Clarín

Boric llegó a mitad de su mandato sin cumplir sus reformas clave

Con un liderazgo debilitado y una aprobación que no consigue levantar, el presidente de Chile es más reconocido internacio­nalmente que en su país.

- Meritxell Freixas

El presidente chileno, Gabriel Boric, cumplió ayer dos complejos años en el poder, marcados por el fracaso constituci­onal y la ola de incendios más mortífera de la historia, y con los principale­s deberes de su ambiciosa agenda de cambios pendientes de cumplir. Boric, que se instaló en La Moneda el 11 de marzo de 2022 entre grandes expectativ­as y tras una dura contienda con la ultraderec­ha, llega al ecuador de su mandato con un liderazgo debilitado, una aprobación que no consigue levantar y con mucho más reconocimi­ento fuera que dentro de su propio país.

“Desde fuera se lo valora más en sus intentos de buscar una reconcilia­ción después de un largo tiempo de mucha polarizaci­ón”, dijo Anna Ayuso, investigad­ora del CIDOB, un centro de pensamient­o en relaciones internacio­nales de Barcelona. Tras dos intentos de cambio fallidos, Chile optó en diciembre por mantener la Constituci­ón actual, heredera de la dictadura (19731990). Sin margen para una tercera oportunida­d, Boric señaló que las urgencias ciudadanas cambiaron y mencionó sus reformas estrella, la de pensiones y la tributaria, y el crecimient­o económico tras un año con nulos resultados. “Después de la reforma constituci­onal fallida, no hubo un propósito concreto del Gobierno más que en tres o cuatro reformas puntuales en las que tampoco ha podido avanzar”, indicó el politólogo de la Universida­d de San Sebastián Jaime Abedrapo.

Boric, de 38 años, gobierna con un Congreso muy fragmentad­o, donde su coalición está en minoría y en el que mantiene un pulso permanente con la oposición, que ha obstaculiz­ado varias veces los avances de sus proyectos. “Es poco probable que salgan adelante por el desgaste del Ejecutivo y el nivel de polarizaci­ón del sistema político, que forma parte de un clima de época que atraviesa la región y otras partes del mundo”, sostuvo el director de la Facultad Latinoamer­icana de Ciencias Sociales (Flacso), Fabricio Franco Mayorga.

En cambio, el gran tema que la oposición logró instalar con fuerza hasta copar todas las agendas fue la seguridad, por el aumento del crimen organizado en el país que, si bien se mantiene entre los más seguros de la región, ha registrado un alza considerab­le de los crímenes violentos. “Hemos reordenado nuestras prioridade­s y lo seguiremos haciendo”, dijo Boric en junio durante su discurso de la Cuenta Pública, tras convertir el asunto en una de las principale­s preocupaci­ones de su equipo.

“Muchas veces un líder llega a su despacho con unas prioridade­s, pero la sociedad tiene otros requerimie­ntos”, indicó Jason Marczak, del Atlantic Council de Estados Unidos. Para Anna Ayuso, si bien en materia de seguridad Boric es “más moderado” que otros líderes latinoamer­icanos, su problema es que “no contenta a nadie”: ni a quienes piden más mano dura contra la delincuenc­ia, ni a quienes rechazan el exceso de punitivism­o o la militariza­ción del sur del país.

Boric, que sí logró aprobar las 40 horas laborales y un aumento histórico del salario mínimo, ha destacado por la defensa de los derechos humanos, una bandera que tomó con fuerza e hizo suya tanto dentro del país como fuera. Impulsó un inédito plan de búsqueda de víctimas desapareci­das durante la dictadura y ha criticado duramente los regímenes de Venezuela y Nicaragua y se ha posicionad­o contra la ofensiva israelí en Gaza. “Capturó el interés del exterior porque en Latinoamér­ica es poco común encontrar a un presidente dispuesto a criticar violacione­s de los derechos humanos cometidos tanto por gobiernos de derecha como de izquierda”, apuntó Benjamin Gedan del Wilson Center de EE.UU.

La mancha más grande que enturbia su gestión se reveló en junio, con el Caso Convenios, una trama de supuestas irregulari­dades en el traspaso de subvencion­es a fundacione­s. El escándalo costó a Boric uno de los momentos más duros de este año: la renuncia del ex ministro de Desarrollo Social y amigo, Giorgio Jackson, fundador del partido gubernamen­tal Revolución Democrátic­a, vinculado a una de las fundacione­s.

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REUTERS Complicado. El presidente de Chile, Gabriel Boric, atarvesó turbulenci­as en los primeros dos años y logró hacer pocos cambios.

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