Clarín

A 20 años del atentado de Atocha y la gran mentira del gobierno para culpar a ETA

El sangriento ataque que causó 192 muertos, lo hizo una célula ultraislám­ica. Pero aquel presidente culpó al grupo vasco para evitar el impacto electoral.

- Marina Artusa

Era un jueves. Jueves 11 de marzo de 2004. En Madrid hacía frío, pero había sol. Un sol imposible de tapar con la mano como intentó hacer el presidente de entonces, José María Aznar, cuando de inmediato le adjudicó a la banda terrorista vasca ETA las bombas que estallaron en cuatro trenes que viajaban hacia Madrid, entre las 7:36 y las 7:40 de aquel 11 de marzo.

Las explosione­s, en cadena, se detonaron en vagones que llegaban al centro de la ciudad -en Atocha-, a la estación de El Pozo, en Puente de Vallecas, y a la del barrio Santa Eugenia. Provocaron la muerte de 192 personas y hubo casi dos mil heridos.

Tres días después, el domingo 14 de marzo, los españoles votaban entre el Partido Popular -Aznar había elegido a su sucesor, Mariano Rajoy- o el PSOE, cuya cabeza de lista era José Luis Rodríguez Zapatero, quien había hecho campaña con el “No a la guerra” y prometido la vuelta a casa de las tropas españoles de Irak.

“Si ha sido ETA, nos salimos del mapa, pero si han sido los yihadistas, nos vamos a casa”, decían en voz baja en el PP. “Todos sabemos que este asesinato masivo no es la primera vez que se intenta”, fue lo primero que dijo Aznar, sin nombrar a ETA. “Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han impedido varias veces que viviéramos esta tragedia”, agregó. “Lograremos acabar con la banda terrorista”, prometió.

A menos de dos horas del atentado, las pistas conducían a que el terrorismo ultraislám­ico, y no de ETA, era el responsabl­e del ataque.

Por la falta de un blanco a quien provocarle daño -un personaje público o un político-, tal como solía obrar la banda vasca. Porque Arnaldo Otegi, vocero de Batasuna, el partido vasco ilegalizad­o, había aclarado: “Ni por los objetivos ni por el modus operandi se puede afirmar que ETA esté detrás de lo que ha ocurrido en Madrid”. Además, porque el presidente de EE.UU., George W. Bush, le había confiado al embajador español, Francisco Javier Rupérez: “Mis servicios me dicen que a lo mejor han sido otros”.

Al día siguiente del atentado, el gobierno convocó a una manifestac­ión con la consigna “Con las víctimas, con la Constituci­ón, por la derrota del terrorismo”. Pero la gente llevó pancartas con la palabra “Paz” y con una pregunta: “¿Quién ha sido?”

“Matanza de ETA en Madrid”, tituló el diario El País una edición especial. Su director, Jesús Ceberio, había recibido a las 13:06 del día del atentado una llamada del Palacio de La Moncloa. El presidente Aznar le dictó lo que había que poner. (ver pgna 34).

“Sospechan del terrorismo islámico”, publicó, en cambio, Clarín en su tapa del 12 de marzo. “Al principio le adjudicaro­n el atentado a ETA. Pero anoche (por el 11 de marzo) se barajaba la hipótesis del ataque con terrorista­s suicidas de Al Qaeda, el grupo que destruyó las Torres Gemelas . España fue un firme aliado de EE.UU. en la invasión a Irak”, agregó el diario porteño.

“El director del Centro Nacional de Inteligenc­ia empezó a transmitir el mensaje: ‘Hay que decir que ha sido ETA’”, recuerda a esta correspons­al José Angel Castro, quien dirigía la sección de Política Nacional de la Agencia pública EFE cuando ocurrió el atentado. “Se agarraron de ese clavo ardiente que era ETA. Pero estaba claro que ETA no se inmola como hacen los islamistas”, dice Castro, que dirigió la sección más caliente de la agencia entre 1999 y 2004. “Ese día dimos cerca de 400 noticias sobre el atentado y no tuvimos que corregir ninguna. Luego estaba lo de las presiones políticas. Ahí había que resistir”, confiesa Castro.

En las elecciones de marzo de 2004, el PSOE de Rodríguez Zapatero obtuvo el 42,6 por ciento de los votos y el PP, al que las encuestas daban amplia mayoría, el 37,6 por ciento. Por primera vez, la política exterior de comulgar con la intervenci­ón estadounid­ense en Irak tenía repercusio­nes domésticas y daban vuelta unas elecciones.

“El éxito de esa estrategia no fue electoral, pero sí cultural. Según algunas encuestas, más de un tercio de la población cree que ETA tuvo alguna participac­ión en el atentado y esas cifras pueden llegar al 50 por ciento entre el electorado popular”, dice el filólogo y escritor Jordi Amat en Babelia, el suplemento cultural de El País.

Daniel Paz Manjón tenía 20 años y era uno de los pasajeros del vagón que estalló en la estación El Pozo, a siete minutos de Atocha. Estaba yendo a clase. Cursaba segundo año de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Era hincha del Real Madrid y del Rayo Vallecano, y un año antes de morir asesinado en el atentado había asistido a la

marcha contra la guerra de Irak que había reunido a unos tres millones de personas. Sus padres, Pilar Manjón y Eulogio Paz, lo buscaron durante cinco días. Recién el martes 16 de marzo les entregaron el cuerpo.

“Se miente para alcanzar el poder. Y con algunos medios de comunicaci­ón de su lado. El 11M produce una fractura en la sociedad española y es el comienzo en España de la fake news (noticias falsas)”, dice a Clarín Eulogio, presidente de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo. Su ex esposa, Pilar, ocupó el cargo entre 2004 y 2016.

En 2007, la justicia española condenó a 18 miembros de la célula yihadista implicados en el atentando de 2004. Nueve fueron expulsados de España luego de cumplir su condena. Hoy sólo tres permanecen en prisión: Jamal Zougam, Otman el Gnaoui -condenados a 42.922 años de cárcel– y el minero asturiano Emilio Suárez Trashorras, quien les vendió los explosivos. Desde los atentados el 11 de marzo de 2004, las fuerzas de seguridad han detenido en España a 1.046 presuntos terrorista­s

Eulogio Paz, el papá de Daniel, espera que sus tareas en la asociación de víctimas le dé respiro para poder escribir sobre los sueños que tuvo con su hijo desde que no está. Los apunta en un anotador que tiene junto a la cama, “para que no se me vayan”. Eulogio rescata uno, entre los más bellos: la noche en la que soñó a Daniel junto a sus amigos, volando como pájaros sobre las sierras de Madrid.w

 ?? ?? Desastre. El lugar donde estallaron las mochilas con explosivos y clavos dispuestas en cuatro vagones de los trenes cargados de pasajeros. Una jornada de horror en España
Desastre. El lugar donde estallaron las mochilas con explosivos y clavos dispuestas en cuatro vagones de los trenes cargados de pasajeros. Una jornada de horror en España
 ?? ?? Asistencia. Los bomberos y equipos especializ­ados en los trenes.
Asistencia. Los bomberos y equipos especializ­ados en los trenes.
 ?? ?? Imagen. Uno de los vagones con el daño que causó el explosivo.
Imagen. Uno de los vagones con el daño que causó el explosivo.

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