“Presté plata a Alberto, que aún está impaga”, dice un broker acusado
En medio de varios allanamientos a sus propiedades, el multimillonario Martínez Sosa hizo su descargo.
Héctor Martínez Sosa es multi multimillonario. Le gusta la buena vida, como a casi todos, pero también le gusta que los demás sepan que le gusta y se la puede dar a todo lujo.
"Es un tipo sereno y divertido. Le encanta organizar fiestas ostentosas, tanto en Punta del Este como en Palermo, Pilar o Maschwitz, donde vive. Tiene un talento natural para la veta de los seguros, uno de los negocios que para los intermediarios es de los más rentables del mundo y con casi nada de riesgo o inversión. Sólo te tiene gustar el café por el lobby que tenés que hacer, una notebook y buenos contactos, empresariales y, sobre todo, políticos. A Héctor no le contás las piernas por menos de 50 palos verdes" , le cuenta a Clarín un conocido broker del mercado que conoce el paño como los crupiers.
La mejor habilidad para cualquier multimillonario con negocios vidriosos es la de bancarse la clandestinidad. Volar bajito aunque en la realidad se esté flotando en la estratósfera. Algo difícil de conseguir cuando se amarroca tanta plata, que no siempre es sinónimo de acumular poder.
Cuentan que, en realidad, Martínez Sosa mejoró su expertise en el mundo de los seguros gracias a su amigo Alberto Fernández. A su vez, el hoy imputado ex presidente se enloqueció con la rentabilidad de ese rubro cuando estuvo al frente de la Superintendencia de Seguros en el gobierno de Carlos Menem.
"Alberto siempre fue un vivillo. A diferencia de Sergio (Massa), vive repitiendo que es pobre y sobreactuaba su supuesta condición de político honesto. Él sí aprendió eso de no ostentar absolutamente nada. Hasta es un caso patológico: nunca compra nada, como si viviera de prestado. Eso sí, duerme en Puerto Madero, viaja en primera y come langostas en Madrid. Un crack", cuenta un ex miembro de su amplio Gabinete que le perdió el cariño que dice haberle tenido.
A pesar de las sugerencias del buffet de abogados que lo asesora ante el escándalo de su posible participación por el negociado de Nación Seguros que reveló Clarín, Martínez Sosa rompió el silencio. Vaya traición del inconsciente: el imputado no salió a defenderse en los medios ni en las redes para intentar limpiar su apellido de las acusaciones, si no que eligió desentenderse de los cargos preocupado por el impacto en su negocio.
"Es cierto que tengo con Alberto Fernández y que hace 15 años le hice un préstamo (aun impago) expuesto en mis declaraciones juradas. Nunca he ni hemos solicitado como empresa al ex presidente su intervención en ninguno de nuestros negocios”, arrancó aclarando Martínez Sosa en una comunicado que envió a unos 400 productores de seguros que trabajan para él.
Y agregó: “No tuve ni tengo ningún negocio de seguros con ANSeS, ni a título personal ni desde la empresa que presido”.
En el contrato entre ANSeS y Nación Seguros aparecen cuatro empresas como coaseguradoras: San Germano, Sancor, San Cristóbal, Life Orígenes. Aún así, todos los que entienden sobre cómo se autorizó y negoció esos coseguros señalan a Martínez Sosa (y el amigo de Sergio Massa, Pablo Torres García) como los verdaderos intermediarios que se habrían quedado con fortunas por comisiones hasta cuatro veces mayores a las del mercado.
En tándem, como si coordinaran sus defensas públicas, Alberto Fernandez también se refirió a su imputación: “Inventan que yo estoy beneficiando a Martínez Sosa. Yo no me quedé una goma de borrar del Estado... Esto no es un acto de corrupción, es todo falso”.
Hasta aseguran que Alberto Fernández desconfía de varios ex aliados de su gobierno que se reúnen en el Instituto Patria como uno de los que filtra información a la prensa. "Quizás le convenga aprender de la Jefa (refiriéndose a Cristina Kirchner) y empezar a hablar ya de lawfare", se mofan, en diálogo telefónico con Clarín, en el Patria. ■