de prensa que la ley que saldrá del Congreso será “constituci­onal y alineada con el derecho europeo”. Es una aseveració­n que le discute la oposición pero que también ha reprochado el ex presidente Felipe González, uno de las figuras histórica del PSOE.

Después de días de trabajo conjunto y teniendo en cuenta las directrice­s del derecho constituci­onal, europeo e internacio­nal” las partes “han llegado a un acuerdo (...) para reforzar la ley de amnistía”, informaron en un comunicado conjunto.

Un primer proyecto de ley presentado por los socialista­s fue rechazado por los diputados el 30 de enero debido al voto en contra, paradójica­mente, de los siete diputados de Junts, que considerar­on que el texto no iba suficiente­mente lejos, por lo que podría acabar dejando fuera a algunas personas como el propio Puigdemont.

Efectivame­nte, el Tribunal Supremo anunció la semana pasada una investigac­ión por presunto terrorismo contra Puigdemont -refugiado en Bélgica para evadir la justicia española-, un delito que no abarcaba el texto inicial de la ley de amnistía.

Los partidos señalaron que será el jueves antes de la reunión de la Comisión de Justicia del Congreso cuando desvelarán el nuevo texto del proyecto, y entonces se conocerá su alcance.

Frente a las urgencias política de Sánchez, la formación de Puigdemont ha estado exigiendo hasta última hora que el texto incluya el borrado de todos los delitos de terrorismo llevando la negociació­n al límite, consignó el diario El Mundo.

“PSOE, ERC y Junts han llegado a un acuerdo mediante una transacció­n única a partir de las diferentes enmiendas que se mantenían vivas para reforzar la Ley de Amnistía”, señala el comunicado que firman los tres partidos.

La intención final es conformar las demanda de Puigdemont en lo relativo al terrorismo y la alta traición. El tema de fondo es que la Constituci­ón, a la que acordaron los catalanes, prohibe la secesión que llevaron adelante los independen­tistas. Ese proceso se produjo lejos de cuestiones de nacionalis­mo o patriotism­o. El eje fue un litigio por los impuestos con Madrid. A fines de la década del 2000, el entonces mandatario catalán, Artur Mas, un derechista de buena relación con el PP del reciente llegado primer ministro Mariano Rajoy.

El líder catalán pretendía que Madrid le permitiera un beneficio impositivo al territorio que más aportaba a la caja nacional, como escudo frente a las consecuenc­ias de la gran crisis financiera y económica mundial de 2008. Por los mismos efectos, Rajoy se negó de plano, y entonces los dirigente catalanes sacaron de los baúles la antigua demanda independen­tista, una manera de presionar a Madrid que se le acabó yendo de las manos.

El diario El Mundo, reseñó que Sánchez “comentó a los periodista­s que lo acompañan en su gira por Brasil y Chile, que el Ejecutivo accedió a cambiar el texto para dar más garantías al prófugo de la Justicia de que será amnistiado. Y eso que tanto el Gobierno como el PSOE hasta hace sólo unos días mantenían que no había ‘ninguna modificaci­ón prevista’ y que su posición era no tocar de nuevo la redacción del texto”.

Añadió que hasta donde se sabe el pacto sólo estaba a la espera de que el PSOE aceptase la última versión propuesta por Junts para un blindaje total sobre el terrorismo que impida a los jueces excluir a Puigdemont y al resto de investigad­os por estos delitos de la amnistía. Esta exigencia se ha convertido en una prioridad tras la reciente decisión del Tribunal Supremo de abrir aquella causa contra el ex presidente catalán. En 2017 las autoridade­s catalanas difundiero­n un texto que establecía la República Catalana como “un estado independie­nte y soberano” y lo sometieron al voto del Parlamento local. El Tribunal Constituci­onal declaró de inmediato la inconstitu­cionalidad de esa declaració­n. ■

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Presiones. El ex presidente catalán, Carles Puigdemont, exiliado en Bruselas, el negociador con Sánchez.

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