Independiente se rebeló y fue más que un River al que le cuesta ganar
El empate en el Libertadores de América dejó mejor parado al Rojo, que fue protagonista y sumó fuerzas para la recta final del torneo. El equipo de Demichelis preocupa por su falta de ideas.
Rescató un punto River en su visita a Independiente para seguir metido entre los que se clasifican para los cuartos de final de la Copa de la Liga. Y la palabra rescate no es caprichosa: el conjunto que dirige Martín Demichelis sufrió gran parte del juego y el 1-1 le dejó sabor a poco a los locales, que continúan en los puestos de vanguardia.
El duelo tenía un foco de atención en la previa: cómo iba a reaccionar los hinchas tras la polémica entre Carlos Tevez y la cúpula de la AFA tras el pésimo arbitraje de Pablo Dóvalo en el 2-2 ante Barracas Central. “Tomala vos/dámela a mí/vamo’ a matar un referí”, bajó desde los cuatro costados, en un hit que lastimosamente se repite en varios estadios. “Chiqui Tapia, botón/Chiqui Tapia, botón”, le siguió. Y si de señales se habla, cuando la voz del estadio anunció el equipo, el más ovacionado fue Tevez.
Salió a jugar cargado energéticamente el local. La bronca que masticó durante la semana se tradujo en rebeldía. Lejos de los reproches y el nerviosismo, el elenco de Tevez fue una furia que redujo a River al total desconcierto. Es posible que Independiente haya jugado el mejor primer tiempo en lo que va del torneo. Y River el peor.
No leyó bien el duelo Demichelis: mandó al juvenil Claudio Echeverri a la jaula de los leones. Se sabía que iba a ser un partido de piernas calientes y al Diablito aún le cuesta el ritmo frenético de Primera. Entre Iván Marcone y Joaquín Laso pudieron controlar los arranques del chaqueño de 18 años.
Tevez optó por un 5-3-2 y Demichelis por un 4-3-2-1. Otra vez Barco jugó de interior por izquierda y quedó lejos del arco rival. Genera mucho cuando tiene la pelota. De hecho, las mejores de River nacieron desde sus pies. Pero no sabe retroceder, le cuesta el posicionamiento defensivo y en ese sector se hizo una fiesta el local. Ahí, en ese hueco al costado de Villagra, fueron a jugar Saltita González y bajaron los delanteros de área, Ávalos y Giménez. Al Rojo le faltó estar fino en el último pase para traducir las aproximaciones en peligro. Tampoco pudo aprovechar los 7 córners que fabricó en ese lapso.
River sufrió toda la etapa inicial. González Pirez perdió todas contra Ávalos. Enzo Díaz sufrió a Isla y Villagra no encontró el rumbo. Pero Demichelis cuenta con un goleador en estado de gracia: Borja pateó y, desvío mediante, la pelota se metió en el arco de Rodrigo Rey. Iban 22 minutos.
El gol desacomodó al local y River tuvo minutos de buena tenencia. Rey le ganó un mano a mano a Borja. Pero Independiente poco a poco volvió a su plan de arrollar. El empate llegó tras una gran jugada colectiva que culminó con la definición de Ávalos tras un centro de Isla. El paraguayo se sacó la mufa y anotó con la camiseta roja para dejar atrás una racha de 768 minutos.
Bajó una marcha el Rojo en el complemento, posiblemente por el enorme desgaste de la etapa inicial. Jugó con más corazón que ideas. Igual, siguió siendo el protagonista. Lo de River no puede más que preocupar a Demichelis, que otra vez demoró en refrescar el equipo.
Hubo una jugada polémica en la tarde de Avellaneda: González Pirez fue al piso y arrastró a Ávalos. En las imágenes se observó que el zaguero llegó primero a la pelota, pero se llevó puesto a Ávalos. Tal vez Nazareno Arasa debió ser llamado por el VAR, a cargo de Lucas Novelli. Es cierto que el delantero no la protestó, más allá de que el estadio era una caldera.
Sobre el final, River se plantó cerca de Rey, aunque no tuvo otra idea que pasarle la pelota a Barco para que inventara algo. Marcone se fue expulsado por doble amarilla y el estadio lo ovacionó por la entrega.
El empate dejó mejor parado a Independiente, que sumó fuerzas para el tramo final de la Copa de la Liga. Lo de River es cada vez más preocupante: juega mal y gana poco. Y encima se le viene una final contra el Estudiantes de Enzo Pérez. ■
El elenco de Tevez fue una furia que redujo a River al desconcierto.