Clarín

Dar una mano para recordar

- Marcelo Blanco Especial para Clarín Maestría Clarín / Universida­d de San Andrés

“El hacer esto -actividade­s para nenes necesitado­sme hace sentir como que él está acá con nosotras, es algo que no lo puedo explicar porque yo sé lo que siento, es algo que me llena el alma y a mis hijas también”. Son las palabras de Anabela Aranda, pareja de Gonzalo “Pipi” Alonso, barrabrava de Estudiante­s de La Plata que murió por un disparo en la cabeza el 14 de noviembre de 2021 en la “megatoma” de terrenos del ex Club de Planeadore­s, en Los Hornos.

Con gafas de sol color amarillo translúcid­o, el cabello recogido y una polera de Estudiante­s, Aranda contó a Clarín que estas actividade­s las hacen casi cada mes para ayudar a los nenes del barrio y “seguir el legado de ‘Pipi’”.

“Nosotros empezamos con esto porque cuando pasó lo de la pandemia él quiso ayudar y comenzó con todas estas movidas solidarias y, bueno, es algo que nos queda a nosotras”, destacó.

En 2013 fue el primer acto de solidarida­d de “Pipi” Alonso, luego de la inundación de La Plata. Él se encargó de repartir donaciones para sus vecinos. En 2020, comenzó a organizar por semana una olla popular y entró a trabajar en la fundación de un club para los chicos de su barrio.

Estas acciones motivaron a su esposa, hijas y familia a continuar con estos eventos benéficos en su barrio, La Favela, en Tolosa, La Plata. Los eventos se realizan por diferentes celebracio­nes y según las necesidade­s. “Por ejemplo para el Día del Niño entregamos juguetes, vino un payaso, hizo un show de circo”, mencionó Aranda.

Para el inicio de clases pidieron donaciones para entregar útiles y mochilas a los nenes que necesitaba­n. “Estuvimos lavando mochilas para darles”, destacó la pareja de “Pipi”

No solo ella, sus hijas y su familia organizan estas actividade­s, también amigos e incluso personas que no lo conocían, pero oyeron hablar de “Pipi”. Y es que su memoria y buenas acciones siguen vivas en la gente de La Favela y la barra de Estudiante­s que estampó su rostro en banderas, poleras, murales e incluso algunos llegaron a tatuar su imagen.

Mientras Aranda muestra el mural que hicieron en la calle donde vivía “Pipi”, deja ver el dorsal “32” en su casaca, el mismo que también sus hijas lo llevan. ¿Por qué? El número preferido de Alonso, aunque el motivo de su gusto por éste, se lo llevó a la tumba.

Lecho que aún Aranda no puede visitar. “La verdad que es un tema delicado que nosotros todavía no podemos ir. Ir al cementerio es un golpe muy fuerte que todavía no podemos afrontar”, expresó con incomodida­d.

Es que aquel 14 de noviembre de 2021 quedó marcado en su vida para siempre. Ese día un amigo llamó a “Pipi” desde la “megatoma” de Los Hornos, un predio de 160 hectáreas tomadas por más de mil familias. Le dijeron que necesitaba­n su ayuda con un problema que tenían con una pareja por un terreno, tenían que correr un contenedor para terminar la disputa.

Ella lo dejó ir, sin pensar que sería la última vez que lo vería con vida. Alonso acudió a las 15.30 junto a otro amigo. A las 17.00 ya se estaban por retirar, con el problema aparenteme­nte solucionad­o. No obstante, fueron sorprendid­os por un grupo de 8 a 9 personas, entre los que estaba Romina Rocha, mujer con la que sus amigos discutiero­n por el terreno. Dos de sus acompañant­es llegaron armados con pistolas 9 milímetros.

Fueron las balas de una de estas armas que acabó con la vida de “Pipi”, cuando él corría para resguardar­se y evitar el fatal desenlace.

De acuerdo al relato de Aranda, la Policía estaba en el lugar vigilando, pero minutos antes del incidente se fueron, por lo que ella y sus amigos acusan a los oficiales de también ser responsabl­es de la muerte de Alonso.

“La Policía es cómplice. Liberaron la zona, van a pagar todos” #Justiciapo­rpipi”, dice un cartel que acompaña las actividade­s que realiza la familia. Aranda relató que si los oficiales se quedaban tal vez no habría pasado lo que pasó.

Con respecto al caso, informó que hay tres detenidos, dos prófugos y otras personas aún no identifica­das. A principios de año le dijeron que en cinco meses será el juicio de los que están encarcelad­os. “Lo que más quiero es que toda la gente que estuvo ahí y colaboró pague”.

Un breve alivio para ella es que uno de los aprehendid­os es quien mató a “Pipi”, según testigos. Aunque ella tiene un abogado que sigue el caso y es pagado por la barra de Estudiante­s, comenzó a estudiar abogacía.

Además de estudiar, ella ahora tiene dos trabajos para poder sustentar a sus dos hijas, una de 9 y otra de 14. Ambas consciente­s de que su padre falleció. Señaló que fue complicado sacar adelante a sus niñas. Su hija mayor necesitó ir a hacer terapia para asimilar la pérdida. Aranda expresó que trata siempre de darle la vuelta a todo para sacarlas adelante, pese a los obstáculos que le tocó vivir.

Uno de ellos, llamadas de amenazas para que retire la denuncia. Ella comentó que luego de que comenzara el proceso la llamaron para que deje el caso, lo que no hizo. Ella informó a la Policía y tras unas semanas de estar con vigilancia policial pararon las amenazas.

Si bien ahora ya no recibe estas llamadas, tampoco nota que la policía patrulle su calle y por ello vive con miedo de que pueda pasarle algo a ella o su familia. ¿Mudarse? No es una opción viable para ella por el tema económico y porque el departamen­to donde viven fue adquirido a unos días de que maten a “Pipi”.

El 5 de noviembre fue cuando la familia terminó de mudarse y a los pocos días de cumplir este sueño ocurrió el desenlace. Ahora solo les queda las buenas acciones que hizo, el cariño de muchos que lo conocían, las ganas de conseguir justicia y algunas de sus pertenenci­as, como su colección de poleras, tesoro invaluable de sus hijas.

“Pipi” Alonso era el hijo de un ex líder de la tribuna de Estudiante­s, Omar “Hache” Alonso, por lo que su funeral estuvo plagado de hinchas, directivos y algunos futbolista­s del equipo platense como Juan Sebastián Verón y también de otros clubes como Marcos Rojo de Boca Juniors. Agradecida por todos los homenajes, Aranda anima a las organizaci­ones y personas interesada­s en ayudarlos a contactarl­a a través de su cuenta de Facebook y con la mirada arriba dice que seguirá adelante, para mostrar a sus hijas lo bueno que tiene la vida.

La familia de Gonzalo “Pipi” Alonso, asesinado en una toma de terrenos, ayuda a chicos del barrio mientras reclama justicia.

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MAURICIO NIEVAS Homenaje. Hicieron un mural del “Pipi” en la calle donde él vivía.
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Anabela. La esposa de “Pipi” Alonso en una merienda para chicos en La Favela, La Plata.

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