Preocupación porque se incrementa la cantidad de adolescentes que son adictos a las apuestas online
Lo hacen por medio de páginas web o apps. Expertos dicen que los chicos empiezan a jugar a través del celular desde los 12 años y piden más controles para prevenir la problemática.
Hacer apuestas deportivas online es una moda cada vez más extendida entre los adolescentes. La ludopatía mudó su lugar de los bingos y casinos al celular. Un formato aún más peligroso porque está al alcance de los chicos. Los sitios de apuestas deportivas usan este canal para llegar al público joven. Lo que puede transformar una aparente diversión pasajera en una adicción peligrosa, con consecuencias que aún se desconocen.
Hay claros indicadores del cambio de época. La adicción al juego ya no se encuentra tanto en el rango etario clásico, entre los 40 y 55 años. La aparición de tecnologías nuevas trasladó la ludopatía a generaciones más jóvenes.
Los nativos digitales son las principales víctimas por su simbiosis con las aplicaciones. “Ingresó un nuevo juego que tiene que ver con las apuestas deportivas con todo lo que sucedió con el Mundial. El juego online se legalizó en 2019 en la Ciudad y en la Provincia. Y las grandes empresas que se dedican a esto financian a los influencers que juegan en vivo y promocionan las apuestas en plataformas como Twitch”, explica Agustín Dellepiane, psicólogo especialista en ludopatía, quien agregó que muchos empiezan a jugar desde los 12 años.
Lorena es mamá de Isadora (14) y le cuenta a Clarín que el tema de las apuestas ya forma parte de otro tópico de charlas y debate familiar, como los consumos (alcohol, drogas, pantallas, redes sociales) y los cuidados personales: “A través de las billeteras virtuales -habilitadas desde los 13 años- los chicos y las chicas manejan dinero que los padres les transfieren para comer, para viajar o para otros gastos. Esto facilitan que destinen parte del presupuesto a las apuestas”.
Cuenta Lorena que la problemática casi no se da entre las chicas, ocurre más entre los varones. “Por el momento no es un tema que manejen las chicas. Nosotros aún hacemos control parental del teléfono de nuestra hija y no tiene aplicaciones de juegos. Pero conoce, porque habla de los juegos que usan sus amigos y compañeros”.
Los menores de 18 se arman perfiles “truchos” y, sobre todo, hacen apuestas deportivas (N. de R.: muchos de los clubes más importantes del fútbol local están patrocinados por empresas de juegos en linea). “Pero también juegan a otras cosas, desde ruletas hasta cara o cruz, bingos, juegos de supervivencia. En la escuela de nuestra hija, los profesores y directivos comenzaron a hablar del tema”, contó.
La problemática ya está también en las escuelas. “Encontramos muchos pibes que apuestan, y apuestan fuerte. En secundaria estamos viendo que las familias les habilitan cuentas de Mercado Pago para usar en el kiosco, en el viaje y tener plata para sus gastos, pero en muchos casos los chicos usan ese dinero en páginas de apuestas. Sabemos de chicos que ganan y pierden 70 o 90 mil pesos. Se está creando un estímulo temprano por apostar que es riesgoso”, describió Silvana Scarampi, directora del nivel secundario del Complejo Educativo Rubén Darío de Villa Ballester.
Se trata de un mal de época que escaló a un ritmo frenético en los últimos años a partir del bombardeo publicitario que las casas de apuestas online despliegan a diario, como si fuera un juego inocuo.
Dellepiane ratifica esta nociva moda con un dato alarmante: “En el último año las consultas que más han crecido son de chicos de entre 15 y 22 años que hacen apuestas de casino online. Los chicos juegan con todas las páginas oficiales como bet365 o Betsson. Pero hay un gran porcentaje que juega de forma clandestina, ya que son menores de edad. Por esto apareció una figura que le dicen el cajero, que levanta las apuestas de los chicos y que tiene su misma edad”.
Hay tres tipos de jugadores. El social, que juega con los amigos cuando se juntan a ver un partido; el problemático, que ya empieza a aislarse ya que quiere jugar mucho tiempo y empieza a tener problemas en el colegio (pueden llegar a jugar en clase), y el compulsivo, que no puede parar de apostar, que tiene deudas, pero que sigue con la ilusión que en algún momento la van a pegar. “Son chicos que no le cuentan a los padres ni a los amigos lo que les pasa y que muchas veces no encuentran salida a su situación, lo cual los lleva a la depresión y a tener algunos pensamientos de riesgo”, cierra Dellepiane.
El sistema es el siguiente: en los casinos online funcionan por WhatsApp los “cajeros” -intermediarios entre los apostadores y los casinos- y los chicos pueden llegar a apostar unos 500 pesos por día. El dinero sale de la billetera virtual de los padres, donde depositan plata para comidas y otros gastos”.
Con paso del tiempo puede convertirse una adicción seria. “Los especialistas en ludopatía siempre supimos de la relación entre esta adicción y el suicidio (o su intento). Pero con lo que estamos encontrándonos es con el incremento de la búsqueda de la muerte en los jóvenes, fenómeno que nos interpela a todos, absolutamente a todos”, comenta Débora Blanca, psicóloga especialista en ludopatía.
Y agrega que “las apuestas deportivas conllevan consecuencias negativas no sólo en la salud. Están quedando subsumidos pibes muy jóvenes. Este dato debiera ser suficiente para decidir regular ya las publicidades en medios de comunicación, redes sociales”.
Abordar esta problemática no es fácil. Para los especialistas debería haber más controles que prevengan este tipo de comportamiento en los chicos. “Hay que hablar de esto, hay que visibilizarlo para que en las escuelas los docentes sean los primeros detectores del problema. Los padres también tienen la responsabilidad de abordar el tema”, explica Dellepiane.
Los expertos recomiendan controlar el uso de celular en los jóvenes y estar atentos a señales como el aislamiento, la irritabilidad y las mentiras. “Es importante que los chicos consulten cuando aparece esta problemática. Porque la mayoría que llega a la consulta ya tiene un problema compulsivo. Por eso es importante no sólo educar a los docentes y padres. En esto sino que también a los chicos, quienes pueden ayudar a sus amigos a salir”, finaliza Dellepiane.
■