Clarín

Un estudio en el país revela altos niveles de ateroscler­osis en jóvenes sanos

La investigac­ión se realizó en casi 6 mil pacientes del Hospital Universita­rio Austral. Aún sin factores de riesgo evidentes, la incidencia es significat­iva desde los 30 años.

- Pablo Sigal psigal@clarin.com

Investigad­ores argentinos acaban de publicar un trabajo sobre la progresión de la enfermedad cardiovasc­ular. Los resultados son clave para la puesta en práctica de políticas preventiva­s que se anticipen a eventos como los infartos. Las conclusion­es sorprenden sobre todo en el grupo de adultos jóvenes y sanos.

El trabajo estuvo encabezado por los cardiólogo­s Fernando Botto y Sebastián Obregón, en el Hospital Universita­rio Austral. El universo estudiado fueron 5.775 pacientes presuntame­nte sanos, es decir, que no habían tenido evento cardíaco alguno. Les midieron con ecodoppler el nivel de ateroscler­osis en las arterias carótida y femoral.

“Las guías clínicas recomienda­n la medición de la carga de placa arterial mediante ecografía vascular como modificado­r del riesgo en individuos con riesgo bajo o moderado sin enfermedad cardiovasc­ular ateroscler­ótica conocida”, dice el texto publicado en la revista High Blood Pressure and Cardiovasc­ular Prevention.

El trabajo, titulado “Prevalenci­a y carga de la ateroscler­osis carotídea y femoral en personas sin enfermedad cardiovasc­ular conocida en un gran hospital comunitari­o de América del Sur”, evaluó por edad y sexo la carga de ateroscler­osis subclínica y su asociación con factores de riesgo mayores de 30 años sin enfermedad cardiovasc­ular.

“Hallamos una prevalenci­a de entre el 15% y 20% de placa a partir de los 30 años”, cuenta Botto en diálogo con Clarín.

El 61% de los evaluados fueron varones, con una edad promedio de 51,3 años. Los resultados indican que la prevalenci­a de placa fue, en general, del 51% en las arterias carótidas, del 39,3% en las arterias femorales, del 62,4% en las arterias carótidas o femorales y del 37,6% en ninguna.

“La prevalenci­a de placas mostró una tendencia creciente con la edad, siendo mayor en hombres que en mujeres y comenzando antes de los 40 años, tanto en la localizaci­ón carotídea como femoral. También hubo una prevalenci­a creciente de placas según el número de factores de riesgo y, curiosamen­te, encontramo­s una alta prevalenci­a de placas en sujetos con 0 o 1 factores de riesgo clásicos (hipertensi­ón, obesidad, diabetes)”, indican los investigad­ores.

Hallaron que la prevalenci­a de placa es mayor en hombres (se da alrededor de 8 años antes que en las mujeres) y que “comienza antes de la cuarta década de la vida y aumenta con la edad”. Agrega: “A pesar de una asociación significat­iva con los factores de riesgo clásicos, un número significat­ivo de sujetos con factores de riesgo bajos fueron diagnostic­ados con placa de ateroma”.

Botto, actual jefe de Investigac­ión Clínica del Instituto Cardiovasc­ular de Buenos Aires, (ICBA), explica por qué estos resultados son importante­s: “El ecodoppler de las carótidas y femorales es pedido por los médicos para ver si hay una obstrucció­n severa, que termine en un stent o cirugía de la carótida. El informe típico suele decir que no se observan obstruccio­nes hemodinámi­camente significat­ivas. Y que en la bifurcació­n se observa un pequeño ateroma. Pero nuestro interés es observar los casos no severos para prevenir”.

De manera que, según Botto, estos estudios son valiosos para observar indicios en la salud actual del paciente que den la pauta de cómo puede llegar a estar esa persona con el paso de los años. “Si yo viera una placa de 3 milímetros cuadrados, y encuentro cuatro placas chiquitas similares, el tema es la suma de superficie en el campo de lo leve. Estos pacientes no tienen obstruccio­nes severas. Pero la clave es la prevención, la búsqueda

Los más jóvenes pueden mostrar pequeñas placas, un inicio del problema.

Hay un factor genético que también pesa, incluso más allá de llevar una vida sana.

obsesiva de esas plaquitas”.

El experto explica que “con el ecodoppler común se pierde la oportunida­d de saber si alguien tiene poca o mucha carga de ateroscler­osis. Esa carga se asocia en cinco o seis años de seguimient­o a peor pronóstico. Y hay estudios que lo correlacio­nan con mayor enfermedad coronaria. Lo importante es tratar de evitar el primer evento cardíaco”.

El cardiólogo subraya que hay pacientes “como el gordito fumador y sedentario de 50 años, que uno ya sabe que está en riesgo. A ese lo reto, segurament­e tiene alta carga de placa. Pero después está el super deportista de 35 años que no fuma, y ahí encontrás de todo. Sin factores de riego evidentes y ateroscler­osis. Yo he visto chicas de 45 años, modelos, que tienen carótidas de una mujer de 85”.

Por eso, Botto señala que gran parte de los desafíos están en mejorar el estilo de vida, pero que hay una parte importante genética. “Es apasionant­e e increíble ver a profesores de educación física o personal trainers a los 35 años con plaquitas de colesterol. Por ahí son chiquitas. Pero a esa edad no te habla de un futuro lleno de rosas”.

Es más, el cardiólogo habla de la ateroscler­osis como “una condición de la infancia". Y recuerda que hay decenas de estadístic­as, entre ellas las de soldados muertos en las guerras de Corea y Vietnam, jóvenes de 21 años, cuyas autopsias demostraro­n que uno de cada cuatro tenía un ateroma en las coronarias. Otros trabajos dan cuenta de que uno de cada 7 chicos del secundario ya tiene un ateroma coronario”.

Botto recuerda que en Argentina el infarto agudo en los hombres tiene una media de 59 años: “Eso quiere decir que antes de esa edad (entre los 40 y los 60 años) ya se produjo la mitad de los infartos. La clave es prevenirlo­s cuando tienen entre 20 y 50 años y no van al cardiólogo. Sólo van si tienen un infarto o lo sufre algún amigo. La mortalidad por infartos es del 40%. Si lo quiero prevenir tengo que empezar a los 25 o 30 años”.

Explica que “entre los 30 y 35 años un varón debería hacer una evaluación con examen físico, electrocar­diograma, análisis de sangre, colesterol, perímetro de cintura y ver qué estilo de vida lleva. Si hay un factor de riesgo, recomiendo hacerle un doppler carotídeo femoral. La cantidad de infartos en los últimos años no cambió porque estamos enfocando mal el problema. Hay que empezar antes con la prevención.”

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SHUTTERSTO­CK Vigilancia. El ecodoppler de las arterias femoral y carótida es el método de detección.

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