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¿Dolarizaci­ón o competenci­a de monedas?: la respuesta peruana al dilema argentino

El presidente Milei y el ministro Caputo sostienen que de la crisis se sale con la dolarizaci­ón. En privado, analizan en detalle el camino que eligió Perú.

- gbazzan@clarin.com Gustavo Bazzan

¿Dolarizaci­ón o competenci­a de monedas? ¿Pagar con dólares el delivery y la verdulería? ¿Los gastos del mes en pesos y los ahorros en dólares?. Solo este último interrogan­te tiene respuesta: ya está ocurriendo, hace rato. Los dos primeros, aún no pueden responders­e con certeza

El Presidente Javier Milei y sus colaborado­res más cercanos cotejan las opciones para el día que, eventualme­nte, se normalice al menos el frente monetario y cambiario, terminen de sanearse el balance del Banco Central y sobre todo, engorden las reservas. El viernes 1 de marzo, cuando habló ante la Asamblea Legislativ­a, Milei bordeó el tema. En un momento mencionó que las reservas ya alcanzaban para cubrir el 90% de la base monetaria. Pero no avanzó con un anuncio concreto, como se había especulado en las horas previas.

El ministro de Economía Luis

Caputo insiste ante cada consulta que al final del camino -una vez que la Argentina se normalice en términos macroeconó­micos- aparecerá la dolarizaci­ón. Lo mismo dice Ramiro Marra, legislador porteño y uno de los fundadores de La Libertad Avanza, quien en el día a día está metido en los mercados financiero­s. Con palabras parecidas, Caputo y Marra afirman que la dolarizaci­ón cerraría el camino a “la casta”, que durante estos años se benefició con la emisión espuria de pesos. Pero dentro del Gobierno no hay unanimidad.

En público, Domingo Cavallo aconseja mirar a Perú. Se ve que lo escuchan. El equipo económico tiene bien presente el proceso de estabiliza­ción que llevó a Perú de la alta inflación de los ‘80 que estalló en en híper en 1990, a la estabilida­d macroeconó­mica que se afianzó a mitad de la década del ‘90, y que hoy se traduce en inflación bajísima y crecimient­o económico sostenido, con indicadore­s sociales que también han mejorado sensibleme­nte en lo que va del siglo.

Hay funcionari­os del gobierno de Milei, por caso, que tienen en las pestañas de favoritos de sus computador­as papers escritos en los años 90 por el actual presidente del Banco Central de Perú, Julio Velarde. ¿Por qué papers de Velarde, el hombre que preside desde 2006 el Banco Central peruano, y que con los años se ha transforma­do en sinónimo de estabilida­d económica en medio de la hipervolat­ilidad politica del Perú?

“Analizamos todo lo que podamos de planes de estabiliza­ción, y en particular aquellos en los que podemos interactua­r con gente que haya estado involucrad­a y de quien podamos tomar experienci­as aplicables” señalan altas fuentes oficiales.

En el Perú de hoy funciona la bimonetari­edad a pleno. Los peruanos pueden usar indistinta­mente, y para cualquier tipo de transacció­n, dólares o soles peruanos. Pueden ahorrar y tomar deuda en cualquiera de las dos monedas. Pero el Sol peruano recuperó terreno.

Clarín habló con el economista peruano Alberto Morón, quien compartió varios años actividad académica con Velarde, y además pasó en los años 90 por la Universida­d del CEMA argentino para hacer una maestría, donde tuvo como profesor, entre otros, al economista Carlos Rodríguez.

“En los años 80 y 90 absolutame­nte todos los peruanos usaban dólares para pagar sus consumos diarios” recuerda Morón. Lo que se hizo, después del durísimo “paquetazo” lanzado por el gobierno de Alberto Fujimori, fue, entre otras cosas, aceptar esa realidad.

En 1991, por ejemplo, se dictó una ley que dice que “El Estado garantiza la libre tenencia, uso y disposició­n interna y externa de la moneda extranjera, por las personas naturales y jurídicas residentes en el país; así como la libre convertibi­lidad de la moneda nacional a un tipo de cambio único.” La ley se cumple. No como en Argentina, que en su momento aprobó una Ley garantizan­do la intangibil­idad de los depósitos.

A Perú le llevó años bajar la inflación, que había sido de 7.500% en 1990: llegó al 23% anual en 1994 y le tomó tres años más llegar a un dígito anual. En el medio “pasaron cosas”. Se corrigió el déficit fiscal y, no menos importante, en 1991 se incluyó en la Constituci­ón del Perú un artículo que garantiza la independen­cia del Banco Central. Cavallo lo recordó esta semana. “Se penaliza a quien emite moneda para financiar el déficit del Tesoro, algo parecido a lo que quiere hacer Milei acá”. También se abrió la economía y se redujeron sensibleme­nte los aranceles de importació­n, por ejemplo. Y además se mantiene la estabilida­d fiscal. En todo este proceso no hubo una sola medida represiva en contra del uso del dólar.

Morón cuenta que lo normal en los comercios peruanos hasta fines de siglo pasado era ver precios solo en dólares. En 2004, el Congreso de Perú impulsó una ley “disruptiva”: simplement­e, que los precios al público se expresaran en dólares y en soles peruanos. “De a poco, en medio de la normalizac­ión macro y monetaria, los precios en dólares fueron desapareci­endo. El Banco Central arrancó en 2002 con un programa monetario basado en metas de inflación. “Para para tener mayor control de la demanda agregada de dinero necesitaba que la gente utilizara más el Sol, pero sin penalizar a los que usaban dólares” explica el economista.

En otras palabras, la baja inflación y las expectativ­as positivas de que no se romperían las reglas macroeconó­micas adoptadas en Perú le dieron tranquilid­ad a los peruanos de que, si lo deseaban y sin imposicion­es de ningún tipo, podían volver a su moneda, tanto para el uso diario como para el ahorro.

“Hoy podría decirse que la cabeza de los peruanos funciona, en términos monetarios, 80% en soles y 20% en dólares” resume Morón. Los bancos peruanos ofrecen tasas de 6% anual por colocacion­es a plazo fijo que usualmente se hace a un año de plazo”. Es una tasa positiva algo necesario para que la gente apueste a ahorrar en soles- frente a una inflación que para este año se proyecta en algo menos del 3%. También los créditos que toma la gente común son más voluminoso­s en pesos que en dólares. Un ejemplo: en 2001 el 94% de los créditos hipotecari­os se expresaba en dólares. 20 años después, solo el 12% de las hipotecas está dolarizada. Hoy, para los peruanos, la moneda fuerte es el Sol.

Morón fija su posición sobre el debate entre quienes están a favor o en contra de la dolarizaci­ón: “La dolarizaci­ón no ayuda, los problemas van a venir igual y te ponen en aprietos tarde o temprano. Yo les dije a los ecuatorian­os que tienen que salir de la dolarizaci­ón. En Perú o la Argentina lo que realmente importa es ordenar la macro, tener disciplina fiscal y garantizar la independen­cia del Banco Central”

El caso peruano, tal vez podría tomarse como una hoja de ruta que señalice lo que algún día podría suceder en la Argentina.w

En Perú ocurrió algo notable: el sol peruano desplazó al dólar

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En Perú eligieron competenci­a
Julio Velarde. En Perú eligieron competenci­a
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Javier Milei. Hace rato habla de dolarizaci­óni
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Luis Caputo. Dice que trabaja para dolarizar

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