Unión castigó con justicia a un Boca descolorido, irregular e inofensivo
Con un gol de cabeza de Corvalán en el final, el local ganó con autoridad. Un zurdazo de Zenón que sacó Campisi fue el único remate del visitante.
Boca llegó a Santa Fe con el envión de los tres goles de Edinson Cavani, pero sólo pateó una vez al arco de Nicolás Campisi, que voló como un superhéroe para derogar la Ley del Ex. La expectativa azul y oro que se generó por las buenas sensaciones que habían producido el empate ante River en el Monumental y la victoria contra Belgrano en la Bombonera se desmoronó en noventa minutos descoloridos. Y Unión, que estaba un punto por debajo de su ilustre rival y a tres unidades de la zona de clasificación, ganó con autoridad. Necesitó de una pelota parada en el final, aunque hizo sobrados méritos a lo largo del partido.
En nueve fechas, la irregularidad domina al equipo de Diego Martínez, quien apenas hizo dos retoques respecto a la formación que el domingo venció a los cordobeses. Ingresaron Lucas Blondel y Carlos Lema en la defensa, cambios que no resultaron sustanciales. Salieron Luis Advíncula y Nicolás Figal como parte de la rotación.
El ex lateral de Tigre pasó poco al ataque y el zaguero chubutense, que arrastraba dificultades físicas, no dio las garantías de otras noches. Lento en el anticipo, flojo en la salida, perdió en el mano a mano. Nicolás Valentini, recientemente convocado a la Selección, estuvo lejos de justificar la decisión de Lionel Scaloni. Fue responsable del gol santafesino.
Unión se hizo cargo del protagonismo a partir de la proyección por las bandas, la agresividad de sus volantes con llegada y un inquieto ataque, en el que se lucieron Lucas Gamba, especialmente, y Adrián Balboa.
Con la excepción de esos primeros minutos en los que pareció profundizar con Kevin Zenón, Boca se fue diluyendo ante la presión tatengue. Y hubo una jugada polémica, algo casi habitual en todos los partidos del fútbol argentino. Cristian Medina disputó una pelota con Franco Pardo y le aplicó un pisotón en un empeine al zaguero local. Fernando Rapallini le mostró la tarjeta amarilla. Según el criterio que utilizó el árbitro, no hubo imprudencia ni juego brusco grave. La pierna del jugador cordobés no devolvió la misma sensación.
Unión tuvo dos posibilidades muy claras y Sergio Romero se reivindicó después de su opaca tarea ante Belgrano, cuando dio ventaja en ambos goles cordobeses.
Fueron dos notables tapadas del arquero. Primero, tras una combinación entre Gamba y Balboa, bloqueó con el cuerpo un puntazo de Mauro Pittón. Achicó rápido y llegó a tiempo al remate. Después hubo un centro de Gamba y manoteó un cabezazo a quemarropa de Pardo, a puro reflejo.
Boca, en cambio, no remató a la puerta de Campisi. Ese esquema flexible de Unión no le permitió abordar el juego. Con un 5-3-2 que se desplegaba para atacar y se replegaba con la misión de cortar circuitos cuando tocaba defender, dejó sin opciones creativas a Medina, no fluyó Campuzano y fue discontinuo Zenón.
Reaccionó con los cambios el conjunto visitante. Entraron Luca Langoni y Lucas Janson, nombres que refrescaron, en lugar de Jabes Saralegui –esta vez poco gravitantey Cavani, nuevamente desangelado. Luego se sumó Advíncula. Y el peruano combinó con Langoni por la derecha, llegó el pase para Zenón y un zurdazo potente que pedía ángulo. Campisi se lució con una atajada espectacular.
El Kily González desarmó la línea de cinco, introdujo a Nicolás Orsini en lugar de Bruno Pittón, lanzó un 4-3-3 y nunca aflojó en la intensidad. Unión, con Gamba como guía, manejó cada réplica.
Y en el final Boca cometió errores no forzados. De una pelota parada llegó el anticipo de Lautaro Blanco y el córner que derivó en el gol. Ejecutó Gamba, ganó Claudio Corvalán frente a Valentini y la pelota se clavó lejos del alcance de Romero.
Fue un premio para el capitán tatengue, que había mostrado una gran firmeza como stopper y fue incisivo desde su lateral. Fue un castigo para Boca, que no supo aprovechar el efecto Cavani y tiene por delante un clásico bravo contra Racing a orillas del Riachuelo. Que puede significar la recuperación y la esperanza de meterse en el final four de la Copa de la Liga o un duro golpe anímico. Se sabe: en el mundo xeneize no hay términos medios.■