Analistas advierten sobre el rol de Javier Milei en la campaña presidencial de Estados Unidos
Argüello, Fraga, Gedan y Guelar alertaron por el efecto de los gestos del presidente hacia Trump. La relación con la administración de Joe Biden.
Pasaron dos semanas de ese minuto y medio en el que Javier Milei materializó su encuentro con Donald Trump. Fuera de sí de la emoción le confesó su amor, su admiración y lo que pasó casi desapercibido, su deseo de que el republicano vuelva a ser presidente de los Estados Unidos. “Muchas gracias, lo digo en serio. Usted es un gran presidente y espero que gane. Espero verlo otra vez. La próxima vez, como presidente”, le dijo a Trump en un apartado de la conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) a la que asistieron ambos, cerca de Washington, donde hoy gobierna Joe Biden.
Para el caso, pocos arriesgaron en Buenos Aires a indagar en el malhumor que esos gestos de Milei desataron en el gobierno demócrata, que había enviado especialmente a la Casa Rosada, ese mismo 24 de febrero, al secretario de Estado, Antony Blinken. La visita presuponía un cúmulo de reuniones y encuentros argentinos con funcionarios de la administración estadounidense y ahora caen en el limbo, según sabe Clarín. Mientras tanto, como en otras ocasiones, la Cancillería intenta minimizar el daño.
Para el caso, si uno lee los dichos del Departamento de Estado sobre la visita de Blinken a Milei, o el encuentro de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, con el ministro Luis Caputo, más aún, si sigue los últimos tuits del embajador Marc Stanley en Buenos Aires, verá un claro desenganche de la agenda demócrata de la de los libertarios: el gobierno estadounidense actual promueve la atención a los más vulnerables, democracia, derechos humanos pero entendida como un asunto sin grietas, cambio climático y energías limpias, género.
Biden está en campaña para reelegirse y su archirrival es Trump, que aprovechó la presencia de Milei como rockstar latinoamericano del movimiento ultraconservador, al igual que el salvadoreño Nayib Bukele. En tono cálido pero más reposado que Milei, jugó con el lema del movimiento MAGA Make America Great Again (Hacer Estados Unidos Grande Otra Vez) y el de Make Argentina Great Again, con Milei a la cabeza.
Clarín conversó con cuatro especialistas (Jorge Argüello, Rosendo Fraga, Benjamin Gedan y Diego Guelar), los que de diversa manera advirtieron sobre el rol activo de Milei en la campaña electoral de los
Estados Unidos.
Es que su injerencia en la política norteamericana podría compararse con las actitudes de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández apoyando candidatos que le eran a fines en lo ideológico, en general la izquierda latinoamericana y española. Y su participación en la cumbre conservadora, con la de Alberto Fernández en la del Grupo Pue
bla, pero de derecha. Podrían recordarse incluso los gestos pro Hillary Clinton que tuvo Susana Malcorra, la ex canciller de Mauricio Macri, que recibió numerosas criticas y después debió digerir el gobierno de Trump.
Jorge Argüello, ex embajador en Estados Unidos, consideró que “el mundo asiste a una creciente personalización de las relaciones políticas internacionales” y apuntó que, en ese marco, “las afinidades ideológicas, los intereses inmediatos y las circunstancias domésticas de los líderes suman incertidumbre” a la evolución de los procesos entre Estados. “Esto resulta potencialmente riesgoso y genera inestabilidad y precariedad en un sistema que, por el contrario, necesita de líderes portadores de -parafraseando a De Gaulle- "una cierta idea" de la organización de la comunidad internacional”, alertó.
Y apuntó: “el involucramiento de líderes políticos nacionales en procesos electorales de otros países no sólo resultan inconvenientes e inoportunos, sino que ponen en riesgo la relación bilateral de esos países y profundizan la desestabilización del sistema político internacional, tornándolo aún mas impredecible e incierto”.
A su vez, Rosendo Fraga, analista Nueva Mayoría, consideró que “hay una degradación del principio de no intervenir en asuntos internos de otros Estados”. “Estamos ante una ideologización de las relaciones exteriores, un fenómeno casi global”, señaló. Y añadió: “La no injerencia en asuntos de otros estados se debilitó enormemente y no solo desde lo electoral. Se opina sobre otros gobiernos sin el menor de los pruritos”.
Por su parte, Benjamin Gedan, director del Programa para Latinoamerica del Woodrow Wilson Center, insistió en que “para cualquier mandatorio siempre es una mala idea involucrase en la política interna de otro país, peor aún en plena campaña”. Y destacó que en el caso de Milei “no tiene sentido arriesgar su excelente relación con el actual inquilino de la Casa Blanca”. “Si no gana Biden, Milei tendrá amplias oportunidades para mostrar su fuerte conexión ideológica con Trump. Este no es el momento, especialmente dadas las vulnerabilidades de Argentina y su necesidad de acompañamiento internacional”, enfatizó.
También Diego Guelar, ex embajador en EE.UU. planteó su posición. “Hay dos temas: uno, en el campo ideológico, donde el Presidente se identifica como “libertario” y próximo a Donald Trump. En el Geopolítico, la cuestion es diferente, por que deberían primar los intereses permanentes de la Nación”. Y aconsejó: “Lo conveniente es desideologizar las relaciones exteriores y concentrarse en mejorar la balanza comercial. Es preferible no expresar preferencias personales durante años electorales”.
Jorge Argüello
Ex embajador en Washington
Los gestos de Milei “son inoportunos y ponen en riesgo la relación con Estados Unidos”.