Clarín

Violencia narco en Rosario: las historias de 3 víctimas inocentes

Dos taxistas fueron asesinados a balazos y el conductor de un trolebús pelea por su vida. La ciudad, paralizada.

- Ignacio Sala isala@clarin.com Maestría Clarín / Universida­d de San Andrés

Rosario atraviesa uno de sus peores momentos de violencia y terror narco de la última década (ver página 16). El asesinato de dos taxistas y el ataque a tiros contra un chofer de trolebús, sumado a las balaceras contra una comisaría y un taxi incendiado, todo en menos de 5 días, paraliza a la ciudad. Fuera de cualquier tipo de estadístic­as sobre homicidios en los que los muertos suelen ser integrante­s de bandas rivales o gente que quedó en medio, se pasó a otro nivel. Ahora las bandas usan directamen­te a personas inocentes para buscar sembrar el terror. La hipótesis del Gobierno es que esto ocurre en respuesta a las requisas al estilo Bukele en la cárcel de Piñero.

Hasta ahora el único antecedent­e era el crimen de Lorenzo "Jimi" Altamirano, el creador callejero al que mataron y arrojaron su cuerpo frente al estadio de Newell's con un mensaje que estaría dirigido a una facción de la barra, manejada por la banda Los Monos, según la hipótesis judicial.

La diferencia entre el crimen de Altamirano y los últimos es que los mensajes ahora parecen estar dirigidos al Gobierno. En todos, fueron personas comunes, sin vínculos con las organizaci­ones criminales, las que pagaron con su vida.

“Le dije por favor que lo rechace, que no haga el viaje. Era tarde y yo sabía que algo le podía pasar”, declaró Cintia Lares cuando fue entrevista­da durante la tarde del viernes, luego que su marido fuera velado. El miércoles por la noche, le pedía por favor a su marido, Diego Alejandro Celentano (32), que no salga de su casa para realizar el viaje que aceptó en la aplicación Radio Sur Taxis de Rosario. El final fue la muerte por 5 disparos.

Estaban llegando a su casa de la calle Lamadrid, barrio Saladillo, sur de la ciudad, luego de comer, pasadas las 23. Entonces, el teléfono de Diego recibió una notificaci­ón para la realizació­n de un viaje. Sin embargo, las estrechece­s económicas en las que viven los taxistas de Rosario convencier­on a Celentano de hacer un último viaje, a pesar de que ya había terminado su turno. Cuando llegó a Alvear y Garmendia, a 10 cuadras de su casa, el pasajero le dio 5 disparos con un arma que, luego se supo, tenía balas

de la Policía de Santa Fe. Uno le dio en la cabeza. Su mujer, Cintia, también es taxista. Se casaron en diciembre de 2019 y tenían una hija de 4 años. También los dos trabajaban en el casino de Santa Fe, City

Center, del cual fueron despedidos tiempo atrás. Con sus indemnizac­iones, compraron un auto y una licencia de taxi. En realidad, Cintia era la titular. En 2023, el Concejo Deliberant­e de Rosario lanzó un programa de facilidade­s para mujeres que desearan ser licenciata­rias de taxis, una fuente de trabajo. Se previó un cupo de 500 conductora­s, y Cintia fue una de las adjudicada­s.

Cintia le había pedido a Diego que la llamara por video cuando terminara el viaje, ya que no pudo convencerl­o de no aceptar el viaje. La llamada nunca llegó.

“A él lo entregaron porque el viaje salió de la radio (Su Radio Taxi). Tendrán que explicar", dijo desde la puerta de la cochería. Sostiene que la zona de recepción del pasajero y la del fin del recorrido estaba marcada como roja, por lo que no debería haber llegado la notificaci­ón. Eso desató una interna en el gremio, que tiene dos representa­ciones (titulares de licencia y peones, por separado) y también, recelo: la familia de Cintia tendría co con la política municipal y provincial, además de haber tenido un puesto en la cámara de taxistas mujeres. “Estábamos pensando en irnos de la zona por la insegurida­d”, agregó.

El martes, un día antes del asesinato de Celentano, mataron a Héctor Raúl Figueroa (42) de 16 tiros, a menos de 30 cuadras. Era padre de dos hijos y pareja de una mujer con la que el viernes se hubiera casado. Vivían en el barrio Saladillo. Figueroa viajaba con un pasajero en la parte delantera de su auto. Un tercero desde afuera disparó varias veces al taxi. Le dieron 9 disparos el martes a las 23. También su pareja era taxista y licenciata­ria en el mismo programa que la mujer de Celentano.

El último de los casos es el de Marcos Iván Daloia, de 38 años y chofer de la línea K de trolebuses. El viernes fue operado por lesiones en la cabeza y en una vértebra cervical. Tiene tres hijos y seis años de antigüedad en la línea de trolebuses en la que trabajaba. El atacante simuló parar el trolebús para tomarlo, pero cuando abrió la

puerta, le disparó a la cabeza. La directora del Hospital Álvarez, Andrea Becherucci, declaró que permanece sedado y en terapia intensiva, aún con la bala en su cuerpo. Este sábado se cumplen 48 horas sin colectivos en Rosario. Camila, su cuñada, escribió en Facebook:"Te podría pasar a vos, a tu familia (...) El análisis político y social de lo que está sucediendo podemos discutir en cualquier momento, pero ahora lo importante es que él pueda salir de esta".

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Retratos. Los taxistas asesinados, Celentano y Figueroa, y el chofer de trolebús baleado Marcos Daiola.

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